Caspian
Holdings Plc es fundamentalmente una multinacional británica que se dedica a
la explotación petrolífera en la zonas
de Kazajastán, así como a la prospección y localización de yacimientos
petrolíferos y de gas en las antiguas repúblicas caucásicas. Recientemente
ha ampliado su campo de actuación a
Estados Unidos y además ha incluido entre sus líneas de negocio todo lo
relativo a materiales básicos, incluyendo la minería.
Entre sus
proyectos figura el denominado La Parrilla en Extremadura, que se centra en tres concesiones mineras que
cubren 1.000 hectáreas actualmente propiedad de Arypex S.l., una empresa
privada perteneciente a la familia Bonilla; la cual tiene el derecho de
explotación hasta el año 2068 de unas minas de wolframio en Almoharín. La
licencia correspondiente y el tamaño de cada concesión es la siguiente:
Adelaida nº
7766: 80ha
Victoria nº
7768: 734ha
La Parrilla nº
7768-B: 186ha
Los
responsables de la empresa esperan que la explotación de dicha concesión sea
rentable en 12 meses, pudiendo dar empleo a 50 personas; además se cree que
puede producir unos 36 millones de toneladas.
Históricamente
cada vez que se reanudan las explotaciones de wolframio en España es debido a
que existe, o se prevé, una carencia de
ese mineral en el mercado internacional; como sucedió durante la primera década
del siglo pasado, o durante la segunda guerra mundial, o en el transcurso de la
guerra de Corea y como ahora parece predecir Goldman Sachs. Quien prevé una
futura carestía de este mineral, por la fuerte demanda de China, que
actualmente produce el 75% de este mineral.
No sería
descabellado, por tanto, que algún día viésemos algo parecido en Sierra de
Gata; pues ya hay otra empresa interesada en reiniciar la explotación de otra
antigua mina en Salamanca.
Sierra de Gata
ha sido una zona históricamente productora de wolframio; ya durante la Primera
Guerra Mundial se explotaron, que se sepa, una mina en el Jocino en Acebo y
otra en la ladera norte de Jálama conocida por el nombre de Blanquita. La cuál
era propiedad de un tal Julio Beltrant; a quien los vecinos de El Payo le
hicieron todo tipo de trampas y extracciones ilegales en su concesión, lo que
le llevó a la ruina. Posteriormente con la llegada de la Segunda Guerra Mundial
y ante el bloqueo aliado del Océano Atlántico y la imposibilidad de los
alemanes de acceder a los mercados iberoameriacanos y asiáticos de wolframio,
éstos pusieron sus ojos en los yacimientos peninsulares; convirtiéndose, tanto
Portugal como España en sus principales suministradores de este mineral
estratégico.
Esta fuerte
demanda de este mineral estratégico le generó al gobierno de Franco infinidad
de quebraderos de cabeza para poder mantener su statu-quo entre los aliados y
los nazis. Unos les proporcionaban alimentos y materias primas; y los otros
divisas, productos químicos y herramientas. Y como moneda de cambio el Régimen
utilizaba el suministro de wolframio a unos y a otros.
Esa necesidad
de ese material por parte de los nazis y las compras estratégicas del mismo por
parte de los aliados para evitar que lo adquiriesen los teutones, fue lo que provocó
que el precio de este mineral se elevase hasta niveles hasta entonces nunca
vistos. Ello enriqueció a infinidad de personas, tanto del stablishment
franquista, como de aquéllas que trabajaron a pie de las minas.
Esa entrada
masiva de dinero dio lugar a actos de picaresca como el de untar cualquier tipo
de piedra con aceite y luego quemarla en el fuego para que aparentase ser
wolframio. Los alemanes estimaron, una vez finalizada la guerra, que de todo el
wolframio comprado tan sólo un 38% por ciento de éste era realmente wolframio.
Los aliados lo compraban en ingentes cantidades que luego tiraban en alta mar;
pues desconocían los 15000 tipos de aplicaciones para el que lo usaban los
nazis. Además ese aumento de la masa monetaria local provocó un incremento de
los precios en los productos básicos, inflación, en la mayor parte de los
municipios. También se incrementaron los casos de corrupción, juego ilegal,
alcoholismo, etc.
Dº Luis
Camisón, antiguo farmacéutico de Torre de Don Miguel, recuerda que siendo niño
veía como los mineros llegaban de la mina de trabajar, y después de haberse
emborrachado en las tabernas de Torre, hacían ostentación del dinero ganado ese
día. Y pudo observar también como algunos de ellos se encendían los puros
comprados en el estanco con billetes de 5oo pts.
En otros casos
nos relata Vicente Calderita, antiguo profesor del colegio de Acebo, como algún
profesor de ese centro estuvo a punto de ser expedientado por un Inspector de
Educación por haberse ido con sus alumnos a las minas de Jálama a buscar
wolframio; ya que al ser su salario de maestro insuficiente se veía en la
necesidad de complementarlo con el dinero obtenido en su oficio de minero.
Quizás por
ello ese sabio coplero que fue Emiliano Martín Susaño, El Ciego de Perales, les
recitaba a esos mineros una copla para que reflexionasen sobre ese maná que les
había llegado y que seguramente, más tarde o temprano, llegaría a su fin, esta
decía así:
Allá, en la
Sierra de Gata,/ y en casi todos los pueblos,/Por cada kilo que sacan/le dan
catorce durejos,/(así el que saca cien/¿Cuánto gana, compañero?)/ Minerito,
minerito/Te voy a dar un consejo:/(que ni en vino ni en “coñá”/malgastéis
vuestro dinero)/ Compra una casa y un huerto,/ o un olivar, por lo menos,/ (y,
aunque la mina se acabe,/siempre podrás ir viviendo)/ Bendita Sierra de Gata,/
bendito sea nuestro suelo,/(benditos sean los hombres/ que en dicha sierra
nacieron)/ Minerito, minerito…..
Las minas de
wolframio de Sierra de Gata se dejaron de trabajar a mediados de la década de
los años cincuenta del siglo pasado, permaneciendo en ese estado desde
entonces; aunque han sido objeto de estudio en sucesivas ocasiones para ver la
viabilidad de reiniciar su explotación con nuevos métodos, descartándose
siempre esta idea por diferentes motivos.
¿Qué nos queda
de ese pasado minero en la Sierra? Pues aparte de infinidad de minas
abandonadas en las que se dejaron la salud y juventud infinidad de nuestros
antepasados, también quedan interesantes vestigios de arquitectura industrial,
como el que existe en Perales del Puerto. Otros municipios de la vertiente
salmantina de Sierra de Gata, como es el caso de Navasfrías, se han adherido al
proyecto Mineral 2.0, Municipios Mineros de España. Esta localidad salmantina y
vecina de la Sierra de Gata extremeña
presentó su pasado minero en la escuela de minas de Madrid en noviembre
de 2010.
Este proyecto
minero, Mineral 2.o, al que se deberían adherir todos aquellos municipios
mineros de Sierra de Gata que tuvieron un papel destacado dentro de la minería
nacional (Acebo, Villanueva de la Sierra, Torre de don Miguel, Gata, Perales
del Puerto, Villamiel, Eljas, San Martín de Trevejo, Valverde del Fresno, etc)
intenta poner en valor el pasado minero de los municipios y conservar aquéllas
instalaciones que aún existen.