La resistencia antifranquista
en Sierra de Gata,
1936-1946
RESUMEN:
La
resistencia contra los militares sublevados en Sierra de Gata consta de dos
fases claramente delimitadas.
La primera de ellas se da nada más
declararse el inicio de la contienda y comprende un periodo muy breve de tiempo;
que va desde el día 18 de julio, al día 22 del mismo mes del año 1936. Esos
intentos de oposición a los sublevados se produjeron casi en exclusiva en las
poblaciones de la parte meridional de Sierra de Gata (San Martín de Trevejo,
Cilleros, Hoyos y Moraleja); los mismos fueron dirigidos por líderes locales de
manera espontánea y descoordinada y sin intentos de colaboración con los
dirigentes obreros, izquierdista o frente-populistas de otras poblaciones. El
aprovisionamiento de armas lo obtuvieron gracias al desarme de los ciudadanos
afines a los golpistas; pero fueron incapaces de hacer frente de manera
prolongada dentro de las poblaciones a las fuerzas de la autoridad y a los
grupos de afectos a los sublevados. Por ese motivo la mayor parte de ellos se
refugiaron en los campos con la esperanza de que el Régimen Republicano fuese
restablecido y su integridad física salvaguardada, no logrando ninguno de estos
dos objetivos.
La segunda fase de la resistencia
antifranquista en Sierra de Gata se gesta en el año 1945, hasta aproximadamente
el año 1948. Durante ese plazo, y después de un largo periodo de tiempo en el
que en la Comarca no se registró ningún tipo de actividad contra los
representantes del nuevo Régimen, apareció en Sierra de Gata, en las
poblaciones más septentrionales de la misma (Descargamaría, Cadalso de Gata,
Santibáñez el Alto, Villanueva de la Sierra, Robledillo de Gata, Torrecilla de
Ángeles y Villasbuenas de Gata), unos grupos o partidas de individuos
vinculados al Partido Comunista de España; a los cuales se les relacionó con la
creciente actividad del maquis en la provincia de Cáceres. Estos individuos, a
diferencia de los primeros que se opusieron a los sublevados, tenían
experiencia militar en muchos casos, estaban bien armados, coordinados y
dirigidos de manera centralizada; por lo que representaban un riesgo serio para
un Régimen cuestionado a nivel internacional desde la pérdida de la II Guerra
Mundial por parte de sus principales aliados hasta ese momento.
Su actuación tampoco perduró mucho
tiempo; ya que las autoridades militares franquistas se los tomaron muy en
serio e iniciaron un lento, pero efectivo, proceso de exterminio de las partidas;
así como la detención de todos los enlaces y colaboradores con los que contaban.
A esto se unió el cambio de política del
P.C.E. que decidió abandonar la estrategia en el medio rural para centrarse en
la lucha urbana y la infiltración de sus miembros en las fábricas.
PALABRAS CLAVE: Sierra de Gata, Resistencia,
Antifranquismo, Maquis, Guerrilleros, Bandoleros, Comunismo.
SUMMARY:
The resistance against the revolted
military in Sierra de Gata consists of two clearly delineated phases.
The first of them is given as soon as
the beginning of the battle is declared and comprises a very brief period of
time; Which runs from July 18 to 22, 1936. These attempts at opposition to the
rebels took place almost exclusively in the towns of the southern part of
Sierra de Gata (San Martín de Trevejo, Cilleros, Hoyos and Moraleja); They were
led by local leaders in a spontaneous and uncoordinated manner and without
attempts to collaborate with the workers', leftist or frentepopulistas leaders of other populations. The supply of arms
was obtained thanks to the disarmament of the citizens related to the coup
plotters; But they were unable to cope with the forces of authority and groups
affected by the insurgents in a prolonged manner. For that reason most of them
took refuge in the camps in the hope that the Republican Regime would be
restored and their physical integrity safeguarded, not achieving any of two
goals.
The second phase of the antifranquista
resistance in Sierra de Gata was carried out in 1945, until about 1948. During
that period, and after a long period of time in which no activity was
registered in the Comarca the representatives of the new Regime, appeared in
Sierra de Gata, in the most northern populations of the same (Descargamaría,
Cadalso de Gata, Santibáñez el Alto, Villanueva de la Sierra, Robledillo de
Gata, Torrecilla de los Ángeles y Villasbuenas de Gata), groups or partidas of individuals linked to the
Communist Party of Spain; to which they were related to the growing activity of
the maquis in the province of Cáceres. These individuals, unlike the first who
opposed the insurgents, had military experience in many cases, were well armed,
coordinated and centrally directed; For which they represented a serious risk
for a Regime questioned at international level since the loss of World War II
by its main allies until that moment.
His performance did not last long
either; Since the Franco military authorities took them very in serious and
began a slow, but effective, process of extermination of the partidas; As well as the detention of
all the links and collaborators with which they counted. To this was added the
policy change of the P.C.E. Which decided to abandon the strategy in rural
areas to focus on the urban struggle and infiltration of its members in
factories.
KEYWORDS: Sierra de Gata, Resistencia, Antifranquismo,
Maquis, Guerrilleros, Bandoleros, Comunismo.
INTRODUCCIÓN
Sierra de Gata debido a su orografía y
al carácter de sus gentes ha sido tradicionalmente refugio y lugar preferido de
actividades guerrilleras desde antiguo, no en vano se cree que fue la zona de
correrías de Viriato contra los ejércitos imperiales de Roma.
Más recientemente la comarca de Sierra
de Gata aportó hombres contra las tropas napoleónicas, como fue el caso de Pedro
Hontiveros; quien reunió una partida de vecinos de Gata que apoyaron a las fuerzas
sitiadas en Ciudad Rodrigo[1];
pero también la Sierra fue campo de actuación del Cura Merino y del Empecinado[2]. Así
como el cuartel general del los temibles
bandoleros conocidos como Los Muchachos de Santibáñez[3],
que iniciaron su actividad con el preludio de la Guerra de la Independencia y
cuyo mayor periodo de actividad transcurrió desde 1814 hasta 1816.
Fruto de las guerras carlistas y de la
desamortización del siglo XIX la comarca de Sierra de Gata se convirtió en
refugio de numerosas partidas de bandoleros, muchas de ellas disfrazadas de
carlistas. Simón Cordero Obregón, comandante de los voluntarios realistas de
Cilleros, dirigió en 1834 una de esas importantes partidas de carlistas que
sembró el terror por toda esta comarca altoextremeña.
Pero fue Francisco Montejo, un
zapatero remendón de San Martín de Trevejo, quien entre 1833 y 1839 dirigió la
lucha de los carlistas por toda la parte occidental de la provincia de Cáceres;
estableciendo su cuartel general en Sierra de Gata y en el vecino Portugal. Este
mañego campó a sus anchas por todos los municipios serragatinos; contando con
la colaboración del alto clero de la Diócesis de Coria e incluso con personajes
adinerados como Juan Guillén y Godínez, vecino de Gata, quien posteriormente
formó parte del séquito real de Don Carlos[4].
En San Martín de Trevejo también se
detuvo a otra partida entre los que se encontraban Juan Mariño, Santiago
Fernández, Benito Frade y Silvestre Martín, El
Manso. Después del Convenio del Vergara, que puso fin a la guerra carlista,
muchas de esas partidas pasaron a ser consideradas meramente como agrupaciones
de bandoleros, ese fue el caso de las que dirigían Miguel Sánchez, El Medina, la del Montero, de Hoyos, y su compañero Blas Boada, el Calderero de Villamiel, la de un tal Centeno[5],
la de Semental o la de Florentino Matas[6]; y ya en 1856 se detenía en Torre de
Don Miguel al bandolero Francisco Hernández El
Lobo.
Con el advenimiento de la II República
las poblaciones de Sierra de Gata se convirtieron en un polvorín que estallaba
de manera descoordinada y descontrolada ante la situación laboral y social tan
precaria que una inmensa mayoría de su población se veía obligada a aceptar.
Mal dirigidos y peor coordinados las fuerzas obreras de Sierra de Gata se
tuvieron que enfrentar a un caciquismo perfectamente cohesionado y coordinado;
que imponía sus criterios a través de un férreo control de la administración
local y que no dudó en emplear la más extrema violencia en numerosos casos,
mediante un pistolerismo patronal, que recordaba los años de plomo de la
Barcelona de la Dictadura Primoriverista.
Llegado
el 18 de julio, y después de unos meses especialmente intensos de
movilizaciones obreras que se repetían en casi todas las poblaciones de Sierra
de Gata desde las elecciones de febrero de 1936; las fuerzas obreras, paralizadas
y abandonadas a su suerte por las organizaciones estatales de izquierda que detentaban
la máxima representación en ellas, fueron incapaces de hacer frente a los
grupos violentos de fascistas y oligárquicos agrarios; que apoyados por las
fuerzas del orden, guardia civil y carabineros, tomaron el control de los
consistorios de todas las poblaciones, destituyendo a las corporaciones locales
frente-populistas o republicanas.
La
mayor parte de los obreros ante el desconcierto al que se enfrentaban decidieron
huir y esconderse en infinidad de casas de labor, corrales, majadas y
chajurdones dispersos por los campos de Sierra de Gata. De esa manera las
fuerzas afines y sus acólitos camparon a sus anchas, los cuales conscientes de
su manifiesta minoría acudieron a la extensión de un terror que paralizaría a
todos aquellos timoratos que apoyaron las reivindicaciones y movilizaciones
obreras desde una segunda fila en años anteriores.
Fueron
muy pocas las poblaciones de Sierra de Gata en las que los elementos de izquierda,
frente-populista y obreros plantaron cara a los sublevados. Tan sólo se puede
citar de manera clara las poblaciones de San Martín de Trevejo, Cilleros, Hoyos
y Moraleja (en esa época no se incluía a esta última como parte de Sierra de
Gata).
Una
vez pacificados y controlados esos cuatro focos antisubversivos y eliminados o
apresados sus principales partícipes; las milicias fascistas, apoyadas por las
fuerzas del orden, guardia civil y carabineros, fueron dando caza a todos
aquellos huidos que durante los meses y años que duró la guerra civil se
escondieron en el monte. Sin embargo la lucha contra Franco en Sierra de Gata
se extendió hasta bien pasada la primera mitad de la década de los años
cuarenta; época en la que se eliminó a los grupos de maquis pertenecientes a la
1ª Agrupación Guerrillera del Ejército de Extremadura-Centro que actuaban en la zona más septentrional de la Sierra bajo
la dirección de la 12ª División, comandada esta última por Pedro José Marquino
Monje El Francés[7].
Esta 12ª División contaba con alrededor de unos sesenta hombres a su servicio y
añadiéndoles los de otras agrupaciones llegaba a un total de 120 individuos,
los cuales deambulaban desde Sierra de Gata hasta la Comarca de la Vera[8]. El
Coronel Eulogio Limia Pérez consideraba que esa 12ª División tenía su centro de
mando en Sierra de Gata y desde allí extendía su actuación por toda la
provincia de Cáceres, además de a las zonas limítrofes de Salamanca, Ávila y
Toledo[9].
Estructura de la 12ª División o Partida del Francés[10]
PRIMERA OPOSICIÓN A LOS SUBLEVADOS
AÑO 1936
Los
conatos de rebeldía fueron más bien escasos ya que los principales dirigentes
de las masas obreras optaron por huir y esconderse en el intricado y abrupto
campo de Sierra de Gata; sin embargo y de manera excepcional existieron puntos
de rebelión más o menos organizados que hicieron frente a las fuerzas
subversivas.
El
primero que intentó organizar y recuperar el Consistorio, para desde él
implantar el orden constitucional republicano o el comunismo libertario, tal y
como denunciaron sus asesinos, fue Nicasio Álvarez de Sotomayor; quien en los
primeros días del 19 de julio de 1936 consiguió reunir a sus partidarios para,
hasta en dos ocasiones, tomar el control del Consistorio de Cilleros. A la vez
que realizaba tareas de sabotaje en la campiña cillerana, cortando los postes
del teléfono y del telégrafo. Los días del 19 al 21 de julio Nicasio y sus
afines realizaron rondas de vigilancia y destituyeron a la corporación
municipal nombrada por el capitán de carabineros Jesús Corbín; pero no sólo
participó en el intento de recuperar el control municipal de Cilleros; sino que
además colaboró en las tareas de vigilancia y antisubversivas que los
dirigentes del Frente Popular llevaron a cabo en Moraleja entre los días 19 y
21 de julio de 1936.
Nicasio Álvarez de Sotomayor con la Vara del Ayuntamiento
De Cilleros[11]
Nicasio
intentó además, antes de ser asesinado, concentrar a un numeroso grupo de
obreros de tendencia izquierdista de las poblaciones de Acebo, San Martín de
Trevejo, Valverde del Fresno, Gata, Moraleja, Perales, Hoyos, Villamiel y
Cilleros en esta última población el 1 de agosto; para desde allí hacer frente
a los sublevados. La intentona no llegó a producirse ya que el líder obrero
estaba cercado en el valle de las Arenas de Cilleros, en donde le darían muerte
el día 3 de agosto de 1936[12].
Benito Jorge Becerra fue uno de los
vecinos de Cilleros que se vieron implicados en este acto subversivo; ya que
colaboró en la tala del poste telegráfico y dio cobijo en su huerta a los
acólitos de Nicasio, reuniéndose allí con éste último con el objetivo de
planificar el corte e incendio de los postes eléctricos. Benito fue denunciado
por Manuel Estévez Acuña, quien se encontraba detenido en la cárcel porque se
le consideraba cómplice de los izquierdistas sublevados de Cilleros. Éste en su
declaración dijo que suponía que su detención se debía a que la noche del 23 de
julio se habían cortado las líneas del alumbrado y las telefónicas en el pueblo
y que él creía que se debía a que en el pueblo de San Martín de Trevejo, que se
encontraba amotinado, habían cometido algún acto de sabotaje. Sin embargo este
vecino de cilleros declaró que ese día se encontraba en la huerta Chapatala[13]
con Feliciano Hidalgo, Amadeo Felipe y Eliodoro Hidalgo. Según su testimonio al
día siguiente se encontraron con Donato Silguero, Lorenzo Pérez, Benito Jorge, Marcelino
Luis; quienes les dijeron que eran ellos los que habían cortado la línea
telefónica por orden de Nicasio y Francisco Martín Hernández. Además manifestó que se encontró en la sierra con
tres sujetos de Hoyos, Sergio Rojo, Teodosio Salcedo y otro que no conocía[14].
La localidad de Hoyos fue otra en la
que los militantes de izquierdas intentaron frenar el golpe de estado de los
militares africanistas. Por los sucesos de la noche del 19 de julio de 1936 se
detuvo a Teodosio Salcedo Marín, Gervasio Mora Mangas, Agustín Pablos Albarrán y a Agustín Sánchez Hernández [15] .
Esa noche del 19 de julio varios vecinos
salieron a la calle con armas en actitud amenazadora para el vecindario,
recorriendo las calles y diciéndole a la gente que se retiraran porque iba a
pasar una gorda.
Miguel García González, alguacil del
ayuntamiento soyano, confirmó que publicado el bando de guerra por el alcalde
la noche del 19 de julio transitaban por las calles personas en actitud
amenazadora; entre ellas se encontraba Teodosio, con un arma corta en la mano y
Sergio Rojo con una escopeta. Teodosio Salcedo intentó agredir al alguacil del
ayuntamiento, diciéndole a la vecina Teresa Benito y a Cecilia Crespo que se
apartasen que ese alguacil quedaba de su cuenta, por lo que éste tuvo que
ocultarse en la casa de Eloísa Casillas para así evitar la agresión. Una vez se
fueron continuó publicando el bando de guerra.
Antonio Palacios Hueso además de
confirmar estos hechos testificó que amenazaron a las personas de orden diciéndoles que los amos eran
ellos y que lo iban a pasar mal; desafiando al mismo tiempo a los que se
encontraban en el Círculo Olivarero, llamándoles canallas. Sergio Rojo además
en actitud provocativa apuntaba con la escopeta al edificio del Círculo.
Recuerda entre todos ellos a Teodosio Salcedo, Sergio Rojo, Emilio Cubera,
Agustín Pablos Albarrán, Marcelino Crespo, Antonio Rico, Benigno Rodríguez,
Pedro Mora Salvador y otros.
Pedro Mora dijo que con motivo de la publicación
del bando de guerra se unió a Emilio Ramada, Sergio Rojo, Teodosio Salcedo,
Emilio Cubera, Feliciano García Rego, Mauricio González, Antonio Gorrón,
Agustín Pablos Albarrán, Felipe Antúnez, Augusto Arroyo, Antonio Rico,
Marcelino Crespo, Severo Torrecilla, Guillermo González, Melchor Criado,
Santiago Zanca, Casto Zanca, José Iglesias, Benigno Rodríguez y Félix González.
Según este informante Teodosio y Sergio llevaban una pistola y una escopeta
respectivamente, los demás iban armados con palos. Todos ellos llamaron
canallas y fascistas a los del Círculo, ocurriendo todo esto a continuación de
la publicación del bando de guerra. Pedro Mora aseguró no tener constancia de
la lista de personas a matar; así como de la lista de mujeres a repartirse una
vez que triunfase el movimiento revolucionario.
