martes, 18 de agosto de 2020

UN PASEO FOTOGRÁFICO POR CADALSO DE GATA

Ante la atenta mirada de la Torre Almenara se yergue la villa de Cadalso de Gata. Algunos historiadores especulan con que su nombre debe proceder de la ubicación en la que los delicuentes eran ajusticiados en tiempos de la Edad Media.
Esta pequeña población surgida a raíz de la conquista cristiana de estas tierras conserva algunos edificios bastante interesantes como la Casa del Rey. Edificio en el que parece ser que el rey Alfonso XI solía residir con su amante cuando venía de cacería por estas tierras en busca de preciados jabalíes, e incluso algún oso.















Cadalso es de los pocos pueblos de Sierra de Gata que cuenta con una plaza porticada bastante bien conservada, en la que los ancianos del lugar gustan de resguardarse de los rayos de un sol estival.





La iglesia de Cadalso es fruto del diseño de Dº Pedro de Ybarra, al igual que sucede con otras muchas de Sierra de Gata. El planteamiento de la fachada principal es un alarde de imaginación, en la que se incluye algún que otro elemento de arquitectura militar.








Existen pequeños rincones que nos transportan de época y que nos recuerdan la riqueza hídrica de nuestra comarca; donde pequeños caños de agua flanquean casas de una arquitectura rural característica, basada en el adobe y la mampostería.





Cadalso contó en el siglo XX con un personaje político de primer nivel cuyo nombre es hoy en día reivindicado por buena parte del marximo extremeño. La casa de Máximo Calvo, dirigente del PCE en esta zona de Extremadura durante la década de los años 30, se conserva en la plaza mayor del pueblo aunque bastante transformada.




Nos despide Cadalso con un bello ejemplo de esos pasadizos que se abren paso entre las casas y que son tan comunes en todas estas poblaciones orientales de nuestra Comarca.




 

domingo, 16 de agosto de 2020

LA PEÑA MATATOROS Y LA ERMITA DE SANTA BÁRBARA DE ACEBO

Con la barranca de primera hora de la mañana agarrada a las cumbres montañosas de Sierra de Gata, inicio un viaje bajo la atenta mirada de los buitres hacia dos de los sitios míticos de Acebo; La Peña Matamoros y la Ermita de Santa Bárbara.








Desde La Peña Matamoros puede uno deleitarse observando la inmensidad de un espacio que combina tierras de cultivo, bosques caducifolios, lagos artificiales y sobre todo pequeñas villas desparramadas por todo su territorio.









Los restos que han llegado hasta nuestros días de la otrora Ermita de Santa Bárbara son un cúmulo de piedras desparramadas en lo alto de un monte de difícil acceso. De planta rectangular se conservan escasas piedras trabajadas, quizás porque a alguien se le ocurrió que muchas de aquellas que se encontraban labradas por las manos de canteros expertos tendrían mejor función en alguna plaza de toros de algún villorrio serragatino.





La dificultad de la subida se ve compensada con unas vistas impresionantes, que casi nos sugieren que más que un centro de culto aquello parece que tuvo también alguna función estratégica.





Me despido de la visita con un ejemplar de los bellos frutos que los robles dan por estas fechas y que parecen querer avisarnos de la próxima Navidad.