La Torre Almenara
tomaría su nombre del árabe y vendría a significar torre o sitio elevado. La fecha
más probable de construcción se cree que pudiese ser el siglo IX.
Ubicada en un monte entre las poblaciones
de Torre de Don Miguel y Gata, se accede a ella por una pequeña carretera que
comunica a ambas poblaciones. Antes de llegar a cualquiera de estas poblaciones
y casi a la mitad de esta vía de comunicación existe un desvío señalizado por
un cartel que pone A Balsa de Agua. Siguiendo esta pista forestal cobijada por
un hermoso bosque de robles nos aparecen a uno y otro lado del camino, cual
centinelas pétreos, bellas moles de piedra que nos conducen hasta la Torre
Almenara. Entre estas piedras caballeras podemos contemplar una que nos
recuerda a la cabeza de un águila, otra que parece una tabla de lavar la ropa,
e incluso una que parece la cáscara rota de un huevo, por no hablar de la que
parece la cabeza de un camaleón.
Cuando
llegamos a la cima de la montaña, después de dejar a un lado una pequeña
pendiente tortuosamente pedregosa, se alza ante nosotros una torre de planta
pentagonal construida en su mayor parte en mampostería y cuyos únicos sillares
se encuentran en las esquinas de las paredes. Tiene delante de la puerta un
baluarte redondo de piedra y cal y en él una puerta de roble muy vieja con que
se cierra. Suben por una escalera de cantería a dar a otra de mano que está a
la puerta de la torre.
Desde
esta torre se comunicaba cualquier novedad a las torres vecinas (Trevejo,
Cadalso y Santibáñez) mediante señales de humo.
Inicialmente fue donada a la O. del Temple
y luego el 28 de abril de 1182 fue donada al afamado conde catalán y
favorito de la corte, Dº Armengol de Urgel. Posteriormente con la
conquista definitiva por parte de Alfonso IX en 1212 se le entregó
a la Orden de Alcántara quien la utilizó como baluarte defensivo durante
decenios.
En uno de los muchos conflictos civiles
que asolaron Extremadura durante el siglo XIV (1369) levantó pendones por el
Rey de Portugal siguiendo los dictados del Maestre de la Orden de Alcántara
DºMelén Suárez. Una vez derrotados por Dº Enrique de Trastamara esta fortaleza
volvió a manos españolas; el mismo destino sufrieron otros enclaves militares
como el castillo de Trevejo y de Santibáñez
Transcurridos algunos años fue tomada al
asalto por el clavero de la Orden de Alcántara Dº Alonso de Monroy como
estrategia en su enfrentamiento con el Maestre de la O. de Alcántara Gutiérrez
Solis.
Actualmente permanece muda ante las agresiones de los elementos y de las
actuaciones de los expoliadores de yacimientos arqueológicos que con martillos
neumáticos aguijonean sus paredes con la esperanza de encontrar alguno de los
tesoros que supuestamente escondieron los hijos del Miramamolin de Marruecos.
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