Felipe Antúnez Barroso, que también presenció
la escena anterior, dijo que Pedro Mora llevaba un cuchillo, Emilio Ramada una
pistola, Sergio una escopeta, Teodosio una pistola, Emilio Cubera un palo,
Agustín Pablos Albarrán una pistola, Augusto Arroyo una pistola, Antonio Rico
un revolver, Mauricio Crespo una pistola, Severo Torrecilla un palo, Casto
Zanca un porrillo, José García una segureja y el resto iban armados con palos.
Feliciano García Rego les escuchó decir a este
grupo que antes que los contrarios llegasen a triunfar ellos, los comunistas y
socialistas, se tirarían a la calle para ganar la acción.
A otra de las encausadas, Teresa
Benito Marín, le confesó Teodosio que se había echado a la calle para defender
a la República.
Jesús Bernal López reconoció que era
socialista y afiliado al Centro Obrero y que en dicho centro, después de las
reuniones, se quedaba la directiva; no permitiendo que se quedasen los
socialistas, tan sólo permitían la presencia de los comunistas: Teodosio
Salcedo, Sergio Rojo, Emilio y Agustín Pablo Albarrán; como sucedió el día en
el que habló Máximo Calvo, que fue traído al Centro Obrero por Teodosio Salcedo
y Gervasio Mora.
Gervasio Mora Mangas confesó,
seguramente bajo torturas, que se tenía pensado asesinar a Pablo Merino Calvo,
a Fausto Valiente (Jefe de Falange), destruir el casino del Círculo Olivarero y
asesinar al empresario harinero Millán García. También tenían pensado sacarle
los ojos a Anastasio y Jesús Benito Rego y a los amos de los mismos. Para ello
se había acordado que dichas acciones las ejecutarían: Agustín de Pablo
Albarrán, Teodosio Salcedo, Sergio Rojo, Marcelino Crespo, Antonio Rico Picado
(tesorero del Centro) y Mauricio González Crespo. Confirmó también el reparto
de las señoritas del pueblo, siendo adjudicadas María Cruz Valiente para
Teodosio (Jefe del Comité Rojo); Petra Casillas para Casto Zanca y Carmen
García dijo no recordarlo.
Teodosio Salcedo Marín se desvinculó
en su declaración de la organización del atentado contra la guardia civil del
día 18 de julio de 1936, asegurando que el mismo fue planificado por Emilio
Cubera; contando para ello con dos escuadras de veinte individuos para llevarlo
a cabo. Según su testimonio, huyó al monte por miedo a la guardia civil y que
estando allí comió de lo que le proporcionaba el campo; excepto en una ocasión
en la que Nicasio le remitió veintidós panes. En otra ocasión Cipriano Morán,
vecino de Perales del Puerto, le suministró víveres a su justo precio cuando se
le acabaron los otros. Más adelante decidió marcharse a la rivera portuguesa,
allí con su dinero suministró alimentos a sus acompañantes. Transcurrido un
tiempo regresó al Campillo donde se unió a Gervasio Mora, viviendo unos seis
días ambos con las provisiones que tenían. Poco después se separó de este
último al no estar de acuerdo ni en la ruta a seguir, ni en sus planteamientos.
Huyendo de las batidas que las fuerzas insurgentes estaban llevando a cabo en
el Campillo se trasladó a la Cerca de Revolcho, donde casi le capturan unos
cazadores de Acebo; de allí se dirigió a Moncalvo donde se alimentó de frutas.
Al encontrarse en una situación tan extrema dudó si presentarse a las
autoridades; cuando se encontraba reunido con su hermano, 15 de septiembre de
1936, en el olivar de Margarita Casillas consultándole qué hacer; fue capturado
por un grupo de falangistas dirigidos por un sargento de Milicias de Falange y
por el Jefe de la misma organización, Fausto Valiente. En cuanto a los
integrantes de las milicias antifascistas locales dijo desconocer su
composición y del croquis de esa organización que se le intervino, escuadras,
guerrillas y centurias, confesó que fue adquirido en la prisión de Cáceres y
las explicaciones que allí figuraban las copió de unas que tenía un amigo de
Máximo Calvo. El objeto de traer a Máximo Calvo a Hoyos se debió a que querían
que diese un mitin para que explicase por qué se habían ganado estas elecciones
y perdido las del año 1932. Reconoció por otro lado que el que les asesoraba en
cuestiones sociales era Nicasio Álvarez de Sotomayor; así el primero de los
oficios de huelga lo redactó Nicasio y el siguiente lo cumplimentaron en
Acebo.
La situación de inestabilidad continuó
al día siguiente cuando por una delación del empleado del Ayuntamiento de
Hoyos, Inocencio Martín, la guardia civil de Perales del Puerto fue advertida
de que un grupo de vecinos de Hoyos les estaban esperando en un lugar de la
carretera de Hoyos a Perales para tirotearles, e impedir así que las fuerzas
del orden clausurasen el Centro Obrero Hoyano. Cuando éstos fueron descubiertos
por la guardia civil se dieron a la fuga, deteniendo las fuerzas del orden al
vecino Augusto Arroyo Lozano. Una vez detenido este individuo se dieron cuenta
de que los restantes vecinos de Hoyos armados se habían apostado en el
cementerio viejo con el mismo objetivo que la vez anterior. La guardia civil se
enfrentó a tiros contra los cuatro o cinco individuos que allí se encontraban
al no detenerse éstos cuando les dieron el alto.
Casto Zanca Arroyo el día 20 de julio
a las ocho de la tarde se encontraba en la plaza de la República y fue allí
donde recibió un aviso de una joven llamada María, hermana de Emilio Cubera,
para que acudiese a una reunión en el olivar de Capeo; en la citada finca se
encontró a Pedro María Remigio, Teodosio Salcedo Marín, Perrera, empuñando una pistola o revolver; llegando en ese momento
su tío Augusto Arroyo Lozano. También se encontraba Sergio Rojo Galán y Emilio
Ramada. Entonces el declarante se vino al pueblo junto a Pedro Mora, mientras
que Teodosio Salcedo ordenó que se trasladasen con las armas a otro sitio y
cuando estaba en el pueblo vio a la guardia civil que iba en esa dirección a la
que se habían dirigido Teodosio y sus seguidores. El objeto de la reunión para
la que fue convocado era planear abrir fuego sobre el automóvil de los agentes
y darse a la fuga, el grupo era capitaneado
por Teodosio Salcedo Marín.
Emilio Ramada Girarte fue avisado por
Casto Zanca Arroyo para que se fuese del pueblo; ya que la localidad estaba en
mal estado por culpa de los fascistas, huyendo por este motivo a las afueras y
a la parte alta de la población. Los individuos que le acompañaban, cuando se
encontraba en la parte alta y a un lado de la carretera, a la izquierda según
se sale de la población hacia Valverde, con el objetivo de hacer fuego a los
fascistas que por allí pasasen, estaban capitaneados todos ellos por Teodosio
Salcedo Marín, Perrera, por un tal
Ángel conocido por Villamelano,
natural de Villamiel, y por Sergio Rojo Galán.
Casto Zanca Arroyo era considerado una
persona de mala conducta, condenada por hurto en varias ocasiones e indeseable
para el trabajo; así como un pendenciero, perteneciendo junto a Augusto Arroyo
Lozano y Emilio Ramada al Partido Comunista. Se hallaba siempre en las
manifestaciones tumultuarias; así como en la revuelta de la noche del 19 de
julio después de la publicación del bando de guerra.
Julio Valiente, abogado de Hoyos,
confirmó que Casto era un delincuente y elemento peligroso, que de Augusto
tenía mal concepto; mientras que Emilio era víctima de su ignorancia.
Pedro Valiente Gómez, propietario de
Hoyos, confirmó que la afiliación de todos ellos era comunista y que
pertenecían a la Casa del Pueblo de Hoyos, siendo el peor de todos ellos Casto
Zanca; ya que coaccionaba a los vecinos para que secundasen las huelgas y que
estaba continuamente en los juzgados por hurtos; además de mangonear en la Casa
del Pueblo y que incluso se dedicaba a cachear por las noches a las gentes de derechas.
Luis Moreno Albarrán, juez municipal,
dijo que en los días anteriores en pleno desorden se habían reunido con la
Guardia Roja para cachear a la gente de derechas y que entre ellos iban Zanca y
Rojo.
Ciriaco Álvarez de Sotomayor confirmó
que Arroyo, Zanca y Ramada constituyeron la Guardia Roja; cacheando a la gente
de derechas y cantando la internacional por las calles, distinguiéndose entre
los cuatro Sergio, que era el cabecilla.
Sergio
Rojo confesó que estuvo en la carretera donde se hicieron los disparos y que
cuando escuchó las detonaciones de la noche del día 20 se fugó porque pensó que
le iban a quitar la escopeta, que es con la que se ganaba la vida. Se fue a la
sierra del Campillo y después a Acebo con su familia hasta que se presentó en
la alcaldía de Hoyos, permaneciendo detenido hasta el 1 de septiembre; luego lo
llevaron a Coria donde estuvo en esa cárcel hasta el 13 de septiembre y de ahí
le enviaron a la prisión de Cáceres. Permaneciendo en esta última procesado con
otros diez individuos procedentes de Cilleros que habían permanecido en la
sierra con él. Siendo condenados todos ellos inicialmente a treinta años de
reclusión. En su confesión juró no pertenecer a la Guardia Roja del pueblo, ni
haber realizado tareas de vigilancia armado por las calles, además de no
haberse enterado de la publicación del bando de guerra.
Teodosio Salcedo Marín era el
presidente del Radio Comunista de Hoyos y el presidente de la Casa del Pueblo
de Hoyos[16]. Éste fue otro de los vecinos de Sierra de
Gata que huyó al monte, como se ha visto anteriormente, nada más producirse el
golpe de estado; en su deambular por la serranía junto a Sergio Rojo mantuvo
contacto con los huidos de Cilleros. Manuel Estévez Acuña reconoció ante los
militares sublevados que mientras se encontraba huido se relacionó con tres
individuos de Hoyos y que uno de ellos era Teodosio Salcedo y el otro Sergio
Rojo; los cuales iban armados con una pistola Brownie de siete tiros y con un
revolver de cinco tiros, además de una escopeta; con una dotación esta última
de cincuenta disparos.
Según Prudencio Núñez Jorge, Teodosio
Salcedo y Sergio Rojo mataron una cabra en la Sierra de la Peña; aunque él y
Lorenzo Pérez se separaron de ellos en la huerta de Chapatala. Confirmando que
la cuadrilla liderada por estos dos soyanos la componían once individuos
armados y que Teodosio Salcedo manejaba una pistola que le había robado al hijo
de un guardia civil y que Sergio Rojo iba armado con una escopeta y un cuchillo
de grandes dimensiones; según su testimonio Teodosio tenía como munición cien
balas que servían tanto para la pistola que había hurtado al hijo del guardia
civil como para el revólver de Donato. La pistola que llevaba Teodosio
pertenecía a Olegario Pérez Hernández, quien la había escondido en una dehesa,
y de allí se la había quitado Teodosio; quien le dijo a su vez que si hubiese
sabido que era de derechas lo habría matado.[17]
El 27 de julio de 1936 un sargento de
la guardia civil, Domingo Hernández, informaba de una batida en los montes
próximos a Hoyos, en la finca llamada Las Veladas, en donde se encontró con un grupo compuesto
por ocho individuos que les salieron de un matorral; a los que les hicieron frente
una sección de dieciocho hombres
afiliados a la milicia local, hiriendo a uno de ellos en una pierna y
reconociendo entre los componentes de la cuadrilla a los comunistas locales
Teodosio Salcedo, Perrera, y Sergio
Rojo, este último era el lugarteniente de Teodosio[18].
En la relación de individuos que la
Alcaldía de Hoyos remitía al Comandante Juez Instructor de Cáceres el 29 de
septiembre de 1936 se informaba de lo siguiente: de Teodosio Salcedo Marín se
decía desconocer su paradero; ya que fue sacado de la prisión de Hoyos para ser
puesto a disposición de la Comandancia Militar, sin que nadie más hubiese
vuelto a saber de él; de Emilio Cubera Zamarreño también se ignoraba su paradero desde que se
le condujo de la cárcel de Hoyos a la de Coria; Sergio Rojo Galán se debía
encontrar preso en la cárcel de Coria o en la de Cáceres; de Marcelino Crespo
Marín también se decía desconocer su paradero desde que fue trasladado de la
cárcel de Hoyos a la de Coria; de Antonio Rico Picado también se desconocía su
paradero desde que se le entregó a la guardia civil para que lo llevase a la
cárcel de Coria desde la de Hoyos; de Gervasio Mora Mangas se argumentaba lo
mismo que del anterior, ignoraban su paradero; de Augusto Arroyo Lozano, Villamelano, se suponía que se
encontraba en la prisión de Cáceres; Severo Torrecilla Crespo fue puesto en
libertad desde la cárcel de Coria; de Casto Zanca Arroyo se creía que se
encontraba en la cárcel de Cáceres, a donde fue enviado desde la de Hoyos;
Guillermo González Mora, Santiago Zanca Domínguez, José Iglesias Zanca, Félix
González Lanchas, José García Marín, Agustín Sánchez Hernández, Lorenzo García
y García, Gabino Bermúdez González, Esteban Badillo
Marcos, Agustín Pablos Albarrán, todos ellos se encontraban presos en la cárcel
de Hoyos.
Teodosio y Gervasio Mora Mangas fueron sacados de la
cárcel de Hoyos junto a Pedro Velo Mangas, alcalde de Perales del Puerto, para
ser fusilados en la finca del Perosín (Peñaparda)[19] .
La cárcel de Hoyos y la de la de Coria
se convirtieron en esta fase del conflicto en dos centros de internamiento, de
los que eran sacados extrajudicialmente o liberados bajo engaños algunos de los
detenidos; para acto seguido ser asesinados en lugares improvisados por las
milicias afines a los sublevados, que eran previamente avisadas de esas puestas
en libertad; usando en definitivamente la misma estrategia que los milicianos
aplicaban a las puertas de las checas.
El
movimiento antisubversivo en Moraleja también fracasó y ello a pesar de que en
los días en que estuvo vivo tuvieron casi el control de la población; pero
finalmente se vieron desbordados por la acción de las fuerzas militares afines
a los sublevados, así como por las milicias vinculadas a los mismos.
Isidoro
Gutiérrez Simón en su declaración en el consejo de guerra que se siguió contra
él y todos aquellos que se opusieron a los sublevados certificó que Félix
Martínez García, representante de la Juventud Comunista en Moraleja, fue
detenido el 18 de julio en posesión de un revolver junto a otro vecinos de ideología
marxista que se oponían también al triunfo del llamado Movimiento Nacional.
Celso
Alemán Ladero identificó a los integrantes de los llamados grupos marxistas
entre los que se encontraban: Alfonso Rodríguez (Alcalde), Baldomero Campo y
Enrique Montero Astudillo (policías). Según este vecino la noche del 21 de
julio, como el ayuntamiento estaba en posesión de los sublevados, los marxistas
se intentaron apoderar de él a la fuerza; por ese motivo él llamó a la fuerza
pública de Perales del Puerto, los cuales restablecieron el orden nombrando
alcalde a Tomás Olivera; el cual volvió a entregar las llaves a los marxistas
por miedo.
Cuando
los afines a los golpistas pensaron que el pueblo estaba pacificado se
presentaron en la localidad Nicasio Álvarez de Sotomayor, Silvestre Montero y
un tal Francisco; los cuales después de haber tomado por la fuerza el
Ayuntamiento de Cilleros se desplazaron a Moraleja para hacer lo mismo.
Eusebio
Sánchez Palacín identificó al maestro Jacinto González Carpintero como el
ideólogo que instigó a los marxistas a realizar todos los hechos que sucedieron
en los días posteriores a la sublevación militar. Además precisó quienes eran
los individuos que la noche del 18 de julio dieron vivas al comunismo y mueras
al fascio armados con escopetas y palos.
Por otro lado Demetrio Martín García
también señaló a Jacinto González Carpintero como el maestro de Descargamaría
que había sido el dirigente de la política de izquierdas allí y quien presidió la Unión Republicana local; además le acusó de
que de no haber sido por él los partidos de izquierda no habrían progresado
tanto. Cuando estalló el movimiento Jacinto se encontraba en Moraleja; aunque
éste en su declaración ante el consejo de guerra reconoció haber pertenecido a
Unión Republicana y que el 18 de julio se encontraba en Moraleja, negó que
acudiese a la Casa del Pueblo o recorriese las calles intentado tomar el
Ayuntamiento de Moraleja el día 21 de julio de 1936.
Silvestre Montero Hernández testificó que
los días en los que se produjo el golpe de estado acompañó a Nicasio y a
Francisco hasta Moraleja, pero alegó que sólo estuvieron allí unas horas. Durante
ese tiempo, según el testimonio de Silvestre, Nicasio habló con: Celso Alemán,
Luis Gundín, José Gallego, Tomás y Nicolás Hernández Vicario, figurando durante
ese breve periodo de tiempo como alcalde Tomás Olivera y sin embargo en ningún
momento vio a los marxistas haciendo guardias.
