viernes, 4 de diciembre de 2015

DEMOGRAFÍA DE SIERRA DE GATA



Nuestros pueblos se mueren, llevan muchos años languideciendo ante la indolencia de las administraciones públicas que se justifican alegando que ellas han intentado fijar la población a la tierra mediante el insidioso P.E.R.
Llevo mucho tiempo atreviéndome a vaticinar que a la mayor parte de los pueblos de Sierra de Gata le quedan de vida, si la situación actual no cambia, como mucho entre quince y veinte años de vida .
En las últimas décadas se ha producido un transformación muy profunda en los diecinueve municipios de nuestra comarca y éstos han pasado de ser poblaciones agroganaderas a convertirse en inmensas urbanizaciones de viviendas de segunda residencia. Todos los años siguen emigrando de estas tierras decenas de jóvenes que continúan sin ver ningún futuro en ellas. Ese abandono paulatino ha provocado la pérdida de una riqueza etnográfica, antropológica, histórica, económica y sociológica que ha transformado el tejido social de la comarca.
Pero más allá de ese modelo implantando desde el apparatchik extremeño lo cierto es que la evolución que ha sufrido España en las últimas décadas, unida a una prolongada crisis económica que ha martilleado los bolsillos pudientes de numerosas familias serragatinas, ha provocado que las segundas y terceras generaciones de los descendientes de los primeros emigrantes serranos se cuestionen el sostenimiento económico de numerosas propiedades heredadas, que han pasado a convertirse en artículos de lujo.
Cuando muchas familias descendientes de miembros de Sierra de Gata se enfrentan ante los problemas económicos derivados de esta crisis económica no les queda más remedio que eliminar esos gastos suntuosos; que no son ni más ni menos que sostener una segunda residencia de la que sólo se hace uso al año durante veinte días; mientras que no les queda más remedio que hacer grandes cábalas diarias para hacer frente a los gastos del día a día.
Pero además se está produciendo un proceso de urbanización en toda la provincia de Cáceres que al igual que ha sucedido en otras zonas geográficas peninsulares, décadas atrás, está concentrando a las gentes de las zonas rurales en los núcleos urbanos más poblados; ya que éstos cuentan con mejores servicios al haberse visto beneficiados por un criterio sinérgico desde la administración autonómica.

   

Ese envejecimiento social de los pueblos de Sierra de Gata se ve acentuado por un desarraigo juvenil a los que a muy temprana edad se les obliga a asistir a centros educativos a cientos de kilómetros que los desvinculan de sus poblaciones de origen.
Además el amplio incremento de la motorización que ha experimentado la sociedad serragatina; así como una profunda mejora de las vías de comunicación de nuestra Comarca ha provocado una reducción del tiempo empleado para desplazarse de un lugar a otro; hecho que ha posibilitado el que alguien desde una población como Moraleja o Coria pueda gestionar una explotación agrícola-ganadera en el rincón más apartado de la Sierra.
Por otro lado el incremento de la renta per cápita de España ha dado lugar a un cambio en los hábitos de consumo. Mientras en las décadas de los años setenta y ochenta la población serragatina y sus descendientes estaban acostumbrados a pasar la totalidad de sus vacaciones en los distintos pueblos de nuestra Comarca, hoy en día prefieren pasar únicamente la semana de las fiestas locales y el resto de sus vacaciones distribuirlas a lo largo del año por diferentes sitios y países. Esto ha profundizado aún más en la crisis económica en la que están sumidas estas poblaciones y que por ende repercute en la demografía comarcal.
Tampoco se ha sabido revertir el éxodo migratorio implementando políticas migratorias que sedujesen a todos aquellos mayores jubilados, que en sus años jóvenes y al calor de la prosperidad económica que vivieron se construyeron grandes casas por los pueblos de la Sierra con la idea de retornar una vez jubilados.
Pero quizás el efecto más perjudicial al que se han visto sometidas las poblaciones de esta Comarca extremeña es el efecto de la gentrificación que han provocado durante décadas las generaciones de emigrantes cuya prosperidad económica ha favorecido un incremento de los precios de las viviendas y de los terrenos rústicos. A éstos se les han unido en los últimos tiempos los llamados Neorrurales, cuya aparición por la Sierra ha servido para encarecer aún más las viviendas y los terrenos rústicos, por algunos de los cuales estos últimos han llegado a pagar cifras millonarias.   

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