lunes, 16 de septiembre de 2024

EL POZO DEL TIO BORRACHO, ACEBO

Uno de los grandes paraísos que tiene la naturaleza de Acebo es el llamado Pozo del Tío Borracho. Imaginamos que el nombre deriva de algún seguidor y discípulo del Dios Baco y que de una manera anónima nos representa un poco a todos aquellos que amamos esa chispa que nos aporta todas esas bebidas de fermentación natural; y que una vez traspasados ciertos límites nos transforman en beodos somnolientos que imaginamos mundos moldeados a nuestro antojo.

El  Pozo del Tío Borracho fue y es una de las zonas de baño preferidas por los autóctonos acebanos, sobre todo por aquellos que demandan una cierta intimidad y un contacto más profundo con la naturaleza, lejos del ruido de unas masas que en los últimos tiempos han distorsionado la apacible calma de otras dos de las zonas tradicionales de baño de Acebo como son Jevero y Carreciá.

Atrapado este precioso enclave natural por una pista asfaltada a su derecha y por los límites de una finca a su izquierda pasa inadvertido para la mayor parte de los visitantes; pero además en los últimos tiempos las crecidas invernales han ido drenando lo que en otro tiempo fue un profundo pozo y en la actualidad se ha convertido en una agradable charca de aguas cristalinas en las que truchas, barbos y bogas disfrutan de una cierta tranquilidad.

A mi memoria vienen estampas costumbristas de cuando antaño mi familia pasaba largas etapas del verano en este rincón disfrutando de un día de campo; en el que los mayores nos enseñaban a nadar a los más pequeños o simplemente disfrutaban haciéndonos aguadillas mientras nuestra madres sacaban las tarteras, de improvisadas neveras, repletas de filetes empanados con sus correspondientes patatas fritas que eran devorados por una infancia hambrienta después de intensas horas de baños. 


























ODANATAS, ANISOPTERAS, LIBÉLULAS, CAPERRÚS Y OTROS INSECTOS DE ACEBO

Cuando éramos pequeños y el río del pueblo era nuestra mayor atracción en el verano uno de nuestros pasatiempos preferidos era perseguir a las libélulas que por estos lares eran conocidas por el curioso nombre de Caperrús.
Nos tirábamos horas y horas intentando capturarlas y he de decir que yo jamás conseguí atrapar a ninguna de ellas, al igual que les sucedió a todos aquellos que me acompañaron en aquellas arduas jornadas de caza entomólogas.
Hoy en día, después de una lectura minuciosa de un informe medioambiental sobre una zona agrícola de Acebo, me entero que las odanatas o las tradicionales caperrús de Acebo se encuentran en peligro de extinción. 
Mucho ha cambiado Acebo y su economía y con el paso de los años no sólo han desaparecido personas, si no que también vemos como han ido desapareciendo explotaciones agrarias y cultivos que han quebrado la cadena alimenticia haciendo desaparecer una rica biodiversidad que antaño abundaba por todos los rincones de nuestra comarca.
En la actualidad el bosque y la naturaleza han ganado terreno y han colonizado antiguas tierras de cultivo y de pastoreo, pero ello no ha significado que la biodiversidad se haya extendido en igual medida, si no que por el contrario en numerosos casos ha llegado a desaparecer de ciertas zonas.  
Este verano intentando rememorar aquellas cacerías infantiles volví a perseguir a esas maravillas de la naturaleza que son los caperrús o libélulas, pero esta vez con una cámara de fotos que las inmortalizasen para este humilde blog; así como a otros insectos de la campiña acebana que también corren el peligro de desaparecer como sucede con las adanatas.