Desiderio Lorenzo González reconoció acompañar al alcalde y al
presidente de la Casa del Pueblo al parador de la carretera donde tomó un vaso
de vino con ellos y que en ese momento llegó un coche con tres individuos;
siendo uno de ellos Nicasio, hablando éste con el Alcalde y el Presidente de la
Casa del Pueblo. Por otro lado se identificó a José Montero Estévez como el
vecino de Moraleja que, siendo presidente de la Casa del Pueblo, en la noche
del 18 de julio tomó alquilado un
vehículo y se dirigió a Cilleros donde se entrevistó con Nicasio.
Los jueces militares identificaron a
Silvestre y a Nicasio como los cabecillas que intentaron levantar en armas a
los izquierdistas de Moraleja y que no pudieron llevarlo a cabo debido a la
intervención de la Guardia Civil. Silvestre consiguió posteriormente, en enero
de 1937, ingresar en Falange Española de Cilleros, y ello a pesar de ser
considerado el secretario personal de Nicasio, hasta que fue detenido el 24 de
abril de 1937. Incluso en los primeros días del llamado Alzamiento se había echado al monte con una partida armada que
actuaba en la zona con la que intentó apoderarse de Coria, más tarde se retiró
a Sierra de Gata hasta que dicha partida fue desecha por diferentes batidas de
elementos de orden de aquellos
pueblos.
Nicasio Álvarez de Sotomayor (6) con los
principales líderes mundiales del anarcosindicalismo en el congreso
anarcosindicalista celebrado en Madrid en 1931, entre ellos se encuentran:
Rudolf Rocker (9), Ángel Pestaña (2), Avelino González Mallada (1),Diego Abad
de Santillán (4), Huart (7), Agustín Souchy (8), Francisco Arín (podría ser el
nº 3).[20]
Sin embargo el Consejo de Guerra
resolvió que, teniendo en cuenta las declaraciones de varios vecinos de
Moraleja, se derivaban responsabilidades contra un importante grupo de vecinos
de Moraleja, al igual que se hizo contra los de San Martín de Trevejo y Cilleros; ya que esos
individuos, entre los que se encontraban como dirigentes el alcalde de
Moraleja, Alfonso Rodríguez, Silvestre Montero, Amador Martínez y el maestro de
Descargamaría, Jacinto González Carpintero, formaron grupos armados con palos y
escopetas lanzándose a la calle con el fin de tomar el control de la población
y oponerse al llamado Movimiento.
En
su declaración Silvestre Montero Hernández, segundo alcalde de Coria y miembro
de la sociedad obrera La Nueva Aurora, reconoció que participó en el movimiento
antisubversivo de Moraleja y que acompañó a Nicasio y a Francisco, pero que no
hablaron con el alcalde de esa población, Alfonso Rodríguez; simplemente
tomaron unas copas, preguntaron cómo iba el golpe de estado y se marcharon a
Coria[21].
Uno de los personajes cruciales de
este momento que se vio implicado en un consejo de guerra con motivo de la
puesta libertad de individuos de antecedentes frente-populistas o izquierdistas
fue el mismísimo Capitán de carabineros Jesús Corbín Ondarza; quien fue
denunciado por unos vecinos de Coria por haber liberado a los siguientes presos
izquierdistas que se encontraban detenidos en la cárcel de Coria: Alejandro
Llanos Retortillo (votante F.P.), Luis García Ollero (P.S.O.E.), Asterio Mateos
Alcoba (P.S.O.E.), Indalecio Valiente Álvarez ( Unión Republicana), Demetrio
Aquilino Sánchez (P.C.E.) y Eulogio Pérez Moreno (votante del F.P).
Debido a su historial fue absuelto del
delito del que le acusaban; aunque entre los que emitieron informes negativos
contra él se encontraban el jefe de Falange de Coria, Venancio García y el
alcalde de esa población, Evaristo Montero. Todos esos liberados finalmente
tuvieron más suerte que otros que fueron excarcelados; ya que ante las quejas y
denuncias planteadas fueron nuevamente encarcelados, evitando de esta manera su
asesinato[22].
El
otro punto de rebeldía se dio en San Martín de Trevejo. Este municipio fue el
campo de batalla de dos líderes políticos que tuvieron el mismo final trágico a
manos de aquellos que se alzaron en armas, Víctor Berjano y el maestro Pedro
Rivero Ramos.
La
situación laboral y política en esta población había sido problemática durante
todo el periodo republicano; Víctor Berjano llegó a tener a sueldo a un grupo
de pistoleros para coaccionar a los obreros locales[23];
aun así las fuerzas obreras no cesaron en sus reivindicaciones y la situación
tuvo épocas muy complicadas en las que la violencia campó a sus anchas por la
localidad.
La
conflictividad obrera parece ser que se inició con la toma de posesión de la
escuela de San Martín de Trevejo por parte de Pedro Rivero Ramos, maestro
natural de Perales del Puerto; quien desde dicha escuela promovió el laicismo y
reivindicó el retorno de los bienes comunales, la dehesa de Torre la Mata, a los vecinos mañegos. Además asesoró a
los obreros en todas las reivindicaciones laborales, llegando a crear la
sociedad obrera La Redentora, desde la que se gestionaban las huelgas y todos
los asuntos obreros locales; llegó a presentar una candidatura radical
socialista a las elecciones de 1931. Debido al fracaso en esas elecciones
solicitó el traslado a Layos (Toledo); aunque desde la distancia siguió
asesorando a los obreros mañegos, no cesando la crispación en esta localidad
durante todo el periodo republicano[24].
Pedro Rivero Ramos sería capturado durante la contienda y condenado a muerte en
el juicio que se instruyó contra él por auxilio a la rebelión; e incluso se le
persiguió a él y a los familiares que pudiera tener al ser multado en 1941,
cuando ya había sido fusilado en 1937, con una sanción de 300 pesetas; la cual
no sería anulada hasta finales de la década de los años cincuenta del siglo XX[25].
San
Martín de Trevejo vivió como todas las poblaciones unos días de inestabilidad,
caos y vacío de poder desde el 18 de julio hasta casi finales de ese mes de
1936. Los sublevados identificaron como máximos dirigentes de dicha situación a
Germán Domínguez González, Alcalde de San Martín de Trevejo, y al Presidente de
la Casa del Pueblo, Serafín Franco Rodríguez; quienes, según la sentencia del
Tribunal Militar que los juzgó el 20 de septiembre de 1936, reunieron a los
obreros de las organizaciones obreras socialistas y extremistas y de forma
tumultuaria dicho grupo, dirigido por los dos anteriores, recorrió los
domicilios de las gentes de orden de la localidad ocupándoles las armas de
fuego de toda clase; repartiéndoselas entre los socialistas, para así alzarse
en armas contra la autoridad militar.
Nada
más declararse la rebelión militar numerosos obreros mañegos se presentaron en
la alcaldía poniéndose a las órdenes del alcalde; ese fue el caso de
Constantino Carretero Carretero que en su declaración durante el consejo de
guerra que se le instruyó confirmó que la noche del 18 al 19 de julio de 1936
participó en las rondas ciudadanas que requisaron las armas a los vecinos de
derechas de San Martín de Trevejo y en las que fue asesinado el 25 de julio un
vecino de derechas llamado Máximo Martín, que era gestor del ayuntamiento y
miembro de Falange. Parece ser que los asesinos fueron Julio Rodríguez Sánchez
y Florencio Rodríguez Sánchez.
Segundo
Álvarez Gómez reconoció también que participó en esa requisa de armas a los
vecinos de San Martín de Trevejo; ya que les habían informado que los ricos de
otros pueblos se habían levantado en armas y que se dirigían a San Martín de
Trevejo para generar tumultos.
En
total y en palabras de Sixto González Domínguez, miembro de La Redentora,
parece ser que participaron entre afiliados a dicha sociedad y no afiliados
unas ochenta personas en esas requisas de armas; posteriormente y viendo como
se iba desarrollando el golpe de estado decidieron huir al monte; más
concretamente a la Sierra de Jálama, a la zona conocida como Divina Pastora, en
el sitio denominado Lindo Río.
Lorenzo
Franco Rodríguez dijo en su juicio que él huyó a la sierra el 22 de julio de
1936 por miedo a la fuerza pública. Durante varios días mantuvieron algunos
enfrentamientos armados con las fuerzas militares y militarizadas que fueron a
detenerles.
En
la madrugada del 25 de julio de 1936 las fuerzas de carabineros, guardia civil
y milicias de Falange dirigidas por Jesús Corbín y apoyadas por el teniente de
carabineros, Francisco Cueñas Barrios, y por el guardia civil, Claudio Yelmo
Poderoso, se personaron en las proximidades de la Sierra en la que se habían
atrincherado los vecinos de izquierdas de San Martín de Trevejo; deteniendo,
después de un pequeño tiroteo en el sitio conocido por Barrigón, cerca del
Preventorio Infantil, a unos veintinueve individuos capitaneados por el Alcalde,
Germán Domínguez González. Entre todos portaban catorce escopetas y cuatro
pistolas.
El Alcalde fue condenado a la pena de
muerte, la cual se ejecutó el 23 de octubre de 1936; mientras que a: Ángel
Ofretorio Bascones, Faustino Pérez Mora, Ignacio Damián Martín y Primitivo
Expósito Damián se les condenó a doce años de prisión por un delito de auxilio
a la rebelión. A los demás se les condenó a veinticuatro años de reclusión
mayor al ser meros ejecutores de un delito de rebelión según el número 2 del
artículo 238 del código militar, aunque finalmente se les redujo la pena el 2
de noviembre de 1943[26]. Serafín
Franco Rodríguez inicialmente huyó al monte y posteriormente se entregó a los
sublevados; mediante engaños fue sacado de su casa y asesinado
extrajudicialmente. De esta manera acababan con el que, en palabras de Teodosio
Salcedo Marín, era el Delegado del Distrito que estaba en contacto con los
dirigentes de las organizaciones obreras de otras localidades y era quien
organizaba las concentraciones de masas que se daban en algunas poblaciones de
Sierra de Gata[27]
. El único exculpado fue Leoncio Franco Martín.
Los condenados, treinta y cinco de ellos,
fueron enviados al Fuerte de San Cristóbal en Navarra, once de ellos se vieron
implicados en una fuga masiva de presos el 22 de mayo de 1938 que acabó con la
muerte de tres de esos mañegos evadidos, Escolástico y Albino Carretero
Hernández y Segundo González Frades; otros dos fugados murieron en la
enfermería del Fuerte en 1941, Julián Damián Martín y Gonzalo Gordillo Pérez[28]. Otro
de los vecinos mañegos que murió el 6 de agosto de 1940 en la enfermería de
dicho presidio, aunque no participó en dicha fuga, fue Manuel González
Rodríguez.
Los vecinos mañegos que intentaron
hacer frente a las fuerzas afines a los militares sublevados pretendieron extender
ese conato de oposición a poblaciones vecinas como Villamiel; sin embargo la
oposición en contra del Alcalde del Frente Popular, Constancio Roque Moreno,
evitó dicha tentativa hasta en dos ocasiones. la primera de ellas el mismo día
18 de julio de 1936 cuando los mañegos se presentaron en Villamiel para
soliviantar a las masas y así oponerse a los sublevados[30]. Este
fue uno de los errores más graves que cometió uno de los dirigentes
frente-populistas de Sierra de Gata; ya que de esa población saldría uno de los
máximos dirigentes comarcales de Falange Española, el cual dirigió y participó
en todas y cada una de las cacerías de huidos y maquis que se ejecutaron en la
comarca.
Por tanto la fase inicial de oposición
a los militares sublevados en Sierra de Gata tiene su epicentro principal en
las poblaciones más suroccidentales de la misma. De haberse conseguido una
actuación conjunta y coordinada de los vecinos de las poblaciones de San Martín
de Trevejo, Cilleros, Villamiel, Moraleja y Hoyos el triunfo inicial del Alzamiento de los militares y sus
fuerzas afines en Sierra de Gata habría sido neutralizado. Es paradójico que
contando las fuerzas afectas a la República de Sierra de Gata con la
colaboración de un personaje de la talla de Nicasio Álvarez de Sotomayor, con
amplia experiencia revolucionaria y de coordinación de grupos revolucionarios,
la oposición de éstas a las fuerzas afines a los militares sublevados,
lideradas las mismas por el capitán de carabineros, Jesús Corbín, fuese tan
residual, descoordinada y marginal como sucedió. Ese fracaso de actuación
conjunta derivó en un proceso inmediato de represalias y encarcelamientos
generalizados de todos aquellos que participaron en esa fase inicial de defensa
de la República y de oposición a los sublevados.
Por otro lado se observa que en el
inicio del conflicto en aquellas poblaciones donde se produjeron conatos de
oposición a los sublevados se repitieron los mismos de igual manera. El
desencadenante en la mayor parte de los casos fue el intento de publicación del
bando de guerra. A raíz de ello, entre los días 18 y 19 de julio, se iniciaron
las rondas de vigilancia a manos de los dirigentes y miembros de las
organizaciones políticas y obreras que integraban el Frente Popular; de esa
forma se intentó controlar a los vecinos supuestamente afines a los sublevados,
a la vez que se procedía a su desarme. Armas que acabaron en todos los casos en
manos de los que habían iniciado las rondas de vigilancia. Debido a ello
consiguieron hacerse con el control de las poblaciones y de los consistorios.
En la medida en que las fuerzas del orden, apoyadas por las elementos afines a
las fuerzas sublevadas, les hicieron frente e impusieron las normas de los
sublevados; los defensores de la República, de la Revolución Social y del Comunismo
Libertario decidieron huir al campo, para desde allí continuar con la lucha o
para proteger su integridad física con la esperanza de que el orden republicano
fuese restablecido.
Parece ser que cuanta mayor oposición
a los sublevados o cuanto más recientes estaban ciertos conflictos en los que
se habían vivido sucesos de extrema violencia, en las que las víctimas fueron
los vecinos de derechas de ciertas poblaciones; mayor represión o al menos más
traumática fue ésta para los vecinos vinculados al Frente Popular (Villamiel,
Gata, Cilleros). Independientemente de que ésta estuviese previamente
planificada por los golpistas.
POSGUERRA Y ANTIFRANQUISMO EN SIERRA
DE GATA
EL SURGIMIENTO DEL MAQUIS
A
medida que los golpistas consiguieron asentarse en la provincia de Cáceres de
forma segura se inició un proceso por éstos que tuvo dos estrategias claras. La
primera iba dirigida a la eliminación física de los integrantes de las
distintas partidas o de aquellos huidos izquierdistas que se habían refugiado
en los montes de las poblaciones que habían quedado sometidas a su control y la
segunda fue la captura, tortura y encarcelamiento de todos aquellos sospechosos
de ser integrantes o de haber colaborado con los partidos del Frente Popular. El
objetivo evidente de estas dos medidas era evitar por un lado que los afectos a
la República colaborasen con los huidos o fuesen capaces de organizarse e
iniciar distinto conatos de rebelión; y por otro atemorizarlos para que buen
número de ellos se integrasen en las filas del nuevo ejército nacional. Este
último objetivo era vital ya que entre otros motivos el ejército franquista
contaba con un claro superávit de oficiales y una amplia carencia de soldados
de tropa.
Así
en septiembre de 1936 los miembros de Falange de Torre de Don Miguel
continuaban realizando incursiones en los campos de esa localidad y de otros
municipios limítrofes con el fin de eliminar a los vecinos de pasado
izquierdista[31].
Mientras
tanto la afiliación de antiguos integrantes de organizaciones frente-populistas
seguía al ritmo deseado por los golpistas. Los pueblos donde mayor número de
personas se afiliaron a la Primera Línea de Falange fueron Cilleros y
Villasbuenas de Gata; aunque los casos más llamativos se produjeron en Cadalso
de Gata. En esta localidad dos de los integrantes del Radio Comunista de
Cadalso, el secretario administrativo y el integrante de la comisión revisadora
(Marino Murguía Gómez y Floro Lázaro Calvo), ambos estrechos colaboradores de
Máximo Calvo, se afiliaron a La Primera Línea de Falange después de haber sido
encarcelados y torturados en la cárcel de Hoyos en 1936[32].
Ficha de afiliación a Falange Española de un vecino de Perales del
Puerto
que anteriormente perteneció a Sociedad obrera socialista local[33]
Aquellos
ideológicamente más concienciados y conscientes de que el golpe de estado se
transformaría en una cruel guerra civil intentaron alcanzar las líneas afines
al gobierno republicano, como fue el caso de Máximo Calvo Cano.
Este
dirigente provincial del Partido Comunista en Extremadura cruzó las líneas
franquista en sucesivas ocasiones y llegó a personarse en la capital de Cáceres
dando lugar a lo que se denominó como el complot de Máximo Calvo y que finalizó
con la muerte de este líder comunista el 27 de diciembre de 1937[34] ;
además de con decenas de asesinados a los que se les acusó de ser sus fieles
colaboradores.
