Hace años publiqué un trabajo sobre el anexo de la vivienda que la familia García-Puerto conserva en Acebo. El mismo está incluido en este blog, pero hoy quiero traer esas imágenes a color que pude tomar hace años gracias a la gentileza de mi primo Francisco García Puerto.
Muy pocas son las personas que han podido contemplar estas pinturas y muchas menos las que han podido estar entre las cuatro paredes de este anexo que rebosa misterio por cada uno de sus rincones.
Ni los actuales propietarios son capaces de encontrarle una explicación convincente a la construcción y decoración de este habitáculo próximo al río que baña el casco urbano del municipio. Todo tipo de teorías y especulaciones han rodeado durante décadas la existencia de esta misteriosa construcción; desde ser considerado un centro de culto criptojudío, pasando por querer ver en él a un templo masón, hasta ser identificado únicamente con un espacio en el que el personal de servicio lavaba y blanqueaba la ropa de los propietarios de la casa.
Lo cierto es que resulta realmente extraño que alguien se tomase la molestia de decorar esas paredes con unos pinturas tan exóticas y con un poemario tan evocador en este rincón tan apartado de la geografía extremeña, en el que la inmensa sociedad de las poblaciones que conforman la comarca de Sierra de Gata vivían en la ignorancia más absoluta.
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