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domingo, 26 de agosto de 2018

CORIA, BOSQUEJO HISTÓRICO DE ESTA CIUDAD Y SU COMARCA, por Gervasio Velo Nieto



El verano es la época perfecta para disfrutar de aquellas lecturas que a uno más le puedan atraer. Este año, en mi caso, ha sido especialmente fructífero ya que me he podido hacer de unos cuantos ejemplares de algunos de los libros que más ansiaba conseguir. Uno de éstos ha sido el que yo considero fue el primero que escribió mi escritor fetiche serragatino, Gervasio Velo Nieto. 
Bajo el título "Coria, bosquejo histórico de esta ciudad y su comarca" el polifacético escritor e historiador peraliego sumerge al lector en un relato apasionado sobre la fundación de la ciudad de Coria y su devenir histórico, hasta que fue definitivamente reconquistada a los musulmanes.
Con un estilo novelesco es capaz de contar la historia de esta ciudad altoextremeña que durante siglos tuvo una importancia capital en la historia de España. Pero nuestro cronista no sólo se ciñe a la historia de esta bella ciudad, si no que es capaz de relacionarla con la historia de las tierras que la rodean; buceando en fuentes históricas inéditas para los historiadores de aquellos tiempos.
Gervasio demuestra en este ensayo su perfecto conocimiento de dichas fuentes bibliográficas; así como de la lengua latina, lo que le permite reconstruir la historia de esta población que fue la joya de la corona de vetones, romanos, musulmanes y cristianos.
Su publicación en el año 1947, desgraciadamente, no fue acompañada de una amplia y extensa distribución; que habría servido a miles de extremeños de este rincón cacereño y a sus descendientes como poderosa arma para hacer frente al fenómeno de la aculturación cuando emigraron en la década de los sesenta y en años sucesivos.

jueves, 11 de febrero de 2016

SALVALEON

Este verano, en pleno mes de julio, le comenté como en otras ocasiones a mi gran amigo Gustavo que iba a ir un día a Valverde del Fresno a visitar las ruinas de la ciudad medieval de Salvaleón. Como en otras muchas ocasiones se ofreció a llevarme y acompañarme en la visita, cosa que agradezco enormemente, ya que no es la primera vez que me he encontrado en serias dificultades en el monte al intentar visitar algunas ruinas o ciertos parajes de extraordinaria belleza y aunque la idea que tengo es que mis restos reposen algún día diseminados por la Cervigona o en la cima de Jálama, creo que todavía ese momento no ha llegado.



Ese día nos levantamos temprano, más que nada para evitar el calor sofocante de este verano pasado. Después de tomar un café en Hoyos emprendimos la marcha hasta casi la frontera con Portugal, desviándonos a pocos kilómetros de ésta a través de una pista forestal que, carente de indicaciones, nos dejó a los pies del inmenso recinto amurallado.



En un pequeño cartel explicativo pudimos leer parte de la historia de esta ciudad, en el mismo se establecía su fundación en la época medieval; sin embargo otros estudiosos como Gervasio Velo Nieto consideran que dicho enclave fue fundado antes de la llegada de los romanos, probablemente en tiempos de los vetones, y que ya en la época romana existía allí la ciudad de Interamnia, la cual fue estipendaria de Mérida; contribuyendo a la construcción del puente de Alcántara.





Con la Reconquista de estas tierras se volvió a refundar, tal y como asegura Gervasio Velo, y se convirtió de nuevo en una próspera ciudad, que con el paso de los siglos sería de nuevo abandonada por la inseguridad que la frontera portuguesa ofrecía a sus habitantes. 



Hoy en día tan sólo se puede contemplar buena parte del recinto amurallado, de un ancho de 3 metros en algunos de sus tramos, construido principalmente con grandes lajas de pizarra. La extensión del mismo, varias hectáreas, da idea de la relevancia de dicha ciudad y de la población que pudo llegar a albergar. En su interior se pueden distinguir todavía algunas paredes de algunos edificios y en el exterior el magnífico foso que sirvió de protección a sus moradores.









El silencio y las extraordinarias vistas de los montes de Portugal y del encuentro que se produce en esa zona de los ríos Erjas y Basádiga culminaron una visita a uno de los restos arqueológicos con más solera de nuestra Comarca.