El
periódico La Falange, editado en
Cáceres Capital, publicó la noticia de que el 24 de junio se había descubierto
un complot por el que se pretendía hacer estallar un motín comunista en dicha
ciudad y que al mando del mismo se encontraba Máximo Calvo[35].
Ese complot a cuyo mando estaría ese dirigente marxista se basaba únicamente en
la localización de un mapa en el que se fijaban los objetivos a tomar en la
ciudad de Cáceres y que fue hallado bajo el colchón de la supuesta cama del
líder comunista de Cadalso.
Máximo Calvo también realizó labores
de espionaje tras las líneas franquistas, además de ser un destacado miembro de
los grupos guerrilleros que en los primeros días de la guerra civil actuaron en
la provincia de Cáceres tras las líneas franquistas[36].
Máximo alcanzó el grado de Comandante de guerrillas a los 36 años frente al
mando de una partida que actuó en la Sierra de San Pedro y en Pozoblanco.[37]
Sin
lugar a dudas la labor de proselitismo que hicieron los militantes comunistas
de Cadalso de Gata (Máximo Calvo Cano, Mariano Murguía, Floro Lázaro Calvo, José
Moreno Fonseca, Gerardo Clavo Mateo, Eugenio Marín Gago, Enrique); de
Descargamaría (Eugenio García Hernández, Toribio García Rodríguez, Vicente
Gómez Martín, Evaristo Rodríguez Cepa, Gregorio Rodríguez Cepa, Eusebio Salicio
Toroyo); de Santibáñez el Alto (Elías y Nicolás Ferreira) y de Villanueva de la
Sierra (Germán Serrano Martín); así como la orografía tan escarpada del terreno
(La Malena, el río Malvao, el arroyo Alvao), flanqueada por todos lados de
tortuosas serranías (Sierra de las Pilas, las Jañonas, Sierra de los Ángeles,
de Dios Padre, Sierra del Moro, Sierra del Gorrero, etc), convertirían a esa
zona de Sierra de Gata en el escenario preferido de actuación de los futuros
grupos de maquis vinculados al Partido Comunista de España; los cuales
desarrollarían su actividad guerrillera total en la segunda mitad de la década
de los años 40.
A
ello se unirían otra serie de factores exógenos como la pérdida de la II Guerra
Mundial por parte del fascismo internacional y el boikot internacional al
régimen de Franco; los cuales alimentaron las esperanzas de los miles de
exiliados republicanos españoles de derrocar el régimen instalado por la fuerza
en España.
El catalizador de todo ese sentimiento
en tierras cacereñas fue la aparición de un militante comunista evadido de una
cárcel franquista de la población de Hinojosa del Duque en 1940, Pedro José
Marquino Monje El Francés, que se convirtió en el coordinador de la lucha
guerrillera en la provincia de Cáceres. Anteriormente a éste en dicha provincia
había estado actuando una partida al mando de Jesús Gómez Recio, Quincoces, aunque su actividad fue
bastante discreta.
LA APARICIÓN DEL MAQUIS EN SIERRA DE
GATA
Hasta el año 1945 no se tiene constancia
en Sierra de Gata de la existencia de grupos organizados y armados afines al
Partido Comunista de España y que se pudiesen identificar claramente con la
actividad del Maquis.
Las fuerzas del orden del gobierno de
Franco en ningún momento los definen con dicho término, prefieren utilizar en
todos sus informes el calificativo de bandoleros. Sin duda este último
apelativo tiene un componente despectivo y una carga de negatividad con la que
se pretendía influir en el seno de una sociedad que vivía uno de sus peores
momentos. Lo mismo que sucede con otros términos (canalla, maqui, chusma,
cabecilla, guerrillero, etc.) que se han perpetuado hasta nuestros días en
todas estas localidades serranas en el lenguaje coloquial de sus gentes y que
suelen ser empleados para calificar negativamente a ciertas personas; muchas de
ellas vinculadas hoy en día a los actuales partidos de izquierda.
Los informes de bandoleros o de
personas a las que se las identifica con dicho término en la provincia de
Cáceres son numerosísimos y ello da una idea de la obsesión que recorrió a las
fuerzas de seguridad del régimen en un momento de máxima inestabilidad a nivel
internacional. Sin embargo, y debido a la gran cantidad de informes que se
emitieron sobre la actividad de estos individuos que mantuvieron focos de
resistencia armada contra el régimen recién constituido, los que los redactaron
dejaron aflorar su subconsciente y en muchos de estos documentos los redactores
de los mismos asociaron bandolerismo con rojos.
Empero esa aparición, un tanto espontánea,
en una zona tan concreta de Sierra de
Gata de esos grupos armados plantea varias cuestiones que los análisis
generalistas de la actividad del maquis en España no son capaces de resolver.
La primera es que la zona de actividad de los mismos se circunscribió a la parte
más septentrional de la Sierra; concretamente a las serranías más próximas a
las Hurdes, cuyas poblaciones fueron las que menos resistencia mostraron en la
fase inicial contra los sublevados; ya que ésta se limitó, como se ha visto, a
las localidades más meridionales de la comarca.
Aunque esas poblaciones en las que
actuaron los maquis en Sierra de Gata fueron en las que más arraigó el Partido
Comunista de España, se intuye por tanto la influencia en años anteriores de
Máximo Calvo, las mismas durante todo el conflicto bélico y hasta la mitad de
la década de los cuarenta no experimentaron acontecimientos subversivos como
los relatados en las otras poblaciones serragatinas. Por tanto cabe preguntarse
cuál fue el detonante de esa aparición y de la implicación de tantos vecinos de
estas poblaciones serranas en dichas actividades. La represión no sirve por sí
sola de explicación, ya que en todas las poblaciones se vivieron hechos
traumáticos. Por tanto la duda que planea sobre esta actividad armada a
mediados de los años cuarenta es saber cuál fue el motivo concreto que llevó a
un grupo de personas de esos pueblos de Sierra de Gata: Cadalso, Santibáñez el
Alto, Robledillo de Gata, Descargamaría
y Villanueva de la Sierra a implicarse en una actividad armada cuando la guerra
y lo peor de la represión en la zona ya habían pasado y la comarca vivía un
cierto bienestar económico comparado con otras zonas de España que habían
quedado arrasadas por la guerra, e incluso se las había declarado como zonas
devastadas. La agricultura y la ganadería no se vieron afectadas por la guerra,
al contrario se ampliaron los cultivos y a ello se unió la minería que con el
comercio del wolframio enriqueció a infinidad de familias y dio de comer a
numerosas personas. Las explotaciones mineras proliferaron por la mayor parte
de la sierra durante la II Guerra Mundial y con ellas el tráfico de explosivos,
material que muy excepcionalmente se desvió a actividades guerrilleras.
Empero hay que tener en cuenta que a
diferencia de la anterior etapa, una vez finalizada la guerra civil española y
desmovilizadas parte de las tropas que sirvieron al mando de los militares
sublevados, entre los que se encontraban gran número de vecinos de Sierra de
Gata, éstos retornaron a sus poblaciones de origen con una preparación militar
y una experiencia en combate que los que le precedieron en la lucha
antifranquista en los primeros momentos del golpe de estado no tenían. En
definitiva se habían endurecido y el mismo régimen les había dado adiestramiento
militar; formación que algunos de ellos decidieron utilizar para combatir al
régimen que acaba de alcanzar el poder de una manera violenta. Algunos otros
retornaron a sus pueblos desde las cárceles y campos de trabajo en los que
fueron internados durante algunos años por su pasado izquierdista; no obstante
el regreso a sus lugares de origen fue un calvario para algunos de ellos; ya
que se les impidió llevar una vida normalizada al encontrarse un ambiente
enrarecido y hostil.
Pero es sin duda alguna la adhesión de
alguno o algunos personajes serragatinos relevantes socialmente, con carisma y
don de gentes, como pudo ser el caso de Celestino Martín Pérez, Compadre, los que debieron conseguir la
colaboración de infinidad de personas de las poblaciones de la Sierra de Gata,
tanto extremeña como salmantina, con estos grupos guerrilleros vinculados al
Partido Comunista en esta parte oriental de Sierra de Gata.
La Guerrilla antifranquista comunista
en Extremadura, en la provincia de Cáceres, se centró inicialmente en la parte más
oriental de dicha provincia; moviéndose sus miembros entre las provincias de
Cáceres, Toledo y Ávila. A medida que dicha guerrilla se consolidó
establecieron uno de sus cuarteles generales en Sierra de Gata; hasta que fue
siendo diezmada y perseguida y los últimos miembros de la misma decidieron su
huida de la península a través de algunas poblaciones serranas limítrofes con
Portugal.
En torno al fenómeno del maquis surgió
una red de colaboradores y enlaces, muchos de ellos ideológicamente afines y
muchos otros que vieron en el mismo una vía para obtener unos ingresos extras
en una situación económica de profunda recesión y precariedad. Esos
colaboradores y enlaces sufrieron en números casos el mismo final que muchos
integrantes del maquis en tierras extremeñas.
EL ASALTO A SANTIBÁÑEZ EL ALTO
POR EL MAQUIS
Hasta el 17 de junio de 1945 la 12ª
División había tenido un crecimiento exponencial, incorporándose a la misma
guerrilleros llegados de Francia e infinidad de jóvenes de la provincia de
Cáceres; pero es en esa fecha cuando se produjo una deserción clave de un
miembro de dicha organización, Enrique Álvarez Castro, Lobo. Este personaje, que según ciertos autores era un miembro de
las contrapartidas infiltrado en la organización del Francés[38],
consiguió ganarse la confianza de los líderes guerrilleros y descubrir el
entramado de las fuerzas que componían dicha División, lugares de reunión,
cuarteles, enlaces, etc., informando de todo ello a los responsables que
combatían a los guerrilleros en la provincia de Cáceres. En esa denuncia se vinculaba
esas partidas guerrilleras al Partido Comunista Clandestino, identificado por
las fuerzas gubernamentales como Unión Nacional, el cual controlaba y
organizaba dichas partidas en las sierra de Cáceres, Salamanca y Ávila.
La declaración de
Enrique Álvarez Castro, el Lobo, ante
el Comisario Jefe de la policía de Cáceres fue la siguiente:
En Cáceres a 17 de junio de 1945 en la comisaría del cuerpo general de policía se presenta ante el
comisario jefe de esa plantilla, don Leopoldo Dávila Nicolás, el que dice ser
Enrique Álvarez de Castro, alias “el Lobo” de 18 de años, sin profesión,
soltero e hijo de Enrique y de Piedad, natural de Pau (bajos Pirineos Francia)
fue detenido en la casa de prostitución de Ignacia Villaluenga alias “María la Sorda” cuando se hallaba
ocupado con la pupila de dicha casa conocida por “la Vasca”.
Fue detenido debido a su edad y a las contradicciones en su
interrogatorio; enseguida dejó entrever,
al no tener tampoco documentación, que podía ser enlace de los elementos rojos
de la sierra. En la calle los policías redoblaron las precauciones cuando “el Lobo”
dijo espontáneamente “no se han equivocado ustedes, pues soy un guerrillero de
la sierra”.
Cuando empezó la guerra de España se encontraba con su padre Enrique
Álvarez Montes de 38 años, periodista, hijo de Antonio e Isabel, natural de
Bilbao, en Pau, capital de los bajos Pirineos, en esa fecha él tenía 9 años
cuando su padre vino a España y se alistó en el ejército rojo en Barcelona
actuando como miliciano de cultura y cronista de guerra, él nunca se separó de
su padre y en las unidades que estuvo le calificaban de mascota. Al terminar la
guerra estaba en Valencia del Cid y su padre junto a 6 ó 7 más se internaron en
Sierra Morena; estando allí 6 ó 7 meses
y de allí se marcharon a las sierras de Badajoz donde se encontrará con más
grupos perfectamente armados y gran espíritu combativo. Que hasta noviembre o
diciembre del año pasado estuvo al lado de su padre y a partir de esa fecha ya
empezó a actuar como guerrillero por las sierra de Coto Valero, Serrejón, las
Corchuelas y demás sitios próximos a estos, limitando su actuación a asuntos burocráticos
al servicio de la División, ha pertenecido siempre a la 12ª División; cuyo jefe
de la división es “el Francés”, “Durruti” es el jefe de Estado Mayor, “Rebolledo”
es el Comisario Político, “Tronchón o Toresca” es el jefe de guerrilla,
“Recaredo” es el Delegado Político de Guerrilla y “Medallas”, “Periñán” y
“Boni” son guerrilleros de la 91
guerrilla.
La 92 guerrilla se compone de “Galifa” jefe de la misma, “Mora” y
“Larvin” Delegados, “Lucero”, “Montes, “Parrala” y “Colón” guerrilleros. Un tal
“Manuelillo” “Intelectual” porque es ingeniero de puertos y canales, este es
ayudante técnico del Jefe de la Agrupación. Este último le dijo a “Enrique” que
quería abandonar la guerrilla.
Todas estas que se han citado se encuadran en una sierra entre Cadalso y
Descargamaría, siendo una parte de los componentes de la 12ª División.
El resto de la División, es decir la 93 Brigada, está compuesta por:
“Gacho” jefe de la misma, “Castillo” jefe de Estado Mayor, “Calandrio”
Comisario Político y Secretario General del P.C.E. , llegado a la sierra
procedente de Francia donde actuó como maquis cuando la infiltración por los
Pirineos; “Minero”, “Bolaños”, “Panza Alegre”, “Benito”, “Sartenero, “Silencio”
y “Valentín” estos dos últimos proceden del pueblo de Serradilla; además en
esta brigada existe un médico conocido por “Lión”. Todos ellos actúan como
guerrilleros de la 93 brigada en la sierra de las Corchuelas.
En sierra de Gredos a la izquierda del puerto de Arenas de San Pedro,
entre los pueblos de Candeleda y Poyales del Hoyo se encuentran la 11ª y 13ª
Divisiones que están juntas con el Estado Mayor de la Agrupación y el Estado
Mayor del ejército Centro-Extremadura, siendo “Díaz” el jefe del ejército
Centro-Extremadura, “Corruco” jefe de Estado Mayor de este ejército, “Carlos”
jefe de la 1ª Agrupación y “Risco” también conocido por “Ángel” jefe de Estado
Mayor de esta Agrupación.
11ª División: jefe “Colinas” “Soli”, jefe de Estado Mayor “Tito”,
Comisario Político “Virutas”, jefe de Guerrilla
“Tarzán”, “Americano” y “Miguelete” guerrilleros. Jefes de las
guerrillas “Acero”. También lleva el nombre esta División de “H”.
13ª División (K): “Carrillo” “Chaqueta Larga” jefe, “Soria” “Lenin” jefe
de Estado Mayor, “René” Comisario Político (entró en España infiltrado desde el
maquis), jefes de guerrilla: “Bombero” y “Salamanca”, “Brocho”, “Jalisco” y
“Andaluz”; delegados: jefe de investigación y Justicia de la Agrupación
“Quincoces”.
Estas dos últimas divisiones están integradas por un número aproximado de
unos 40 hombres y cuentan con unos 20 fusiles, 6 ó 7 rifles y 4 ó 5 bombas de
mano, todos ellos poseen pistolas automáticas y 3 pistolas ametralladoras.
La 12ª División, letra “T”, está integrada por 26 hombres, cuentan con 5
rifles, 8 fusiles y el resto escopetas, más pistolas de diversos calibres todos
ellos y bombas de mano.
En general todas las Divisiones mencionadas se encuentran escasas de
munición, entre los fusiles anteriormente descritos hay uno que es ametrallador
marca “Tomson” del cual tienen un cargador de 36 tiros.
Los guerrilleros van en grupos de 5 hombres y uno de ellos actúa de jefe,
que a su vez recibe órdenes del Estado Mayor del Ejército del centro, son los
encargados de realizar atracos a los cortijos; ellos los denominan ir a “suministrar”
cuando se trata de ir a buscar alimentos; cuando van en busca de dinero lo
llaman “prestación “, ya que la Junta hace recibos para el día del triunfo
abonárselos. Que estos guerrilleros
están encargados de llevar propaganda, confeccionada con una máquina de
escribir y una multicopista, cuyas máquinas se encuentran la primera en las
Corchuelas y la otra en el campamento de Gredos o el de Mohedas.
Estos guerrilleros tienen por misión ponerse en contacto con los
elementos de izquierda de los pueblos para nombrar entre los mismos al
Presidente Local de la Junta Suprema de Unión Nacional, al Delegado de
Información, al Delegado de Agitación y Propaganda
y al Jefe Militar. Este último con misión específica de formar también
localmente a la guerrilla para actuaciones de fuerza y violencia y estar
preparados para asaltar cuarteles de la guardia civil y otros locales donde
obtener armas. Todo esto último es orden reciente recibida de la Junta Suprema de Unión
Nacional; así como el buen trato y consideración a las personas que van a
perjudicar, exceptuando a los falangistas conocidos como tales, a los cuales
tienen orden de matar, igual harán con las personas que adopten resistencia. La
consigna de no violencia alcanza a la guardia civil ya que de esa manera se espera
tener contacto y enlace con dicha fuerza.
Los enlaces que poseen sólo se ponen en contacto con el Comisario
Político, no se les conoce el nombre, sólo el apodo que les da éste.
