En la década de los 90 del siglo XX me tocó, siendo uno de los últimos reemplazos, el servicio militar en Melilla. Allí tuve la suerte de poder conocer de primera mano el pasado militar de la ciudad y las innumerables batallas que hubo a principios del siglo XX en todo el protectorado español marroquí. Las huellas de esos enfrentamientos armados se colaban por todos los rincones de la ciudad y desde mi posición privilegiada en la Comandancia General de Melilla pude visitar la totalidad de los acuartelamientos de la ciudad autónoma, así como acceder a determinada documentación que no estaba disponible para el ciudadano en general.
Los muertos en aquellas batallas se contaban por miles, tanto de un lado como del otro; lo que no me imaginé en ese momento es que aquellas guerras también habían dejado su huella en nuestra comarca.
Uno de esos testimonios de aquellos serragatinos caídos en combate en el norte de África lo podemos encontrar en Villanueva de la Sierra. Allí, en el recinto del colegio público de la localidad, se conserva una magnífica escultura de bronce fundido en honor del soldado Inocencio Rubio Gallego, hijo de la localidad y caído en combate en Melilla el 4 de septiembre de 1921. El bronce se fundió en Madrid en el taller de la casa Mir y Ferrero y fue obra de excelente escultor Mariano Rubio, quien ganó la tercera medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes del año 1922.
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