lunes, 11 de enero de 2016

Daniel Berjano Escobar, de Asturias a la indómita Sierra de Gata


 Abogado y escritor nacido en Oviedo (Asturias) el 3 de enero de 1853, hermano del catedrático y escritor Gerardo Berjano Escobar. En esa ciudad cursó sus estudios de bachillerato y Derecho, carrera que alternó con el ejercicio de la literatura.
Publicó numerosos trabajos en periódicos de la capital asturiana, como El Eco de Asturias, El Faro de Asturias y, al licenciarse, en El Carbayón. Los temas tratados en sus artículos tocan desde la investigación histórica hasta los artísticos; aunque destacan, por la profundidad de su tratamiento, los que abordan la jurisprudencia.
En 1879 comenzó a ejercer el cargo de Registrador de la Propiedad en algunas poblaciones de Extremadura, alcanzando la presidencia de la Junta Central de ese cuerpo en tres ocasiones diferentes.
Ramón Menéndez Pidal ensalzó su labor como intelectual en la Revista de Extremadura, fundada y dirigida por Daniel Berjano hasta su suspensión en 1911: «ejemplo de espíritu de observación, despierto a todo lo interesante que le rodea, tanto más estimable en medio de la indiferencia mental que entre nosotros predomina».
Fue nombrado en 1901 miembro de la Academia de la Historia; y la de las Bellas Artes de San Fernando premió en 1918 su continua labor en el campo de la investigación artística con el nombramiento de académico correspondiente de la misma.
Suyas son las obras siguientes: Costumbres jurídicas de Sierra de Gata (1901), Poetas placentinos contemporáneos de Lope de Vega (1901), Extremadura en las obras de Cervantes (1905), El pintor Luis de Morales, el Divino (1918), El pintor Juan Carreño de Miranda: 1614-1685. Su vida y sus obras (1925), París en MDXCVIII: La Corte de Enrique IV en Francia vista por un español coetáneo (1932), firmado con el seudónimo de Bachiller de Trebejo.
                Daniel Berjano Escobar fue un personaje clave en el mundo de la cultura de Extremadura, sin ser extremeño fue de los intelectuales que más hicieron por la cultura en nuestra Tierra. Además es uno de los pioneros que comenzó a realizar estudios serios sobre Sierra de Gata, gracias a él sabemos de las costumbres jurídicas que a principios de siglo regían en nuestra Comarca. Una pena que parte de la élite cultural extremeña no hubiese seguido su ejemplo.

domingo, 10 de enero de 2016

VÍCTOR BERJANO, UN MAÑEGO PRESIDENTE DE LA DIPUTACIÓN DE CÁCERES

Siempre he tenido curiosidad por los personajes que han nacido en Sierra de Gata. Nuestra comarca ha dado gentes pintorescas, apreciados juristas, brillantes ingenieros, políticos intrépidos y personajes novelescos; por ello he decidido publicar en este blog unas pequeñas referencias biográficas de todos aquellos individuos cuyos oficios, aficiones y trabajos más me han llamado la atención.
Empezaré este recorrido biográfico por el insigne Víctor Berjano.



                Aunque en el diario La Acción el 16 de noviembre de 1922 decía que era oriundo de Hoyos, realmente nació el uno de abril de 1888 en San Martín de Trevejo. Su padre fue el prestigioso Daniel Berjano Escobar y su madre Dª Engracia Gómez Ruizteniente. Se licenció brillántemente en derecho por la Universidad de Oviedo, de donde era oriunda la familia de su padre.
                En 1922 era Gobernador Civil de Zamora, siendo valorada muy positívamente su labor al frente de la misma según los medios de comunicación de la época; ya que desde su ideología demócrata-cristiana parece ser que articuló una serie de leyes y medidas para restablecer el orden social y la convivencia en dicha provincia.
                Posteriormente con la llegada de la República se reconvierte, como muchos otros políticos de la época, y pasa a engrosar las filas del partido de Gil Robles. 
                El 26 de abril de 1930 fue nombrado Presidente de la Diputación de Cáceres, dimitiendo del cargo en abril de 1931; ya que consideraba que el grupo de diputados al pertenecía no habían sido elegidos libremente por el pueblo sino desde la injerencia de las filas monárquicas.
                Fue un político polémico al que ciertos medios de comunicación como Unión y Trabajo acusó en 1934 de armar a grupos de facinerosos vinculados a un sindicato fascista que él había fundado para que combatiesen a las masas obreras en la localidad de San Martín de Trevejo.
                En las elecciones de 1936 fue diputado después de una agria polémica y según su posterior expediente de responsabilidades políticas coqueteó después de esas elecciones con Unión Republicana e Izquierda Republicana.
                Finalmente falleció en la cárcel de la calle Nidos de Cáceres, junto a otros prestigiosos prohombres de esta provincia Extremeña.