El Jefe Supremo de las fuerzas guerrilleras y miembros de la Junta
Suprema de Unión Nacional reside en Francia y es el ex general del ejército
español Riquelme, siendo componente de dicha Junta Gil Robles y supone que el
Presidente de dicha Junta sea un tal Santiago Carrillo, según los comentarios
que se hacen en la sierra éste último ha pasado a España y se encuentra en
Madrid.
En Robledillo de la Vera hay dos hermanos, uno muy borrachín y ambos de
izquierda que tienen una huerta donde tienen contacto con los guerrilleros.
En Losar de la Vera hay otro enlace de unos 35 años con esposa
tuberculosa que facilitó datos para que secuestraran al hijo de Ángel Rodríguez
Bermejo, por cuya libertad obtuvieron un importante rescate.
En Castañar de Ibor hay 3 enlaces que no conoce; ya que siempre se
entrevista con guerrilleros y que hay designados en este pueblo guerrilleros
para que hagan propaganda entre los soldados del ejército español asentados
allí.
En Cadalso tienen como enlace a un individuo que ha sido sargento del
Ejército Nacional y está de guarda en una fábrica de aserrar madera, en la
carretera de Cadalso a Descargamaría. Este sujeto desempeña el cargo de jefe de
las fuerzas guerrilleras de la Junta que ya está formada en dicho pueblo,
desconociendo los nombres y circunstancias de éstos, haciendo constar que
entregó a los guerrilleros una pistola de 9 largo marca “star”.
En Descargamaría existe un enlace llamado Luis que vende helados, de unos
35 años y sale por los pueblos de Jefe de Información de la Junta de Unión
Nacional formada en dicho pueblo y enlaza con unos individuos, comandante y
capitán de artillería rojos que se encuentran en el pueblo de las proximidades
del pueblo de Cadalso y que tienen la misión de reunir a paisanos para hacer
operaciones en su día. Uno de estos individuos ha sido comisionado por los
guerrilleros para comprar en Salamanca una máquina de escribir y papel y
después una multicopista.
En la Dehesa de Pinar, donde se encuentra la 12ª División, hay un cabrero
de 35 años que tiene un hijo de unos 15 años conocido por el mote de
“Casualidad”, como su padre, que les sirve de enlace suministrando tabaco y
víveres.
En Villasrubias existe un sargento que ha prestado servicios al Ejército
Nacional llamado Valentín que es jefe de la Junta Suprema de Unión Nacional
local, tiene un comercio y colabora con él la mujer del alcalde, la que tiene
por misión convencer a su marido. Que el pueblo que se dice próximo a
Villasrubias es Peñaparda.
El Jefe de la 12ª División es quien ordena los asaltos, los hace en
persona cuando los guerrilleros son dudosos o no ofrecen muchas garantías, a
éste se le conoce por el nombre de “el Francés”, hombre de instintos criminales
y gran tirador de pistola.
La política impuesta en la sierra es netamente comunista, lo que genera
muchas divergencias y descontento entre los individuos que forman las divisiones
y guerrillas, pues unos son republicanos y otros, la mayoría contrarios a esas
teorías comunistas, motivo éste por lo que el que declara estaba tildado de poca confianza al extremo de creer estar
vigilado en alguna ocasión. A su padre Enrique Álvarez Montes de 47 años por
esas mismas divergencias le mataron en el mes de marzo del año en curso y los guerrilleros le ocultaron dicho hecho
diciéndole que la muerte fue un accidente cuando limpiaba un fusil ruso.
Por todos estos hechos y por hacérsele cada vez más dura la vida entre
los elementos descritos concibió hace bastante tiempo marcharse de la sierra
para entregarse a las autoridades, a tal efecto salió el día 11 del corriente
de Sierra de Gata donde se encontraba con su División con el deseo de
entregarse y colaborar leal y entusiasta con las autoridades para eliminar
totalmente a los guerrilleros de la sierra con todos sus componentes.
Que con tal fin se proveyó de dos pistolas, alejándose del campamento
alegando que se iba a lavar, llevando en la mano una toalla, posteriormente
hizo fuego con la pistola ametralladora cuando fue descubierto con el objetivo
de intimidarles.
Se hizo pasar por contrabandista por los pueblos que pasó e intentó
entregarse en Plasencia escondiendo una pistola debajo de una roca antes de
intentar entrar en la ciudad, pero para que nadie estropease sus propósitos de
colaboración por si le conocían se trasladó a la capital.
A las afueras de la capital escribió una carta al teniente Coronel de la
guardia civil de Cáceres donde le explicaba que venía de la sierra donde había
sido guerrillero y que quería colaborar con sus conocimientos al exterminio de
los rojos allí refugiados y que sí quería aceptar la oferta que pusiese un
anuncio en el periódico Hoy de Badajoz concebido en los siguientes términos
“acepto agente de abonos. Casa seria, seguridad y confianza, dirigirse a la
calle x.”
Tenía pensando dormir en el campo hasta que recibiese respuesta pero se
arrepintió y preguntó por las casas de prostitución a donde se dirigió y donde
se entregó sin resistencia. Que eso es todo lo que tiene que decir[39].
De esta declaración más bien se
desprende que la traición de este guerrillero, encuadrado en la 12ª División,
se debió a un acto de venganza por el asesinato de su padre a manos de aquellos
que se estaban encargando de ejecutar las purgas que estaban teniendo lugar en
el seno del Partido de Comunista de España
y que seguían las directrices impuestas por los dirigentes de corte
estalinista que en esa época dirigían dicho partido.
Como consecuencia de todo esto el 20
de julio se concentraron en Sierra de Gata todo tipo de fuerzas llegadas desde
Cáceres y Salamanca, incluso con el propio Gobernador Civil de la provincia al
frente.
La delación del Lobo permitió a las fuerzas gubernamentales la detención de gran
número de enlaces de los pueblos de Sierra de Gata; así como
desmantelar varías de las posiciones o cuarteles que dicha División tenía en la
Comarca; entre las más importantes de todas se encontraba la llamada Posición Gomarez[40].
En el sumario 131547 que se instruyó
contra todos ellos en el año 1945 por Rebelión Militar se detallan los nombres
y el vecindario de los enlaces detenidos. Entre los encartados de la población
de Descargamaría se encontraban las siguientes personas: Gerardo Hernández
Martín, Gregorio Mora Cepa, Justiniano Rodríguez Delgado, Vicente Gómez Martín,
Gerardo Rodríguez Rodríguez, Toribio Vega Delgado, Gerardo Calvo Mateo, Macario
Roldán Hernández y Emilio Canillas Barroso. De la población de Cadalso de Gata
se detuvo a las siguientes personas: Lorenzo Rodríguez Blanco, Félix Calvo
Calvo, Ambrosio Domínguez Jiménez, David Calvo Manso, y Ladislao Briosca
Acosta. En Torre de Don Miguel se capturó a Raimundo Lázaro Álvarez. En la
parte salmantina de Sierra de Gata y más concretamente en la población de
Peñaparda se apresó a las siguientes personas: Emiliano
Galán Hernández, María Amado Martín, Raimundo Amado Martín, Fernando Collado
Barbero, Cipriano Collado Barbero, Marcelo Collado Martín y Juan Martín Chancas[41].
No todos los detenidos tuvieron la
misma implicación, de hecho en el juicio fueron separados en cuatro grupos en
función de la colaboración que prestaron a los guerrilleros. De todos ellos los
que fueron sancionados con una pena de cárcel de 10 años por un delito de
rebelión fueron: Serafín Caneiro Mateo, Raimundo Amado Martín, Rufo González
Pérez y Gerardo Rodríguez Rodríguez. A todos estos se les acusaba de estar muy
vinculados a los guerrilleros, mantener numerosos contactos con
ellos, proporcionarles víveres e información, realizar actos de propaganda y
proselitismo, además de haber convivido con ellos en sus guaridas.
A Gerardo Rodríguez Rodríguez, Casualidad, también se le acusaba de
proporcionarles dinero, de organizar guerrillas en la zona y de entregar
dinamita a algunas partidas guerrilleras. Además tenían constancia de que había
mantenido alguna reunión con: Celestino Martín Pérez, Compadre, Vicente Gómez, Gerardo Hernández, Grande, y Gregorio Mora; todos ellos vecinos de Descargamaría.
Tratando en las citadas reuniones la forma de organizarse para levantarse
contra el actual régimen y en las que se nombró a Celestino jefe de esa
guerrilla en esa zona[42].
Entre los testigos que tenían las
fuerzas del orden que denunciaron a Gerardo se encontraba Ambrosio Domínguez
Jiménez, Calvache, natural de Cadalso
de Gata; el cual acusaba a Gerardo Rodríguez Rodríguez de ser el jefe
organizador de las guerrillas en aquella zona.
La esposa de Gerardo, Justa Hernández
Delgado, recurrió la condena por espionaje de su marido y justificó la pequeña
cantidad de dinamita que se le encontró
argumentado que la tenía para uso particular, más concretamente para
extraer pizarras que luego usaba en la construcción de su chozo del campo.
Además en su recurso exponía que Gerardo era padre de cuatro hijos, y que le
fue muy difícil no ceder a las pretensiones de los guerrilleros; ya que su vida
dependía de esa colaboración y de que no les denunciase. Por último hacía
referencia a la ideología política de su marido, quien aunque nunca había sido
político siempre había votado a las derechas.
Gregorio Mora Cepa y Raimundo Lázaro
Álvarez también fueron acusados de sostener numerosos encuentros con los
guerrilleros, quienes les encargaron organizar en sus respectivas localidades
de residencia guerrillas, para acto seguido ser armadas por los guerrilleros y
así poder apoderarse de las mismas por la violencia.
Gregorio Mora Cepa de 29 años confesó
que se encontraba en la huerta de Gerardo Hernández cuando se presentó
Celestino, guarda del aserradero de madera que se encuentra entre Cadalso y
Descargamaría. Según se desarrolló esa reunión él suponía que Celestino era el
jefe de todos ellos y que el organizador de las guerrillas en el pueblo
de Descargamaría era un tal Emilio Canillas.
Emilio Canillas Barroso era vecino de
Descargamaría aunque natural de Burdeos. Según su confesión fue la mujer de
Celestino la que le dijo que éste quería mantener una reunión con él en la
fábrica de aserrar madera. Por la tarde se presentaron en su casa y Celestino
le dijo que tenía que hablar con unos señores, marchando ambos a la majada de
Gerardo Rodríguez y que allí había unos 6 ó 7 hombres armados, los cuales
trataron de convencerle para que formase una guerrilla en el pueblo de
Descargamaría con otros 6 u 8 hombres; sin embargo él no quiso comprometerse
alegando que estaba enfermo y que en el pueblo no había gente suficiente para formar
esa guerrilla.
Ambrosio Domínguez Jiménez además de
denunciar a Gerardo Rodríguez también acusó a Gerardo Calvo Mateos de ser el
jefe organizador de la guerrilla de Cadalso de Gata; a David Calvo Manso, Pichi, de llevar a los guerrilleros víveres en una
mula hasta Lalbaho, Malvao, y que
allí se encontraba Gerardo Calvo Mateos; siendo un tal Tronchón el que pagaba todo.
También se vio implicado en esta
redada Macario Roldán Hernández de 35 años de edad, ex capitán de infantería
durante la dominación marxista y
vecino de Descargamaría; aunque vivía en Salamanca donde ejercía de profesor de
1ª enseñanza. En esa ciudad las fuerzas del orden tenían constancia de que
tenía encomendada alguna tarea por el P.C.E. y que allí compró una máquina de
escribir que luego hizo llegar a la guerrilla. Además a este ex militar se le
acusaba de haber tenido contacto con Luis Rodríguez Panadero de Cadalso, e
incluso las fuerzas del orden extendían su investigación sobre Macario a las
relaciones de éste con su primo Andrés Hernández, comandante del ejército y
vecino de Descargamaría.
Gerardo Hernández Martín, Grande, natural de Descargamaría fue
también citado por Celestino para que acudiese a la fábrica de aserrar madera
en la que trabajaba y vivía; cuando llegó allí se encontró con Gregorio Mora
Cepa, de Descargamaría, y dos individuos más. En dicha reunión confesó que se
leyeron unos documentos en los que se llamaba a la ciudadanía a derrocar al
actual régimen y que además estaban esperando armamento que se repartirían con
el fin de echar a los ricos de sus casas y que suponía que Celestino era el
encargado de organizar todo aquello.
Los detenidos en la población
salmantina de Peñaparda fueron acusados de ser todos ellos miembros de la
U.G.T. además de ser destacados propagandistas de izquierdistas y auxiliadores de los huidos de la sierra.
Debido a este duro golpe infligido por
las fuerzas de orden franquista a la guerrilla liderada por El Francés, a éste no le quedó más
remedio que realizar una demostración de fuerza. Es así como tiene lugar el
suceso más relevante de la actividad del movimiento guerrillero en Sierra de
Gata; el asalto a la población de Santibáñez el Alto el 3 de septiembre de 1945[43].
Según la declaración del alcalde de la
localidad, José Martín González, sobre las veintidós horas cuando se disponía a
salir del ayuntamiento acompañado del auxiliar de secretaría, Félix Álvarez
Estebández, ambos fueron detenidos por un grupo de entre seis y ocho
hombres que iban provistos de armas
cortas y largas; llevando uno de ellos dos pistolas e incluso bombas de mano.
Les ataron y les obligaron a que les acompañaran a casa del vecino Aniceto
Bonilla Martín; además traían también atados
a los vecinos Alfredo Martín González y Luciano Puerto Martín, cuando
llegaron a la casa de Aniceto Bonilla se encontraron con el alguacil del
ayuntamiento, Santiago Cepeda Retamosa, al que también ataron. Una vez dentro
consiguieron atar al hijo de Aniceto, el teniente del ejército José Bonilla
Bonilla, al cual le quitaron una pistola de su propiedad. Posteriormente se
trasladaron a la casa del alcalde y una vez allí le exigieron que tenía que
entregarles la cantidad de 14.000 duros. El alcalde les dijo que no tenía esa
cantidad a lo que le contestaron que su mujer buscase dicha cantidad ya que su
cabeza dependía de ello. Acto seguido se interesaron por el comercio más
importante de la localidad, indicándoles los detenidos que era el de Fidel
Terradillos Briones. Se trasladaron al mismo y como no contestaba nadie en la
casa a sus llamadas intentaron tirar una bomba de mano por la ventana de la
cocina; desistiendo de dicho propósito por las indicaciones del alcalde.
Entonces uno de ellos golpeó la puerta con una piedra hasta que consiguió
abrirla, haciendo pasar al alcalde delante de ellos, no encontrando en la casa
nada más que a dos niños; en ese momento procedieron a desvalijar el comercio, llevándose dos o tres mantas, tres o cuatro toallas, dos
cazadoras, cinco o seis botellas de anís y coñac y tres o cuatro libras de
chocolate. La opinión mayoritaria de este grupo de maquis era no dejar dinero;
pero uno de ellos, que se suponía que era el jefe, dejó encima de la mesa 200
pesetas. A los cautivos se los llevaron como rehenes a las afueras del pueblo,
al sitio conocido por el nombre del Calvario colocándolos a todos en fila de
cara a una guardia que tenían montada para cuidar de ellos, invitándoles a
coñac, anís y cigarros. A diez o doce metros de ellos, en dirección al pueblo,
había otro grupo de tres a cuatro hombres, que eran los encargados de recibir
el dinero que los vecinos recaudaron. Los rehenes no fueron maltratados y de la
casa del declarante sólo se llevaron una escopeta de dos cañones y una canana
llena de cartuchos así como una pluma estilográfica.
Félix Álvarez Fernández, secretario
del ayuntamiento, confirmó la versión del alcalde; siendo él el encargado de ir
al pueblo para recaudar, junto a otros vecinos, el dinero del rescate. Éste
dijo que los guerrilleros dejaron en el comercio de Fidel Terradillos la
cantidad de 250 pesetas, por tanto este dato discrepa con el testimonio del
alcalde. La cantidad de individuos que formaban la partida era de unos doce o
catorce individuos, fuertemente armados con bombas de mano y fusiles
ametralladoras.
Luciano Puerto Martín, cartero de
Acebo, se encontraba en el domicilio de Alfredo Martín González entregando un
telegrama y un giro cuando escuchó en la calle a alguien que preguntaba dónde
vivía Alfredo y en ese mismo instante penetraron en el interior de la vivienda
dos individuos; uno con un fusil ametrallador y una pistola en la mano y el
otro con un fusil, pistola y correaje; detrás de ellos entraron otros dos
individuos con fusiles y bombas de las denominadas Lafite. Iban todos en mangas
de camisa negra y sólo el que entró en el domicilio, que se supone que era el
jefe, llevaba una americana negra. A Luciano le ataron y al tal Alfredo le
llamaron a parte y le dijeron que su cabeza valía 30.000 duros. Éste les
contestó, con lágrimas en los ojos, que no tenía esa cantidad. Entonces le
preguntaron que dónde vivía Aniceto Bonilla y al ir a casa de éste, al pasar
por el ayuntamiento, se encontraron a la
salida con el alcalde y el auxiliar de secretaria. Hicieron subir al médico a
la casa del señor Bonilla y cuando lograron su objetivo bajaron con el hijo del
señor Bonilla maniatado; después fueron a casa del señor alcalde y de ahí al
comercio de Fidel Terradillos. Desde ese lugar les llevaron a la zona conocida
por Calvario donde se encuentra un parador propiedad de Pedro Sánchez Martín. Cuando
le preguntaron si conocía a alguno de ellos, contestó que creía conocer a uno
de los asaltantes ya que había estado en la guerra con él en una bandera que
pertenecía a la Tercera de Cáceres, que mayoritariamente estaba compuesta por
individuos de los pueblos de la sierra del Partido de Hoyos.
