Desde
hace bastantes años en Sierra de Gata se vienen produciendo dos fenómenos, la
gentrificación y la mismisidad, que tienen un primer origen en el progreso
económico y la transformación en clase media de la emigración de los vecinos de
esta comarca que se marcharon de ella en la segunda mitad del siglo XX.
El
fenómeno de la gentrificación procede del anglicismo gentry; y fue empleado por primera vez en el Reino Unido para definir
el proceso por el que la burguesía y las clases adineradas reocupaban barrios,
hasta entonces, marginados y degradados. Expulsando desde ese preciso momento a
los grupos marginales y desfavorecidos que los habitaban.
La
gentrificación lleva asociado un proceso de renovación arquitectónica, mejoras medioambientales,
establecimiento de centros comerciales, aumento de remuneraciones, alza del
precio de las viviendas, mejora del nivel educacional, etc.
Empero en
Sierra de Gata de todos esos efectos anteriormente citados tan sólo se ha
producido uno que ha contribuido a acelerar la emigración de todos los pequeños
núcleos rurales que componen la comarca, éste es el alza del precio de las
viviendas, del suelo urbanizable y del rústico.
La inversión
en bienes inmuebles urbanos y rústicos de los emigrados que consiguieron
mejorar sus condiciones de vida con su salida de la Sierra ha provocado, y
provoca, un incremento del precio de esos bienes que no se corresponde con el
que debería tener si tenemos en cuenta la renta per cápita de nuestra comarca.
Esa inversión
se produce por el hecho de querer contar todos ellos con una segunda residencia
en la que pasar sus periodos de vacaciones. Ese turismo de carácter estable,
que es común a toda la geografía española, tiene indudablemente infinidad de
aspectos positivos, que se tratarán en próximos artículos, pero ha contribuido
y contribuye a un despoblamiento paulatino de nuestras poblaciones; que en los
últimos tiempos se ha visto acelerado por el fuerte proceso de urbanización que
vive la sociedad extremeña.
La tipicidad
de la gentrificación de Sierra de Gata está provocada, como se ha mencionado
anteriormente, por ese turismo tan característico nuestro y en menor medida por la llegada de los llamados neorrurales o personas
de clases medias y profesiones liberales que buscan el contacto con la
naturaleza, más que la rehabilitación del campesinado; y que eligen nuestra
comarca para instalarse ellos, sus familias y sus negocios.
Por otro lado
la mismisidad es un fenómeno muy
arraigado entre la población nativa de nuestra comarca, este concepto se define
en el libro Neorrurales en Extremadura como Nosotros
como Mismos. Pero lo más interesante de la mismisidad son los prejuicios
que los nativos y los forasteros tienen unos de otros; aunque cotidianamente
ambos se acepten. Esos prejuicios impiden, en muchos casos, un correcto
enriquecimiento cultural de ambos al desconfiar mutuamente unos de otros; pues
unos son considerados como agentes perturbadores de los modelos tradicionales
de vida y de las costumbres locales, y los otros son considerados por los
foráneos como gentes ancladas en vivencias de tiempos remotos.
Empero tanto
la mismisidad como la gentrificación llegaron a Sierra de Gata hace mucho
tiempo, aunque nadie las definió de esa manera, y permanecerán en ella con
igual fuerza o quizás mayor en la medida en la que en este país y en Europa se
vaya saliendo de la crisis y la vida en las ciudades sea cada vez más compleja
y estresante.
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