jueves, 7 de enero de 2016

EL MANTEL DE LA SAGRADA DE CENA, CORIA




Una de las cosas que me maravillan de Sierra de Gata son los grandes misterios que existen en sus poblaciones, uno casi se puede encontrar con cualquier sorpresa.
Aunque Coria no pertenece a Sierra de Gata, esta última si ha dependido casi en su mayoría de la Diócesis de Coria,  motivo éste por lo que me he decidido a incluir este pequeño capítulo en este humilde blog.
En una visita hace unos años al museo catedralicio me topé en una de sus vitrinas con la reliquia del Mantel de la Sagrada Cena de Jesús con los Apóstoles. Iniciálmente pensé que era el típico objeto de culto conservado en alguno de los numerosos centros de oración de la cristiandad que no tenían nada de original; sin embargo posteriormente leí un libro que se refería a tan insigne reliquia, descubriendo que dicha joya religiosa apareció en nuestra tierra en la época más convulsa de la misma. 
El autor del libro establece dos hipótesis sobre su aparición en la Catedral de Coria. La primera es que dicha reliquia fue traída a esta ciudad extremeña por algún obispo desde la corte del Emperador Carlomagno, quien la habría conseguido del Emperador de Constantinopla, que era a su vez el guardían de las reliquias que la Emperatriz Santa Elena había ido reuniendo durante años; justo en una época en la se estaba fundando la sede espiscopal de Coria. La segunda es que el Sagrado Mantel fue depositado Coria por los obispos Iñigo Navarrón o Don Suero, los cuales durante bastante tiempo estuvieron junto al Papa Eugenio III; ya que no podían regeresar a la Diocésis de Coria por la escasez de las rentas de ésta.
La reliquia durante siglos atrajo a Coria a ingentes cantidades de devotos de todas partes del mundo; floreciendo a su alrededor ferias y comercios prósperos, hasta que la masificación y los altercados que ocasionaban los creyentes que querían tener entre sus manos la citada reliquia obligó a los jerarcas de la Iglesia Coriana a esconder el Sagrado Mantel en los sitios más insospechados de la catedral.  

sábado, 2 de enero de 2016

CASTILLO VIEJO DE JÁLAMA, SANTUARIO O ERMITA

El eminente historiador peraliego Gervasio Velo Nieto nos habla de un antiguo santuario consagrado a Santa Ágata en lo más alto de Jálama. Mientras que el decimonónico historiador gateño Marcelino Guerra Hontiveros, haciéndose eco de las Antiquitates Lusitaniae, fija en la cumbre de ese pico un pequeño asentamiento humano llamado Aeminium. Pero es el gran Publio Hurtado el que confirma que en esa cima se ubicó desde antiguo un bien construido, fuerte y útil castillo, un castillo viejo; uno de los dos que existían en la provincia de Cáceres.





Gervasio Velo Nieto subió a la cumbre de Jálama y pudo contemplar con sus propios ojos todos esos sillares de granito desparramados en lo más alto de su cima, igualmente a como yo los pude fotografiar. Resulta bastante extraño todas esas moles berroqueñas en lo más alto de una cumbre desde la que se divisa la planicie extremeña, la frontera portuguesa y parte de las tierras salmantinas; salvo que dichas piedras graníticas formasen parte de una de las muchas fortalezas ubicadas en lo más alto de la cumbres serranas que tenían por finalidad defender la joya de la corona que no era otra que la ciudad de Coria.