Alfredo Martín González, médico de
Santibáñez, se encontraba con Luciano, el cartero de la población, confirmando
que les sorprendieron 3 individuos en el interior de su casa y le preguntaron
que dónde se encontraba su padre; a lo que contestó que en la puerta de la casa
tomando el fresco, uno de ellos fue a buscarlo y lo metió dentro; le llevaron a
parte y le dijeron que si en media hora no llevaba 30.000 duros a la zona del
Calvario, la cabeza de su hijo respondería de ello. En la casa de Aniceto
Bonilla obligaron a la hermana del hijo de Aniceto a que fuese a la habitación
y buscase en la maleta de su hermano su arma reglamentaria y que se la
entregase. Según el médico la mayor parte de los guerrilleros vestían camisas
de color kaki y sin americana y uno de ellos, que hacía de jefe, vestía
americana oscura y sin correaje. Finalmente confirmó que su padre había
entregado 14.000 pesetas del Banco de España y él mismo otras 5.700 pesetas.
Fidel Terradillos Briones, se
encontraba en casa de su madre política acompañado de su esposa. Llevaban allí
unas dos horas y escuchó decir en la calle que a su vecino Luciano lo llevaban
unos individuos atado; a lo que él no le dio mucho crédito, creyendo que se
trataba de un bulo. Posteriormente se enteró de que habían ido a su comercio y
de lo que habían saqueado, procediendo a ocultarse por temor a que quisiesen llevar
a cabo algún acto violento contra él; ya que se enteró, por los vecinos del
pueblo, que se habían llevado a varios vecinos por los que habían exigido la
cantidad de 40.000 duros; no atreviéndose a ir a su casa hasta la una de la
madrugada, cuando ya se habían ido los bandoleros. Una vez regresó a su casa se
lo encontró todo revuelto y la puerta rota y como pago cincuenta duros.
José Bonilla Bonilla, Teniente del
ejército del Regimiento de Infantería Alcázar de Toledo Carros de Combate nº 61
en Madrid, confirmó que se presentaron sobre las 22 horas en su casa con el
médico de la localidad y los intimidaron con las armas que llevaban, obligando a su hermana a que les entregara la pistola que
tenía guardada en su maleta. Luego se lo llevaron a parte y le dijeron que les
tenía que entregar 40.000 duros. Creyó conocer a uno de ellos; pero no pudo
precisar ni de quién se trataba, ni dónde le había visto; ya que podía ser que
le conociese por haber servido con él durante la guerra en la bandera; puesto
que había una bandera la cual mayoritariamente estaba compuesta por
personal de la Sierra.
El estudiante Antonio Martín Bonilla aseveró
que los guerrilleros les pidieron inicialmente 84.000 duros, según le dijeron
las personas que andaban recaudando el dinero; pero que tan sólo habían logrado
recaudar 59.025 pesetas y debido a que el pueblo se hallaba consternado ninguno
se atrevió a llevar el dinero a los guerrilleros, por considerar dicha cantidad
insuficiente. Por este motivo se presentó él como voluntario, llevándoles en un
primer momento 40.525 pesetas. Los
guerrilleros consideraron dicha cantidad insuficiente y le amenazaron con
asesinar, transcurridos veinticinco minutos, a dos de ellos e incluso a él
mismo si no bajaban el dinero; dándole libertad para que hiciera otra recolecta
y antes del tiempo que le habían dado consiguió recaudar otras 17.500 pesetas. Cantidad
que también consideraron insuficiente, pero éste les dijo que en el pueblo no
se encontraba más dinero ni para escribir una carta, creyendo los bandoleros
ciertas las palabras del que había recaudado el dinero. En ese momento el que
parecía ser el jefe les quiso arengar diciendo que esto lo hacían en
cumplimiento de una orden recibida desde Francia y que si ahora se limitaban a
robar, más adelante no solamente robarían sino que también apelarían al crimen
a quien se lo mereciese.
La mujer de José Lázaro Tolobán, Guadalupe
Gómez Prieto, fue la primera en ver a los guerrilleros el día 19 ó 20 del mes
de agosto, justo cuando se encontraba en una finca conocida por el nombre de
Recuero y que era propiedad de Aniceto Bonilla Bonilla. Cerca del río vio,
debajo de unos alisos, a unos seis hombres con macutos; cuatro se fueron y dos
se interesaron por la calidad de los chicharos
Alejandro Hernández Pérez, en su
segundo interrogatorio, afirmó que todas las semanas, lunes y sábados, unos
cinco o seis individuos residentes en Villasbuenas de Gata pasaban por su finca. Los lunes en dirección
a una mina que se hallaba en el sitio
conocido por el nombre de Puente del Molino Moñino, de la que extraían al
parecer estaño y los sábados el viaje a la inversa. Esta mina era propiedad de
un vecino de Villasbuenas de Gata llamado Primitivo. Guadalupe Gómez Prieto afirmó
ante la guardia civil que la interrogó que ninguno de los cuatro mineros que le
fueron nombrados de Villasbuenas de Gata y que le fueron presentados en una rueda
de reconocimiento eran los que se le presentaron en la finca del Recuero.
Finalmente y en una nota enviada por
el Comisario Jefe al Juez Militar de Cáceres declaraba que en la noche del tres
al cuatro de septiembre una partida de bandoleros armados asaltó el pueblo de
Santibáñez el Alto, llevándose de botín 63.025 pesetas y que hasta esa fecha
todas las gestiones realizadas habían resultada infructuosas.
En otra nota del Auditor General
enviada a Madrid el 17 de octubre de 1945 se especificó que el atraco realizado
en Santibáñez el Alto fue cometido por una
partida de huidos rojos en la Sierra
y que se remitía dicha nota al Juez Militar permanente de la plaza de Cáceres
para que fuese pasada al Juzgado Especial de Comunismo.
Por tanto finalmente las autoridades del
momento reconocieron que dicho atraco se correspondió con la actividad de
grupos armados afines a la izquierda española y más concretamente con el P.C.E.
En el informe definitivo que se
realizó en el Regimiento de Infantería de Órdenes Militares nº 37 se especificó
que los guerrilleros cuando capturaron al alcalde le dijeron que le conocían y
que no se apurase; ya que sabían que había salvado la vida de muchos compañeros
y que no estaba manchado de sangre. No obstante el alcalde testificó que no
reconoció a ninguno de ellos. En el informe se dice que el principal sospechoso
podría ser Gerardo Hernández Alcalá, yerno de Eugenio Bonilla, de quien se relataba
que llevaba una vida desordenada y que había abandonado a su mujer y a su hija
y del que se creía que se podía encontrar huido en Portugal; ya que había
realizado varias estafas en la zona a través de una gestoría que montó y para
la cual le pidió ayuda económica al alcalde de Santibáñez. La cual finalmente consiguió con el aval de su suegro Eugenio Bonilla en
Torre de don Miguel. Además todos tenían la impresión de que los bandoleros no eran
personas que viviesen habitualmente en el monte. Puede que el grupo principal
viviese en el monte y el resto fuesen meros colaboradores o enlaces.
Al final dedujeron que la partida de
huidos constaba de entre catorce y dieciséis individuos; armados con un
subfusil, fusiles repetidores, pistolas, una escopeta y alguna granada de mano
y que aprovechando la oscuridad y con algún conocimiento del pueblo y de sus
vecinos entraron en el mismo sorprendiendo a varias personas, a las que
detuvieron exigiéndoles dinero. Dedujeron que el ánimo de los huidos era
únicamente el lucro, ya que no hicieron daño a ninguno de los detenidos.
Dos de los vecinos que se vieron implicados
por esta actuación de los guerrilleros en Santibáñez fueron Alejandro Hernández
Pérez y Primitivo Cáceres Gómez; a los que, en un principio, y debido a la
delación de algunos vecinos de los pueblos de los alrededores, se les consideró
enlaces de estos guerrilleros; vinculación que posteriormente fue aclarada,
decretando su puesta en libertad el 24 de octubre de 1945.
EL EXTERMINIO DE LAS PARTIDAS DE
COMPADRE Y EL FRANCÉS
Sin duda detrás de esta actuación en
Santibáñez se encontraba Celestino Martín Pérez, alias Compadre, vecino de Descargamaría, tal y como luego él le confesó a
Leocadio Salicio Torollo; cuando el guerrillero le relató, en uno de los
encuentros que mantuvieron en el monte, que él había tomado parte en el asalto
a ese pueblo junto a dieciséis individuos más[44]. La
actuación de este guerrillero se convirtió en un quebradero de cabeza para las
fuerzas antiguerrilleras que emprendieron una persecución inmediata para acabar
con la partida de este maquis en la parte noroccidental de la provincia de
Cáceres. Dos personajes serán claves en la aniquilación de dicha partida
guerrillera; por un lado Donato Basilio Díaz, el Cuco, de 44 años y natural de Garganta de la Olla; y por otro
Feliciano Muñoz Basilio, el Aviso, de
21 años y de la misma población que su tío el
Cuco[45].
Donato se unió a los maquis debido a que les vendía aceite de estraperlo y en
una de esas ocasiones le obligaron a unirse a ellos, según su propio testimonio.
Una vez unido a éstos fue encuadrado en la partida de Durruti y posteriormente en la de Sartenero, en la de Tito
y por último en la de Francés, realizando
siempre tareas de ranchero. Intentó varias veces huir pero se lo impidió la
guardia que solía tener montada la partida del Francés, huyó con su sobrino
Feliciano. En total permaneció con los guerrilleros desde octubre o noviembre
de 1945 hasta el 2 de agosto de 1946.
Feliciano, según su testimonio, fue
obligado a marcharse con los bandoleros el 31 de diciembre de 1945 cuando fue
sorprendido en Peña Negra, en el término de Piornal, por los guerrilleros Divino y Bravo, encuadrándose posteriormente en la partida de Compadre hasta el 15 de julio de 1945. Pasándose
posteriormente a la del Francés, en
la que permaneció hasta su presentación a la Guardia Civil. Durante su
permanencia con los bandoleros y cuando estuvo encuadrado en la partida de Compadre cometió algunos atracos de
dinero y comestibles. También intervino en el asalto al pueblo de Santos,
Salamanca, donde obtuvieron 5.000 pesetas y donde por orden del Francés los guerrilleros Compadre, Mora y Barbero mataron al
alcalde, al Jefe de Falange y a un teniente de alcalde.
En una nota del 16 de febrero de 1948
del Teniente Coronel Primer Jefe enviada al Juez Especial de Espionaje y Comunismo
de Madrid se explica claramente que el bandolero Feliciano Muñoz Basilio, el Aviso, que se presentó
voluntariamente el 13 de agosto de 1946, había colaborado activamente con las
contrapartidas; en las que, según los militares, había prestado excelentes
servicios y que gracias a su leal colaboración se habían detenido a numerosos
enlaces en la sierra de Gata y el Valle del Jerte; ya que era un perfecto
conocedor de ambas sierras. De los que se habían presentado era de los que
mayores informaciones habían aportado; habiendo contribuido muy eficazmente a
localizar a los enlaces de Celestino Martín Pérez, Compadre. De sus informaciones partió la iniciación del servicio
que acabó con el exterminio de toda la partida de ese guerrillero. Al mismo se
le exculpó argumentando que aunque había pertenecido a la guerrilla nunca había
participado en delitos de sangre.
Ambos fueron condenados el 28 de junio
de 1949, en el Consejo de Guerra celebrado en Madrid, por un delito de rebelión. A Donato se le
impuso una pena de cárcel de nueve años y a Feliciano de diez. El 5 de
septiembre de 1949 se les concedió un indulto en la cuarta parte de la pena
impuesta con efectos retroactivos desde el 18 de julio de 1947[46].
En febrero de 1946 los guerrilleros
dejaban constancia de su presencia arrojando unas hojas subversivas en la
explanada del campo de tiro del cuartel de infantería de Plasencia. Las
autoridades militares decidieron emprender una lucha sin cuartel contra los
guerrilleros y contra toda su red de apoyo en la provincia de Cáceres; así el
26 de febrero se detuvo a Asunción Porras Merchán, la Acompañada, y a su hija Pastora Vega Porras. La primera era la
madre del evadido Víctor Merchán Prieto;
su detención se produjo cuando se localizó junto al cadáver del
guerrillero Minero unas facturas y
cartas que la relacionaban con él.
Hojas subversivas en las que el maquis
llamaba a la población extremeña
a unirse a ellos y derrocar al gobierno
de Franco[47]
Pero además la guerrilla comenzó a
sufrir un goteo constante de deserciones y delaciones. El 7 de marzo de 1946 se
daba cuenta del huido Emilio Sánchez Mateos de la majada del término de
Cabezuela del Valle; al mismo se le consideraba enlace de los guerrilleros, a
quienes se había unido finalmente. Después de manifestarle al Francés y a Tronchón su deseo de unirse a ellos fue interrogado por otro jefe y
al día siguiente le siguieron interrogando Carlos,
Francés, Tronchón, Málaga, Pepe y el médico Lion, aceptándole en la partida con el apodo de Encontrado. Una vez fue detenido este
guerrillero denunció a varios enlaces en aquella zona además de descubrir
varios de sus emplazamientos.
El 10 de marzo de 1946 se procedió a
la detención de un numeroso grupo de enlaces de los guerrilleros de Sierra de
Gata; entre los detenidos se encontraban: Leocadio Salicio Torollo, Herrero, de 38 años y natural de
Descargamaría, cuñado de Celestino Martín Pérez, Compadre; de quien recibió una carta en la que le citaba para que
le llevase suministros y le entregase dinero a su mujer; recados que cumplió el
6 de febrero. Además Leocadio le facilitó datos de los movimientos de las
fuerzas de la zona. Pablo Gómez García, Rosita,
de 51 años, cabrero, natural de Descargamaría, le llevó la nota de Compadre a Leocadio, también le facilitó
información de las fuerzas. Constancio Delgado Delgado, de 47 años industrial,
de Descargamaría, recibió de Compadre
500 pesetas para que se las entregase a su mujer. Joaquín Pacheco Marcos de 55 años, cabrero, natural
de Villarejo (Salamanca) y vecino de Cadalso de Gata, colaboraba desde junio de
1945 con ellos facilitándole todo tipo de víveres. Regino Calvarro Hernández de
48 años, jornalero (carabinero expulsado), natural y vecino de Robledillo de
Gata se entrevistó con los guerrilleros en la huerta de Joaquín Pacheco, les
suministró víveres y noticias y por último intentó unirse al Francés. Elisa Pacheco Alonso de 19 años,
natural y vecina de Cadalso de Gata, hija de Joaquín y hermana de Alfonso, les
suministró víveres y coció panes para ellos, recibiendo cantidades de dinero
para que les hiciese compras; conoció a los bandoleros Compadre, Grillo, Acompañado, Chaval, Tronchón, Carlos, Francés, Galifa, Padre Eterno, Boni, Recaredo, Rebolledo, Parrrala y Montes, con
los que le unía una estrecha amistad. Hilario Barroso Tineo, de 63 años
labrador (guardia de seguridad retirado) natural y vecino de Descargamaría, éste
por mediación de la mujer de Compadre
llevó aviso para una entrevista con los guerrilleros a Regino Calvarro
Hernández. Francisco Torres Collado de 50 años labrador vecino de Robledillo de
Gata. Marcelino Rodríguez Montero, de 47 años, carbonero vecino de Robledillo
de Gata. Todos ellos fueron detenidos en el campo cuando se intentaron unir a
los bandoleros; al intuir que iban a ser detenidos por ser enlaces y haberles
suministrado víveres y noticias sobre los movimientos de fuerzas.
Todas estas detenciones se debieron a
un interrogatorio al que las fuerzas del orden sometieron a Leocadio Salicio
Torollo, cuñado de Celestino[48].
En ese interrogatorio Leocadio confirmó que mantuvo un encuentro con Celestino
el 30 de enero de 1946 mientras realizaba un viaje a Robleda y que en dicho
encuentro Compadre le encargó una
serie de cosas, mientras el guerrillero permanecía acompañado de cinco
individuos. A raíz de este interrogatorio se procedió a detener a varios
individuos más que fueron citados por Leocadio, como fue el caso de Justiniano
Rodríguez Delgado y Nemesio Sañudo. Tanto Justiniano Rodríguez Delgado como
Leocadio Salicio Torollo intentaron convencer a Celestino para que se entregase,
a lo que éste les respondió siempre que estaban tontos si pensaban que iba a
realizar tal cosa. Incluso a Leocadio le llegó a decir que si algún día sentían
decir que habían matado al Compadre
guerrillero, que ese era él. Cuando Leocadio le preguntó por el capote que
tenía cuando había sido sargento del ejército, Compadre le dijo que se lo había llevado el día que huyó al monte y
que lo tenía en el puesto de mando en Villar del Pedroso; habiéndole asignado
los jefes guerrilleros como su zona de actuación la Sierra de Gata y la parte
de Plasencia, ciudad, hasta Barco de Ávila.
