Sixto López López nació en Valverde
del Fresno el 7 de Julio de 1917. Sixto fue el segundo hijo de Alfonsa y Juan
(un acaudalado comerciante de ascendencia portuguesa), pasó los primeros años
de su infancia en su pueblo natal. Hablaba “A Fala” o Valverdeiro como la mayor
parte de sus vecinos. Con nueve años ingresó interno en el Colegio Salesiano de
Salamanca donde completó sus estudios escolares con excelentes calificaciones.
En esta época desarrolló su cariño por la figura de Don Bosco, que le
perseguiría durante el resto de su vida. Acabada la etapa escolar, y motivado
en parte por su primo el fiscal Santiago Chamorro Piñero, continuó sus estudios
universitarios en la capital salmantina donde se matriculó en Derecho. Durante
la guerra civil interrumpió sus estudios universitarios.
Durante la guerra contrajo una grave neumonía las
secuelas de esta enfermedad le acompañaron el resto de su vida y terminaron
derivando en una enfermedad pulmonar obstructiva. Medina era considerada zona
de retaguardia, por lo que la experiencia bélica fue relativamente tranquila;
sin embargo la guerra, como para casi todas las familias españolas, trajo
desgarradoras consecuencias para los suyos y por parte de ambos bandos: Su tío
Casto Prieto, alcalde de Salamanca en la República, fue detenido y fusilado por
las tropas "nacionales" y, el hermano de su cuñado, Teodoro Pascual
Cordero, diputado de la CEDA, era asesinado en Madrid a manos de las milicias
republicanas.
Al acabar la contienda se
reincorporó a los estudios jurídicos y en tan solo un año aprobó los dos cursos
de estudios que le restaban. Acabada la carrera se desplazó a Madrid para
preparar oposiciones de Notaría, pero, apenas 15 meses después de iniciar las
oposiciones, y con intención de tomar práctica en las pruebas de acceso, se
presentó a los exámenes de judicatura, aprobando, para su sorpresa y con
excelente nota, en el primer intento. La posibilidad de independizarse
económicamente, el prestigio del cargo y la fascinación profesional por el
ejercicio directo del Derecho, lo abocaron a aceptar el cargo y asumir con
ganas y entrega el ejercicio de la tarea jurisdiccional. Su primer destino fue
Jarandilla de la Vega, donde se incorporó con apenas 28 años y experimentó
personalmente las incursiones guerrilleras del Maquisard.
Sixto contrajo matrimonio en Madrid
el 25 de Mayo de 1953 con María Matilde Gutiérrez Robles, (Badajoz, 1933) con
quien tuvo 4 hijos: María Teresa (Coria, 1954), Juan Sixto (Coria, 1955), María
Matilde (Salamanca, 1961) y José Miguel (Coria, 1963). Además de su carrera
judicial, Sixto fue un gran aficionado a la genealogía y al estudio de la Geografía
e Historia de la Península Ibérica.
En su larga carrera judicial, de más
de 40 años, paso por todos los escalafones, desde Juez de Instrucción y Primera
Instancia, hasta Presidente de varias Salas de la Audiencia Territorial de
Madrid. Intervino en muchos procedimientos de gran impacto mediático para la
época como el Caso Sofico, el encarcelamiento de Eleuterio Sánchez El Lute, el
recurso de la sentencia de legalización del Partido Comunista de España (Donde
su voto dirimente como Presidente de Sala fue decisivo), supervisión del
proceso electoral de 1977, la legalización de Herri Batasuna en 1985, su
intervención en el Caso Nani o el procesamiento del Gobernador Civil de Cáceres
que le costó un fulminante e inopinado traslado forzoso de Salamanca (Donde
vivía en el mismo inmueble que Carmen Laforet) a Barcelona en un momento
complicado para sus circunstancias personales y familiares.
Antes de su jubilación Sixto obtuvo
el reconocimiento formal a su brillante y larga carrera por parte del Ministerio de Justicia al serle otorgada la
Gran Cruz de la Orden de San Raimundo de Peñafort.
Los diez últimos años de su vida los pasó acompañado
de una mascarilla y una botella de oxígeno sin perder nunca su simpatía, buen
humor, ganas de viajar y persistencia en el trabajo. Su jubilación se produjo
en 1986, si bien, la falta de Magistrados y el alto número de asuntos por
resolver lo mantuvieron en su cargo de manera excepcional hasta poco antes de
su muerte. Durante esos años se vio obligado a alternar su quehacer con
frecuentes ingresos hospitalarios. Sixto López falleció sin sufrimiento en
Madrid, en la madrugada del 2 de mayo de 1991 a la edad de 74 años.