domingo, 27 de diciembre de 2015

domingo, 20 de diciembre de 2015

CASTILLO DE SANTIBÁÑEZ EL ALTO, SAN JUAN DE MÁSCORAS

La Fortaleza de San Juan de Máscoras fue una de las joyas de la corona de la Orden de Alcántara y durante años se derramó ríos y ríos de sangre, tanto cristiana como islámica, con el fin de asegurar su control; ya que ésta era una de las puertas de entrada de la transierra extremeña.
            Se encuentra muy cerca del antiquísimo despoblamiento de Laconimurgo,  fundado por los Lacaos allá por el año 770 a. J.c., entre los ríos Trasga y Arrago.  
Su recinto amurallado se conserva prácticamente íntegro; aunque buena parte de él se ha convertido en el muro de muchas de las casas que se han construido a sus pies; incluso la plaza de toros aprovecha parte de esta muralla. La torre del homenaje ha desaparecido y en su lugar los vecinos de este pueblo decidieron instalar un camposanto. Este ha sido uno de los males menores; ya que una de las peores aberraciones que se han realizado en él fue la instalación de un repetidor de televisión.
 Dentro de las curiosidades que se pueden observar entre sus muros se encuentran las marcas que los canteros dejaron en los sillares que laboriosamente labraron durante siglos para levantar esta majestuosa construcción militar.


           Después de vencer el rey Don Fernando II de León a Dº Sancho, hijo del Rey de Portugal, en Argañán; éste se decidió a combatir a los moros pasando por el puerto del Perosin, tomando en  combate las villas y fortalezas de Santibáñez y Milana el día 24 de junio de 1185. Todo esto y Balderrago se lo dio al Temple, además de Trevejo, Almenara y Coria. Mientras que la villa de Alcántara se la donó al conde Armengol de Urgel. Los caballeros catalanes que acompañaron al conde  Armengol de Urgel en la conquista de estas tierras fueron: Arnal de Ponte, Berenguel Arnal, Arnal de Savangia, Beltrán de Tarascun, Pedro de Belvis, Bernal de Midia, Remon de Villalta.