En el interrogatorio que se le hizo a
la mujer de Celestino, Francisca Rodríguez Delgado, ésta manifestó que la
primera vez que tuvo noticias de su marido fue por mediación de un forastero
que apareció por el pueblo comprando relojes; el cual le dio una carta con 300
pesetas para que se alimentase ella y las niñas. En el escrito le decía que se marchaba a
Portugal para ver si le hacían jefe; de no otorgarle la dirección del maquis en
esta zona y concederle lo que les había solicitado continuaría allí; de lo
contrario volvería a estas tierras. Además le confesó que le había enviado más
dinero con Constancio Delgado Delgado,
500 pesetas en total y otras 100 pesetas más posteriormente con Leocadio
Salicio Torollo. La esposa de Celestino sospechó que su marido estaba
relacionado con los bandoleros cuando Leocadio le dijo que avisase al vecino de
Robledillo de Gata y excarabinero, Regino Calvarro; ya que sospechaba que
tendría con éste algún asunto de bandolerismo; pues su marido antes de huir a
la sierra estuvo con este individuo en varias ocasiones por el Motor de D.
Patricio Pérez; donde trabajaba Celestino y donde cree se fraguaron los asuntos
relacionados con la Sierra. Una vez sucedido lo del 24 de junio comprendió
claramente que se trataba de cosas malas.
Ese supuesto viaje a Portugal de
Celestino coincide en el tiempo con el que el Francés también realizó en abril de 1946 a ese país con algunos
otros miembros de las guerrillas a través de un paso cercano de Valverde del
Freso. Una vez allí el jefe guerrillero se reunió con una delegación del P.C.E.
a la cual acompañaron hasta la provincia de Cáceres; donde mantuvieron una
reunión el día 20 de ese mes, cerca de
Zarza de Granadilla, con dirigentes guerrilleros y una delegación del mismo
partido llegada desde Madrid[49].
Regino Calvarro en su interrogatorio declaró
que una vez recibida la cita de Celestino a través de Hilario, otro ex
carabinero vecino de Descargamaría, para
que se reuniese con él le dijo a su esposa que se tenía que encontrar con ellos
y que si no volvía que no se disgustase ya que era porque se había quedado con
ellos por haberle propuesto algo interesante; puesto que estaba harto de pasar
hambre y que de quedarse ya le enviaría dinero. Regino confesó que conocía
bastante bien a Celestino; aunque no estaba de acuerdo con él y que el 24 de
junio de 1945 estuvo con Compadre en
la fábrica de maderas de D. Patricio Pérez, confirmando éste a Celestino que
había visto a los guerrilleros por la sierra en la zona conocida por Debra.
Hilario Barroso Tineo manifestó no
tener ninguna relación con Celestino, ni saber nada de los bandoleros que
actuaban por estas sierras; salvo de uno de Cadalso llamado Luis Rodríguez que
se había ido Madrid y con el que había tenido contacto en esa ciudad.
Constancio Delgado Delgado en su
encuentro con Celestino le escuchó planear a él y a otros cinco guerrilleros el
secuestro de Juana Calvarro; propietaria del molino Los Piñosa (se refiere al
molino La Puñosa), cerca del sitio denominado La Mancha y que él les dijo que
no hiciesen tal cosa, ya que sería un compromiso muy grande para el pueblo.
Todos los bandoleros iban con escopetas, excepto Celestino, que llevaba un
rifle y pensó que debía ser el jefe ya que ordenó el relevo de la guardia.
Compadre el 24
de enero de 1946 aún mantenía la esperanza de la caída del Régimen de Franco
tal y como le manifestó a Pablo Gómez García, ganadero de 51 años y natural de
Descargamaría, cuando se presentaron en su majada en esa fecha. Además en esa
explosión de optimismo era capaz de ponerle fecha al derrocamiento del régimen,
que él fijaba para primeros de febrero. Una vez hubiese caído éste él tomaría
el ayuntamiento de Descargamaría y el resto de los de la Sierra; ya que él era
el Jefe de la Comarca del río Tajo hasta Sierra de Gata y todos esos viajes los
efectuaría en coche. El 29 de enero se le volvió a presentar otra vez Celestino
con otros cuatro bandoleros, los cuales le dijeron ser asturianos, en las
proximidades del Albado (se refiere al arroyo del Alvao) y el 6 de febrero le
obligaron a matar un chivo en el sitio de Los Cestiles (se refiere a La
Cestera).
Martín Rodríguez Hernández, de 16 años
y natural de Descargamaría, también tuvo un encuentro el 24 de enero con
Celestino en el que éste le preguntó por su padre, a lo que le contestó que se
hallaba en la cárcel; respondiéndole Celestino que bien tonto había sido de
dejarse coger, que tenía que haber hecho como él, irse a la sierra. También le
preguntó si el Teniente Coronel le había preguntado mucho el pasado 24 de junio
del año pasado y si le había pegado. Cuando Martín le relató que le había dado
unas cuantas tortas Celestino calificó al militar de criminal por haber pegado
a un niño.
Nemesio Sañudo Rodríguez por otro lado
confesó que en ocasión de ir una vez de caza se encontró con Celestino y a
cinco o seis individuos más y que éste le manifestó que era el Jefe de los
demás bandoleros que le acompañaban. Además le confirmó que tenía a su cargo a
dieciséis o dieciocho pueblos y en esa mañana había mandado a tres bandoleros a
departir con su Jefe; el cual se encontraba en la Sierra de Gredos. Victoriano
Rodríguez Hernández certificó esta versión de Nemesio, cuando ante las
autoridades militares reconoció que se habían encontrado con Celestino y seis
bandoleros más en el sitio conocido por Malavado (se refiere al río Malvao) y
que en ese encuentro Celestino les reconoció ser el Jefe de la partida y que
tenía a su cargo entre dieciséis o dieciocho pueblos. Además le confió que
esperaba que cayese el Régimen de Franco y que entrase el que ellos defendían,
para así entrar en los pueblos y pasar a nombrar Celestino los miembros de
Corporaciones locales.
La familia Pacheco de Cadalso, que
habitaban de manera permanente en un caserío situado en la finca denominada La
Debra en la misma localidad, fueron los que tuvieron un contacto más prolongado
con los guerrilleros y los que fueron interrogados de manera más extensa por
dichos vínculos. Celestino y los guerrilleros que le acompañaban les visitaron
en al menos cuatro ocasiones siendo una de las mujeres de esta familia, Elisa
Pacheco Alonso, la que se encargó de cocinar para ellos y de comprarles
provisiones, según relató su hermano Alfonso Pacheco; quien también relacionó a
Constancio Delgado Delgado con los guerrilleros cuando el 5 de febrero éste le
acompañaba para localizar cinco cabras. Elisa Pacheco confirmó las fechas en
las que los guerrilleros estuvieron en el caserío en el que habitaban y que en
una de las visitas que realizaron se encontraba en dicho inmueble el ex
carabinero de Robledillo de Gata Regino Calvarro; al que llamaron aparte y una
vez que hablaron con él se marcharon sin cenar. También les escuchó decir en
una de las visitas que uno de los jefes guerrilleros había muerto en Gredos. El
padre de Elisa y de Alfonso también fue interrogado e intentó en todo momento
desvincularse de los guerrilleros, aseverando que no tenía constancia de que
sus hijos estuviesen en contacto con los guerrilleros; ya que él llevaba cuatro
meses trabajando de noche en Cadalso e ignoraba que sus hijos pudieran haber
favorecido a los guerrilleros.
Sin embargo el alcalde de Cadalso de
Gata, Germán Marín Fernández, calificaba a los integrantes de la familia
Pacheco como gentes de buena conducta, tanto en lo social como en lo político.
Y desde la Comandancia de la Guardia Civil del puesto de Gata se calificaba a
los miembros de esta familia como gentes de derechas y de orden
El 25 de febrero de 1946 se continuaba
con las detenciones en los pueblos de esta parte de la sierra; así en esta
fecha se detenía por colaboración con los guerrilleros a los vecinos de
Robledillo de Gata Francisco Torres Collado y Marcelino Rodríguez Montero. A
ambos se les acusó de querer unirse a los guerrilleros y de haberles
suministrado víveres e información de los movimientos de las fuerzas.
En los informes posteriores que el
tribunal pidió a los dirigentes locales de Descargamaría, en concreto al Jefe
de Falange Demetrio Martín García, éste calificó a Leocadio Salicio Torollo de
tener una conducta moral mala; siempre inclinada a las izquierdas y que se
juntaba solo con los de su ideología. De Hilario Barroso Tineo dijo que siempre
había sido de izquierdas, que el movimiento le cogió en Madrid; por lo que no
sabe qué pudo hacer allí y que siempre se ha juntado con los de izquierda,
siendo uno de los consejeros malos que había entre ellos. De Constancio Delgado
Delgado dijo que su conducta moral era mala y desde antes del Movimiento era
vocal de los que constituyeron Unión Republicana; en su casa se reunían, lo
mismo antes que después, los peores de esta población y de Robledillo de Gata
para oír la radio que él tenía y cambiar impresiones; en los últimos tiempos se
le veía poco por el pueblo permaneciendo hasta los días de fiesta en su finca.
De Pablo Gómez García tan sólo decía que era de izquierdas.
El alcalde y el jefe de Falange de
Robledillo de Gata dijo de Regino Calvarro Hernández que era un ex carabinero
enemigo del régimen; sin duda porque fue expulsado del cuerpo, no teniendo
conocimiento esa alcaldía de su actuación en zona roja. De Marcelino Rodríguez
Montero decía que era un vago, maleante y golfo que se embriagaba con
frecuencia; cosas que había aprendido al pasar la mayor parte de su vida en
Francia, de donde pasó a zona roja para combatir con las fuerzas del llamado Gobierno de la
República. En una de esas batallas perdió tres dedos de la mano izquierda, era
una persona que esperaba una revuelta para saciar sus apetitos canallescos, fue
detenido en el Martiago junto a Francisco Torres. Desde julio de 1945 mantenía
contacto con los rebeldes e incluso debatió con ellos las personas que debían
ser eliminadas y los atracos que más frutos podían dar, además de
suministrarles víveres. De Francisco Torres Collado, natural de Santibáñez el Bajo,
y vecino de Robledillo, decía que era de
mala conducta por ser un pendenciero y un cabecilla peligroso; ya que
todos sus actos estaban inspirados por la venganza, siendo completamente laico.
Perteneció al llamado Frente Popular con el que fue alcalde, persuadido por
otros de que llegaría su Régimen se comprometió a capitanear una cuadrilla de
bandoleros o mejor dicho proveerles de lo que les hiciese falta; siendo un
elemento peligroso y enemigo del régimen, fue detenido en la población del
Martiago declarando a la guardia civil que se intentaba marchar a la Sierra al
haberse enterado de que estaban deteniendo a gente de Descargamaría por su
vinculación con los guerrilleros; había quedado con ellos en juntarse en la
Sierra La Bolla. Por mediación de Leocadio se entrevistó con Celestino
llevándoles víveres; además el líder guerrillero le prometió que le haría
alcalde. Por otro lado Regino Calvarro le ordenó que llevase víveres de nuevo a
los rebeldes; hablando con éstos de los individuos que deberían ser eliminados,
quedando en unirse a ellos el 6 de enero de 1946.
Los informes de la Guardia Civil de
Descargamaría cargaban aún más las tintas contra los enlaces de los guerrilleros.
De Leocadio Salicio Torollo decían que era un enemigo peligrosísimo del régimen,
que siempre estaba conspirando contra el mismo y que estaba en continuo
contacto con los guerrilleros. De Constancio Delgado Delgado ratificaban lo que
denunciaba el Jefe de Falange; pero además decían que tenía un gran ascendente
sobre los integrantes del partido Unión Republicana. Cuando se inició el
Movimiento se hizo falangista, viniéndose del frente por no sentir los ideales;
motivo por el que le quitaron la camisa y desde entonces se dedicaba a hacer
campaña contra el régimen, realizando reuniones y conferencias de lo que iban a
hacer cuando cayese el gobierno de Franco. Estaba además en combinación directa
con los guerrilleros, quienes le prometieron que una vez cambiase el régimen le
harían secretario del ayuntamiento. De Hilario Barroso Tineo decían que era un
carabinero retirado de mala conducta y políticamente siempre de izquierdas y
que sólo se reunía con los de su ideología, con quienes comentaba los cargos
que iban a tener cuando cayese el gobierno de Franco.
El 16 de septiembre de 1946 las
autoridades militares resolvieron dejar en libertad a Constancio Delgado
Delgado, Pablo Gómez García, Hilario Barroso Tineo, Joaquín Pacheco Marcos,
Alfonso Pacheco Alonso y a Elisa Pacheco Alonso; ya que tan sólo se dedicaron a
darles algunos víveres y a cumplir encargos sin transcendencia alguna, actuaciones
que realizaron por las amenazas de que eran objeto; las cuales fueron así mismo
la causa de que no pusieran los hechos en conocimiento de las autoridades, por
lo que no existían motivos suficientes para considerar que hubiesen cometido un
delito. Por otro lado su actuación quedó suficientemente sancionada, según las
autoridades militares, con la prisión preventiva que habían sufrido desde el 23
de febrero; por tanto en esa fecha la justicia militar dictaba su libertad
definitivamente. Mientras tanto se ordenaba que siguiesen en prisión Leocadio
Salicio Torollo, Regino Calvarro Hernández, Francisco Torres Collado y
Marcelino Rodríguez Montero. El 27 de septiembre de 1946 el Fiscal Jurídico Militar
solicitó para estos últimos una condena de doce años y un día de reclusión
menor; posteriormente en el consejo de guerra que se instruyó contra éstos, en
febrero de 1948, por auxilio a los rebeldes el Fiscal solicitó una modificación
de la condena a seis años y un día de reclusión. Finalmente fueron condenados en
sentencia firme el 28 de febrero de 1948 a tres años de prisión. Sus
antecedentes penales no serían dados de baja hasta el 15 de junio de 1962.
Con la desarticulación de este grupo
de enlaces y colaboradores la partida de Compadre
se quedaba sin sus más directos y fieles colaboradores, suceso que sin duda
influiría en la desaparición de esta partida de guerrilleros.
El 19 de marzo se detenía a otros
enlaces en la provincia de Cáceres entre los que se encontraba Emilio Sánchez
Mateos, Encontrado; gracias a cuyas
declaraciones se consiguió detener a Cipriano Núñez Martín, Carlista, vecino de Serradilla y a Félix
Real García, Arena.
El 10 de mayo de 1946 se detuvo a
Felipe Cano Acosta, vecino de Cadalso de Gata de 35 años y de profesión carbonero,
por ser uno de los enlaces y tener connivencia con los guerrilleros de la Sierra.
Declarando haber tomado parte en el asalto al pueblo de Santibáñez el Alto;
permaneciendo con los guerrilleros cuatro días, por los que recibió 400 pesetas
por el servicio que les prestó como guía para poder realizar el asalto; ya que
conocía bastante bien todos los alrededores del pueblo. También acompañó a otra
partida de guerrilleros cuyo jefe era natural de Descargamaría, Celestino
Martín Pérez, El Compadre, junto a
otros siete más. Además el 14 de febrero de 1946 intentaron cometer un atraco
en Casillas de Coria que se frustró porque se dislocó un pie el guerrillero Peine. Felipe también manifestó haberse
entrevistado y suministrado víveres a los bandoleros varias veces y señaló
también como enlaces de bandoleros a sus convecinos: Julián Domínguez Jiménez,
Pedro Rodríguez Calvo, Juan Rodríguez Calvo, Damián Martín Ventana y Marciano
Delgado Rodas, vecinos de Descargamaría; a Lorenzo Sánchez Sánchez, Castor
Sánchez Sánchez, Aurelio Sánchez Sánchez y Emilio Galán Martín, vecinos del
pueblo de Ovejuela. Había comprado comestibles para los bandoleros en la casa
del vecino de Cadalso de Gata, Victorio Calvo Pacheco; el cual también fue
detenido por haberles vendido conscientemente azúcar y pan, además de exhortar
a los compradores a que siguieran suministrando a los guerrilleros cuanto
pudieran; ya que este régimen iba a durar muy poco tiempo y que por ello iban a
tener su recompensa. Todos fueron puestos a disposición del Gobernador Civil de
la provincia, a excepción de Aurelio Sánchez Sánchez, alcalde de la pedanía de
Ovejuela, que murió en el Depósito municipal de Descargamaría por un colapso cardiaco[50].
