Presume Robledillo de Gata de contar en sus tierras con los restos de lo que antaño fue una de las carreteras del imperio romano. A poca distancia del casco urbano de este enclave sierragatina y por una carretera sinuosa accedemos a los restos de una calzada romana que fue íntegramente realizada con los materiales que se encontraron a mano; unas pizarras que abundan por doquier y con las que también se construyeron buena parte de las viviendas de esta localidad.
Un cartel desvencijado de madera nos avisa del inicio de esa calzada. Utilizada durante siglos; por este camino transitaron arrieros, acémilas e infinidad de pastores con sus ganados que venían de las altas tierras de Castilla.
Protegida por un inmenso bosque poblado de castaños, robles, encinas y demás especies de la foresta mediterránea la calzada serpentea por tramos de montaña que poco a poco nos sumerge en el entorno mágico de un otoño sierragatino que nos ha traído las primeras lluvias y unas densas nieblas que desdibujan un paisaje agreste y cada vez más salvaje.
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