Posteriormente esta fortaleza se perdería; hasta que el rey don Alonso IX, cuando volvía de tomar la villa Alcántara por Sierra de Gata, vio en lo alto y empinado de un monte limpio de padrastos el edificio de la fortaleza y de la villa de Santibáñez (fortaleza con su muralla, foso, y barbacana que la hacían inexpugnable) y se decidió a combatirla; ya que consideraba que no era bueno dejar tamaña fortaleza a sus espaldas y porque anteriormente había sido de su padre; además sus soldados tenían ganas de demostrar su valor. La combatió hasta que la tomó; dejando salir a  los moros que se encontraban en su interior. Posteriormente se la entregó al maestre D. Benito Suárez y a su Orden, confirmándoselo al maestre D. Arias Pérez.
En esta época Santibáñez incluía Gata, Villasbuenas, Fernán Pérez, El Campo, Torre D. Miguel Cadalso, Villanueva de la Sierra, y las aldeas de Torrecilla y el Fresno, y Pozuelo. El maestre formaría una encomienda y un priorato con título de comendador y prior de Santibáñez después de las Navas de Tolosa 1212. Esta encomienda era tan rica que el emperador Carlos V hizo de ella tres.
A esta encomienda se le dio una serie de privilegios con el fin de que se poblase. A medida que la población aumentaba, comienzan a surgir las reclamaciones ante los distintos reyes y ante los diferentes maestres de la Orden de Alcántara para que a algunas aldeas de su jurisdicción se las eximiese del pago de ciertos impuestos y a la vez para que no tengan que aportar hombres para la defensa del castillo, salvo en periodos de guerra.            
En 1220 la O. del Temple y su maestre Pedro Alviti entablaron pleito contra la O. de Alcántara por el control del castillo de San Juan de Máscoras. La reclamación se extendió durante mucho tiempo hasta que los templarios decidieron desistir de su posesión.  
Estos pleitos tenían su origen en que el rey Fernando II de León cuando conquistó San Juan de Mascoras se lo donó a la O. del Temple. Posteriormente se volvió a perder la fortaleza tras un ataque almohade y transcurridos unos años no será hasta 1212 cuando Alfonso IX la vuelva a recuperar dándosela al Perosin. Los templarios entablaran pleito hasta 1220. Toda esta política antitemplaria se debió al pacto que la Orden del Temple tenía con la monarquía lusa y a la fuerte expansión de ésta por la Beira Baixa.
En 1227 le dio el Rey al maestre Arias Pérez el derecho a poblar Salvaleón y al deslinde igual que se hizo con el deslinde de Santibáñez. Por lo que se ha de tener en cuenta que todo lo concerniente a la fortaleza y encomienda de San Juan de Mascoras servía de modelo para ordenar futuras conquistas.
Los conflictos con el Obispado de Coria por el control de estas tierras, así como por el cobro de impuestos como: diezmos, martiniegas, caloñas, etc se extiende a lo largo de los siglos. Hasta que se dictamina en 1233 que el obispo de Coria se lleve la tercera parte de los diezmos de todas las iglesias, lleve también el obispo un ducado de oro cada año por catedrático de cada una de las iglesias y otro por la procuración salvo de la iglesia de S. J. De Máscoras, de  donde se ha de llevar tres ducados de procuración de la de Milana dos y de Moraleja dos.
Este castillo era una de las paradas obligadas que tanto reyes como maestres utilizaban siempre y cuando realizaban el trayecto Ciudad Rodrigo-Coria-Valencia de Alcántara.
            Siendo Maestre de la Orden de Alcántara Dº Gonzalo Núñez de Oviedo se produjo un hecho que alteró la paz de la encomienda con su íntimo amigo el Rey Dº Alfonso de Castilla. Este Rey apreciaba especialmente la amistad y el valor de su Maestre cediéndole todos los derechos y rentas del reino;hasta que debido a las intrigas palaciegas, cuyo origen eran los intereses de Dª Leonor de Guzmán, con quién el Rey tenía varios hijos, la amistad se quebró. Esta dama junto con otros caballeros indispuso al Rey con el Maestre, debido a que éste se oponía a que el hermano de Dª Leonor, Dº Alonso Meléndez de Guzmán, fuese Maestre de la Orden de Santiago.
            El Rey llamó a la corte al Maestre pero éste avisado por algunos amigos de lo que Soberano pretendía huyó con algunos fieles suyos;mientras otros se apartaron de su servicio, mandándoles el rey que eligiesen un nuevo Maestre. Para este nuevo cargo propuso al Comendador de Santibáñez Dº Nuño Chamizo.
            Cuando Dº Gonzalo Núñez de Oviedo se enteró de la nueva elección de Maestre avisó al Rey de Portugal solicitándole ayuda para poder mantener bajo control los castillos en los que tenía acantonadas tropas; a cambio le cedería el castillo de Valencia de Alcántara, Piedrabuena, Santibáñez y algunos otros.
            En el momento en el que el Rey de Castilla se enteró de los tratos que mantenía el anterior Maestre con el rey de Portugal partió para Extremadura cercando al Dº Núñez de Oviedo en una de las fortalezas que tenía bajo su control hasta que en 1338 fue capturado y juzgado por traición imponiéndole la pena de muerte  (degollándolo y quemando su cuerpo).
Después de la guerra de la independencia española se convirtió en el refugio de los afamados bandoleros extremeños conocidos por el nombre de los Muchachos de Santibáñez;  los cuales extendieron el terror por todas estas tierras que permanecieron al margen de la ley durante años.

            Desde su muralla se pueden observar los bellos paisajes de Gata, Torre de Don Miguel, Villasbuenas y Hernán Pérez, incluso las últimas construcciones civiles hídricas que han servido para regar amplías zonas de esta serranía altoextremeña.




