Inició su labor narrativa con
una novela autoeditada titulada Luego, ahora háblame de China en el año 1977, a
la que le siguieron títulos como He Amado a Wagner (1978), El Frinosomo vino a
Babel (1979), Calle Urano (1981) o Trébedes (1982). Después de Trébedes Jesús
Alviz se centró en el teatro, campó en el que destacó como un gran dramaturgo.
Su primera obra de teatro se tituló Un Solo Son en la Danza (1982) que fue
accésit del Premio Calderón de la Barca. Posteriormente publicó Inés María
Calderón, virgen y mártir ¿Santa?, ¡Qué más da! (1982), El futuro no Existe
(1990), !Pasen y Vean¡, que forman parte de Trilogía Light I, II y III; Wallada
(1991) con la que obtuvo el Premio Certamen de Autores de Teatro de la
Comunidad de Madrid. Con el tiempo volvió a la narrativa y publicó Concierto
Ocarina (1986), Española dicen que es (1992) y su obra póstuma El Fuego Lento
del Hinojo (2000).
Jesús Alviz Arroyo fue un autor
literario adelantado a su tiempo, que se rebeló contra una sociedad, la
española de los años sesenta y setenta, que se enfrentaba a un mundo en tecnicolor;
mientras ella seguía funcionando en un blanco y negro pasado de moda. Se rebeló
contra las normas sociales, sexuales y pseudoéticas de una España en transición
a la que le costaba romper las cadenas que la aprisionaban.
Alviz manejó de una manera
excepcional el lenguaje; su formación universitaria, Filosofía y Letras, le
ayudó a manejarse en una época y en un campo limitado a un reducido número de
autores. Sus planteamientos rupturistas e innovadores le abrió las puertas de
un mundo, el literario, que se encontraba en un complejo proceso de
transformación; aunque como él bien dejó constancia en algunas de sus obras le
costó gran trabajo que sus obras fuesen aceptadas por editores y por la
sociedad; motivo éste por el que inicialmente se vio obligado a
autoproducirlas; que en el fondo no deja de ser una de las muchas formas de
protesta pacífica frente a aquellos que deciden si una obra se publica o no, y
que en numerosas ocasiones priorizan los intereses comerciales frente a los
literarios.