La deforestación provocada por la tala del arbolado de Acebo, que se ha llevado a cabo a raíz del incendio que tuvo lugar hace dos años en esta villa serragatina, ha sacado a la luz infinidad de restos de actividad humana que la naturaleza llevaba décadas ocultando a los ojos del ser humano.
En la zona que circunda a la Osa han aparecido diversas concentraciones graníticas en las que se pueden apreciar las perforaciones que hicieron los canteros o picapedreros; quienes mediante inmensas palancas y cuñas de hierro arrancaban de esas moles berroqueñas los magníficos sillares de granito que posteriormente, convenientemente trabajados, decorarían las fachadas y paredes de los nobles edificios de la localidad.