CASTILLO DE ELJAS

El Castillo de Eljas se encuentra en pleno centro del casco urbano.En lo alto de una colina se pueden descubrir los restos de lo que fue una de las fortalezas más importantes de Sierra de Gata y que según cuentan autores como Gervasio Velo y Nieto su origen pudo ser un antiguo asentamiento prerromano. Convirtiéndose en la época del imperio de los descendientes de Rómulo y Remo en un presidio del que derivaría su actual nombre; ya que Eljas podría proceder de la palabra Ergastulum, que significaría presidio.
            Gervasio Velo y Nieto se atreve a fijar la fecha de construcción en el año 890 de nuestra era, atribuyendo la construcción de la fortaleza a los hijos del Islam.
                Durante la invasión islámica de la península  esta zona pasó a depender de lo que Gervasio Velo y Nieto define como Al-kasaribn Abú Dané (el castillo de los hijos de Abú Dané). María Ángeles Pérez recoge de un texto de al-Idrisi la siguiente cita: En el Iqlim del Castillo incluye el castillo que le da nombre: Abu Danis, Evora, Badajoz, Jerez, Mérida, Qantarat al-sayf y Coria. Puede ser que Velo y Nieto se basase en esta cita para obtener ese dato.
            Esta fortaleza les sirvió a los musulmanes como vanguardia defensiva de una de sus joyas en estas tierras que era la ciudad de Quriya; la caurium de la época visigoda donde se asentaba uno de los obispados cristianos más importantes de la península.
            Después de sucesivos ataques por parte de las tropas cristianas terminó por caer en manos de las fuerzas lideradas por Santiago Apóstol. El rey Fernando II de León se la cedió el 10 de julio de 1168 a la Orden de Alcántara, la cuál establecería en esta localidad una encomienda; aunque el maestre de esta Orden hubo de insistir en que se le reconociese la tenencia sobre esta aldea que le había dado el Rey. Además a medida que avanzaba la reconquista los distintos Maestres ganaban e incorporaban nuevas tierras a las encomiendas que ya poseían. Como le sucedió al comendador García Sánchez que obtuvo Navasfrías con un término de una legua de contorno en 1219, anexionándola a la encomienda de Eljas. Esto lo hizo el rey Alfonso IX como agradecimiento a esta orden por defender la villa de Alcántara y para que lo pudiesen hacer con suficientes recursos.
                El Rey Fernando IV (el Santo) en el año 1234 entró por tierras de La Serena apoderándose de numerosas fortalezas y villas, entre ellas se quedó con Medellín. El Maestre de la orden de Alcántara Dº Pedro Yañez la gestionó durante un tiempo hasta que el Rey Fernando IV estableció un pleito con la Orden para aclarar a cuál de los dos le pertenecía. Finalmente el Rey por quedarse con Medellín hizo un cambalache con el Maestre y le donó la aldea de Herjes, aldea de Coria próxima a la frontera de Portugal y con un importante castillo valorado en 4000 ducados a cambio de Medellín.
Otros autores dicen que la fecha en la que el rey Fernando IV dona a la O. de Alcántara  Eljas fue el 13 de noviembre de 1302.
En 1303 el maestre Gonzalo Pérez Gallego asumió la tenencia de Herjes y sus vecinos la aceptaron; quedando inscrita en el Archivo de Alcántara el 1 de enero de 1304, figurando por testigos un gran número de vecinos de Coria, Badajoz, Salvaleón, Perosín, el Azevo y pasó ante el notario de Coria Martín Martínez.
Después de que el Maestre Gonzalo Pérez hubiese desapoderado a los templarios de la villa y puente de Alcántara el Rey le  confirmó la donación de la villa de Herjes 16 de octubre de 1308.



Por todos estos datos se puede comprobar que el Maestre de la Orden de Alcántara tuvo serias dificultades para hacerse con la posesión de la aldea de Eljas; aunque al final lo consiguió.
Durante las guerras civiles que asolaron estas tierras extremeñas en el siglo XV este castillo fue tomado al asalto por el celebre señor de Peñaparda, Fernán Centeno, el cual realizó infinidad de razzias por toda esta comarca y otras aledañas. Aunque no pudo mantener esta fortaleza mucho tiempo bajo su mando; ya que estando los duques de Arévalo interesados en darle el hábito de la Orden a su hijo, y al no poder conseguir este objetivo se aliaron con el hermano de Alonso de Monroy, Dº Hernando de Monroy, y le hicieron guerra al Maestre (Dº Alonso de Monroy) en todo el territorio de la Orden de Alcántara; apoderándose de la villa de Alcántara y asediando el resto de las fortalezas; obligando de esta manera a Hernando Centeno a entregar la fortaleza de Eljas.
            En 1641 es tomado por los portugueses y cuando éstos creían que podían llegar a perderlo ante el avance de las tropas españolas; el jefe del ejército portugués, Fernán Téllez de Meneses, lo mandó derruir hasta sus cimientos. Es por ello que lo poco que se conserva es parte de su torre del homenaje, otra pequeña torre y una entrada que nos conduce a una cámara subterránea que pudo servir de almacén o de alojamiento de los soldados y parte de los cimientos de lo que fue la muralla defensiva.