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domingo, 20 de diciembre de 2015

TORRE ALMENARA

La Torre Almenara tomaría su nombre del árabe y vendría a significar torre o sitio elevado. La fecha más probable de construcción se cree que pudiese ser el siglo IX.  
Ubicada en un monte entre las poblaciones de Torre de Don Miguel y Gata, se accede a ella por una pequeña carretera que comunica a ambas poblaciones. Antes de llegar a cualquiera de estas poblaciones y casi a la mitad de esta vía de comunicación existe un desvío señalizado por un cartel que pone A Balsa de Agua. Siguiendo esta pista forestal cobijada por un hermoso bosque de robles nos aparecen a uno y otro lado del camino, cual centinelas pétreos, bellas moles de piedra que nos conducen hasta la Torre Almenara. Entre estas piedras caballeras podemos contemplar una que nos recuerda a la cabeza de un águila, otra que parece una tabla de lavar la ropa, e incluso una que parece la cáscara rota de un huevo, por no hablar de la que parece la cabeza de un camaleón.
            Cuando llegamos a la cima de la montaña, después de dejar a un lado una pequeña pendiente tortuosamente pedregosa, se alza ante nosotros una torre de planta pentagonal construida en su mayor parte en mampostería y cuyos únicos sillares se encuentran en las esquinas de las paredes. Tiene delante de la puerta un baluarte redondo de piedra y cal y en él una puerta de roble muy vieja con que se cierra. Suben por una escalera de cantería a dar a otra de mano que está a la puerta de la torre.




            Desde esta torre se comunicaba cualquier novedad a las torres vecinas (Trevejo, Cadalso y Santibáñez) mediante señales de humo.          
Inicialmente fue donada a la O. del Temple y luego el  28 de abril de 1182 fue donada al afamado conde catalán y favorito de la corte, Dº Armengol de Urgel.  Posteriormente con la conquista definitiva por parte de Alfonso IX en 1212 se le entregó a la Orden de Alcántara quien la utilizó como baluarte defensivo durante decenios.
En uno de los muchos conflictos civiles que asolaron Extremadura durante el siglo XIV (1369) levantó pendones por el Rey de Portugal siguiendo los dictados del Maestre de la Orden de Alcántara DºMelén Suárez. Una vez derrotados por Dº Enrique de Trastamara esta fortaleza volvió a manos españolas; el mismo destino sufrieron otros enclaves militares como el castillo de Trevejo y de Santibáñez
Transcurridos algunos años fue tomada al asalto por el clavero de la Orden de Alcántara Dº Alonso de Monroy como estrategia en su enfrentamiento con el Maestre de la O. de Alcántara Gutiérrez Solis.
            Actualmente permanece muda ante las agresiones de los elementos y de las actuaciones de los expoliadores de yacimientos arqueológicos que con martillos neumáticos aguijonean sus paredes con la esperanza de encontrar alguno de los tesoros que supuestamente escondieron los hijos del Miramamolin de Marruecos.