El 20 de mayo de 1946 se apresó a
Constantino Osorio Domínguez como consecuencia de las delaciones de Vicente
Díaz Laguna, Colón y Padre Eterno. Constantino era natural de
Vigo y se le consideraba un individuo peligrosísimo por los antecedentes que
tenía de cuando estuvo en zona roja, además de haber mantenido relaciones con Galifa, el Francés y el delator Colón.
Como suele ocurrir en numerosas
ocasiones existen personajes, un tanto temerarios, que obviando los peligros
intentan aprovechar cualquier periodo turbulento en su propio beneficio. Ese
fue el caso del vecino de Acebo, Antimo Arroyo Vázquez, quien en unión del cabo
de carabineros de esa población, exigió a los vecinos de Acebo, Celedonio
García Prieto y Clemente Arroyo Elena, la cantidad de tres mil duros simulando
ser maquis.
Chantaje simulando ser un maqui[51]
Este no fue un caso aislado; ya que
hubo en Extremadura, durante todo este periodo de actividad guerrillera, una
serie de personas que aprovechándose de la inestabilidad político-social se
dedicaron a cometer todo tipo de actos delictivos, los cuales eran atribuidos a
los combatientes de la sierra; quienes debido a ello se vieron perjudicados, ya
que su actividad y prestigio se pusieron en entredicho. Unas veces los que
cometían estos robos, saqueos, extorsiones, etc. eran miembros de las
contrapartidas que combatían a los maquis y en otros casos eran simples
rateros. A tal nivel llegó la situación que los dirigentes de la Primera
Agrupación Guerrillera tuvieron que darles órdenes precisas a los jefes de las
partidas para que combatiesen este tipo de actos en las zonas controladas por
ellos. Incluso el Coronel Limia Pérez denunció esta situación ante sus
superiores; ya que se estaban produciendo infinidad de robos en la provincia,
que en nada tenían que ver con la actividad guerrillera en la misma; sino más
bien con la actividad de pequeños grupos de ladrones que actuaban por la noche,
haciendo vida normal al día siguiente[52].
El 7 de junio de 1946 se detuvo a Florín que era un enlace de los
bandoleros, además de haber pertenecido a la guerrilla de Tronchón. Su nombre era Florencio Blanco de Lucas y era natural de
Miranda de Ebro, aunque vivía en Madrid. Se entrevistó con componentes de la
partida de Francés, Calandrio, Tronchón y Sardina y con
la amante del Jefe de la primera agrupación Carlos.
El 15 de junio de 1946 se entregaba
voluntariamente Alejandro Barroso Escudero, Mejicano,
y su hermana Daniela; él pertenecía
a la partida de Carrillo o Tigre y ella a la de Quincoces, además era considerada la amante
del guerrillero Madroño.
El 21 de junio de 1946 se entregaba
voluntariamente en el puesto de mando de Jaraicejo Gonzalo Talabán Montero, Gato, natural de Cabezabellosa que pertenecía
a la partida de Francés y se
encontraba encuadrado con uno de los jefes de la misma llamado Calandrio, se hallaba en la sierra desde
diciembre de 1945.
El 18 de junio de 1946 se detuvo a
Felipe Ramos Piris, natural de Villasrubias y de oficio ganadero en la finca
Valdecaballos de Arriba de Cilleros, por haber dado comida a siete guerrilleros
armados e información de las personas que habitaban aquellos cortijos; los
cuales al poco tiempo de recibir dichas informaciones cometieron un atraco en
la finca Cuarto de Salamanca de Moraleja.
El 9 de julio de 1946 se entregaba el
guerrillero Eugenio Montero Recio, Liebre,
en el puesto de Jaraicejo, era natural de Cabezabellosa y pertenecía a la
partida del Francés; se hallaba
encuadrado con Calandrio. Huyó a la
sierra en diciembre de 1945 desde la finca Maluenillo, donde cuidaba su ganado.
No tenía delitos de sangre y su conducta anterior era buena, habiéndose
comprometido a dar los nombres de los enlaces y los datos sobre ellos.
El 12 de julio se encarceló a los
colaboradores de los guerrilleros, Elías y Bienvenido García Muñoz, naturales de
Navalmoral de la Mata; debido a esas detenciones se actuó sobre los enlaces
Eleuterio Ruíz Serrano y Anastasio Muñoz Pascual. En la majada de este último
le dejó cartas El Francés que
indicaban la dirección que tomaban para que la supiesen posibles compañeros
extraviados.
El 15 de julio se capturó a varios
enlaces y colaboradores como consecuencia de las delaciones de Gonzalo Talaván
Montero, Gato, y Eugenio Montero
Recio, Liebre. Los enlaces detenidos
aprovisionaban y servían a las partidas de Calandrio,
Sartenero y Parrala. Ese mismo día se entregaba el confidente Vicente Díaz
Laguna, Colón, quien actuó en la
partida del Francés en la zona del
valle N.E. de Plasencia y gracias a quien se pudo detener a varios enlaces del Francés que suministraban víveres y
apoyos a esa partida. También se entregaba el guerrillero Eusebio Sánchez Núñez,
Tocayo, gracias a las gestiones que
se habían realizado entre sus familiares, pertenecía en ese periodo a la
partida del Francés. También se apresaba
al enlace Salvador Pérez Facundo.
El 17 de julio de 1946 se apresó a un
grupo de enlaces colaboradores de los maquis gracias a las confidencias que se
recibieron en el puesto de mando de Torrecilla de los Ángeles; los integrantes
de este destacamento, apoyados con los miembros del puesto de mando de
Villanueva de la Sierra y una pareja de Descargamaría, detuvieron a Félix
Martín Hernández de 46 años el cual les suministraba comestibles y noticias. Además
su huerta, en el sitio de la Tartamuña, les sIrvió a los bandoleros de punto de
descanso; éstos también estaban en connivencia para cometer un atraco en
Villanueva de la Sierra. Éste además denunció a Galo Pino Panadero; quien
colaboró de la misma forma que el anterior, e incluso les dio información sobre
las personas de dinero de Torrecilla de los Ángeles y sobre la fuerza local. También
se detuvo a Sebastián Domínguez Aparicio natural de Agallas (Salamanca), quien
dio información sobre los bandoleros. A Nemesio Gómez Gómez natural de
Pinofranqueado. A Ambrosio Martín González, Chanca,
vecino de Torrecilla, quien negó ser enlace, pero del que Galo Pino Panadero
dijo que estaba dispuesto a irse a la sierra con los bandoleros; ya que lo
estuvo también al principio de la guerra. Álvaro Barbero Sánchez, natural del
Sahugo, fue otro de los que negó su relación con los bandoleros, pero por
delación de otro de los detenidos se le identificó como elemento de confianza
de los mismos. A Juan Pino Panadero natural de Torrecilla. A Florencio Iglesias
Martín, Juan Puertas Sánchez, Pedro Gutiérrez Simón, todos ellos naturales de
Villanueva de la Sierra y a Francisco Domínguez Rodríguez natural, de Pozuelo
de Zarzón; que estuvo con los bandoleros varias veces en su finca de Villanueva
de la Sierra, La Perdida. Todos fueron encarcelados, excepto Galo Pino Panadero
quien por su enfermedad tuvo que ser recluido en su casa[53].
El 20 de julio se prendió a Pedro
Calle Salinas y a varios enlaces más de los guerrilleros. El 29 de julio de
1946 era detenido el enlace Domingo Sánchez Gómez, Petenera; el cual estuvo en contacto con los guerrilleros: Panza, Silencio, Abuelo, Patines, Lion, Gacho; este personaje gozaba de la máxima confianza de
los guerrilleros. También se capturó a la esposa del mismo, llamada Julia Vega
Mayoral. Además se detuvo a Leandro Sánchez Moreno, colaborador habitual de los
guerrilleros Gacho, Castillo y Salamanca;
así como a su esposa. Todos ellos les daban apoyo desde la huerta el Veneruelo.
El 31 de julio de 1946 es una fecha
crucial en el movimiento guerrillero en la provincia de Cáceres; ya que ese día
era abatido en Serradilla uno de los Jefes máximo de todas estas partidas en la
provincia de Cáceres, Pedro José Marquino Monge, El Francés. A partir de ese instante una a una irán siendo
exterminadas todas las partidas de guerrilleros que dependían de él.
Pedro José Marquino Monge "El Francés"
Entre el 6 y el 10 de agosto de 1946
se informó desde el puesto de mando de la guardia civil de Navalmoral de la
Mata que se continuaba con la labor de exterminio de la partida del Francés y gracias a documentación aprehendida
a la misma se supo que la partida de Compadre,
que dependía de la del Francés, tenía
que encontrarse por los términos de Santa Cruz y Pozuelo; ya que era su zona de
actuación, al amparo de múltiples enlaces de aquella comarca. Para evitar que cambiaran
su zona de actuación, debido a la muerte de su jefe, se encomendó al grupo de
fuerza de servicios especiales, mandado por el cabo Porfirio Martín Jiménez,
que partiera urgentemente para dicho lugar; con el objetivo de que observase,
reconociese y descubriera a los
guerrilleros y sus enlaces por la sierra
de Castillejos, entre los términos de Santa Cruz de Paniagua, Pozuelo de Zarzón
y la sierra de Dios Padre, en el término de Villanueva de la Sierra[54].
Estribación montañosa donde fueron
asesinados los miembros de la partida de Compadre
El grupo del citado cabo se mantuvo
permanentemente en el monte haciendo vida similar a la de los bandoleros y al
tener montada una emboscada en el Canchal de Ramón, en la estribación de la
sierra de Castillejos, en el término de Pozuelo de Zarzón, la noche del 5 de
agosto de 1946, notaron que en una majada enclavada en la base del monte,
situada cerca del referido canchal, se sostenían conversaciones y que por el
número de personas que se encontraban allí decidieron permanecer a la escucha
de las mismas hasta la madrugada del día 6. Al observar que el cabrero Silverio
Plaza Rodríguez realizaba continuas idas y venidas al lugar en el que se
encontraban los bandoleros; el agente de la guardia civil se decidió a atacarlos,
dividendo su grupo en dos; respondiendo los guerrilleros al ataque; durando
dicho tiroteo unos quince minutos. Una vez cesó el tiroteo procedieron al
reconocimiento del lugar, localizando seis muertos fruto del tiroteo y de las
bombas de mano; entre los fallecidos se encontraban: Celestino Martín Pérez, Compadre; Justo Vega Miguel, Secreto; Pedro Pérez Álvarez, Cantares y Grillo; Desiderio Iglesias
Puertas, Amable; Jacinto Riolobos
Martín, Peine y Silverio Plaza
Rodríguez, Dispuesto[55].
Se les ocuparon: tres escopetas, un rifle, una tercerola, una pistola, un
revolver, dos bombas de fabricación casera, 16 cartuchos de escopeta del
calibre 16, 4 del calibre 12, 32 de rifle y 17 de revolver, 3 macutos, 3
chaquetas de pana, 1 tienda de campaña, 4 boinas bilbaínas, 5 macutos, 2
pantalones de pana, 1 jersey de color, 2 toallas, 1 cacerola de porcelana, 3
pares de leguis, pares de zapatos de campo. La documentación que se incautó era
sin importancia; ya que el fuego producido en el campo por el efecto de las
bombas calcinó parte de los cuerpos de alguno de los bandoleros. Los cadáveres
fueron enterrados en Pozuelo de Zarzón[56].
Se consiguió además detener al
siguiente grupo de enlaces: Toribio Ruíz Martín, Ignacio Jiménez Cáceres,
Santiago Gómez Sánchez, Martín Albarrán Rubio, Santiago Jiménez Amaya Fuentes,
Gregorio Albarrán Gómez, Alejandro Albarran Gómez, todos éstos de Santa Cruz de
Paniagua y a Marcelino Ruíz Calvo, de Cadalso de Gata[57].
En el informe se dice que debido a la
audacia y por su intervención en atracos, secuestros y delitos de sangre Compadre tenía sembrado el terror en los
pueblos de la Sierra de Gata; extendiendo su zona de acción a los pueblos de
Salamanca. Se le consideraba el posible
sustituto del Francés, por los
méritos adquiridos, por sus innumerables actuaciones; así como por haber sido
militar profesional, teniendo un gran ascendente entre los guerrilleros.
Celestino era el marido de la hermana
de la mujer de Leocadio, de ahí se entiende la colaboración de este último con
Celestino. La mujer de Celestino tuvo que exiliarse a Francia, debido a la
situación tan difícil que le tocó vivir en Descargamaría después de la muerte
de Compadre. En el año 2007 el cuerpo
de Celestino fue exhumado, junto al de sus compañeros de acción, gracias a la
Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura y sus
hijas además consiguieron trasladar sus restos a Francia[58],
país al que se exilió la familia. ¿Qué motivo llevó a una persona como
Celestino a unirse a la guerrilla antifranquista vinculada al Partido Comunista
de España? La explicación no está clara y en esa decisión puede que existiesen
distintos motivos: que fuese separado del ejército por sus ideales
republicanos, que anteriormente a la guerra civil militase en el P.C.E. o que
sufriese él o algún miembro de su familia algún hecho represivo a manos de las
fuerzas afines a los golpistas que le inspirase algún acto de venganza.
No obstante de los interrogatorios que
se les practicó a todos los enlaces, colaboradores y familiares de esta partida
de guerrilleros se desprende que el núcleo principal que dio origen a dicho
grupo guerrillero estuvo integrado por: un ex militar, Celestino; un ex
carabinero separado del servicio por sus ideales republicanos, Regino Calvarro;
un guardia de seguridad retirado, Hilario Barroso; un exmilitar izquierdista
que luchó en la guerra a favor de la República, Marcelino Rodríguez Montero; un
exalcalde frente populista, Francisco Torres Collado y un dirigente republicano
local al que se cuestionó su adhesión al nuevo régimen y por ello fue
penalizado, Constancio Delgado Delgado. Por tanto parece ser que la marginación
profesional a la que se sometió a estas personas, que les impidió continuar
trabajando en sus anteriores oficios y ganarse la vida honradamente, fue uno de
los principales motivos de colaboración con las fuerzas guerrilleras; aparte de
las innegables motivaciones ideológicas que todos ellos mantenían y que se
vieron estimuladas por la derrota del fascismo internacional en la II Guerra
Mundial.
En esas fechas, 7 de agosto de 1946, además
de informar de nuevo de la muerte del Francés, acaecida el 31 de julio de
1946; se informaba también de la desarticulación de las partidas de Quincoces y Garrillo o Tigre, las cuales actuaban por los partidos judiciales
de Plasencia, Coria, y en especial en Sierra de Gata; así como en los términos
de Malpartida de Plasencia, Serradilla y Torrejón el Rubio. Todos ellos tenían sembrada gran alarma por
todas esas comarcas, no sólo por los atracos y secuestros, sino porque el Jefe
de la partida participó en asesinatos como el de Santos; dirigió el ataque a
Mesas de Ibor e intervino en otros hechos sangrientos. Se pudieron exterminar
todas estas partidas y acabar con su jefe, El
Francés, gracias a la labor de captación e intensificación de confidentes
por parte del capitán de la 4ª compañía, José Novoa Oropesa; quien consiguió alcanzar contacto con un importante
jefe de la guerrilla, de tal forma que dicho jefe de manera confidencial y por procedimientos de mayor ingenio indicó los
lugares a los que concurría el
Francés y otros jefes de guerrilla y
bandoleros tanto para suministrarse como depositar y recoger citas e instrucciones. Sobre las 2 horas del
día 31, y próximo a Peña Falcón, en el término de Serradilla, un grupo de
guardias mantuvieron un tiroteo con El
Francés cuando éste se disponía a depositar instrucciones a las partidas
que de él dependían.
De este último se decía en el informe
que debido a sus múltiples intervenciones en atracos, hechos sangrientos y
secuestros era bien conocida su personalidad en la provincia de Cáceres y que
además era un temible bandolero en el que concurrían excelentes dotes para
capitanear las partidas que le estaban subordinadas. Gozando entre ellas de un
gran ascendente por ser un hombre de acción, audaz, organizador y perfecto
conocedor de la sierra; en la que se hallaba desde la terminación de la guerra,
en la que acabó con grado de capitán de la brigada Lister[59].
En la misma fecha, en Arroyo Barbaón,
en el término de Serradilla, se detuvo a Viruta,
jefe de Estado Mayor de la 14ª División y al guerrillero Amancio Nieto Calero, El Abuelo.
El 20 de agosto de 1946 se notificaba
en el puesto de Navalmoral de la Mata una relación del exterminio de la partida
del Francés, en la misma se informaba de que se había dado
muerte a seis bandoleros.
El 23 de agosto de 1946 se apresaba a
un grupo de vecinos de Pozuelo de Zarzón por ser enlaces de los guerrilleros de
la partida de Compadre. En esa
relación de vecinos se incluía a: Marcelino Ruíz Calvo, Paulino Plaza Benito,
Ángel Plaza Felipe, Martín Albarrán Rubio, Alejandro y Gregorio Albarrán Gómez
(estos últimos de Santa Cruz de Paniagua), Saturio Jiménez Amaya-Puertas,
Cirilo Jiménez Cáceres e Ignacio Jiménez Cáceres (estos últimos de Santa Cruz
de Paniagua), Toribio Ruíz Martín, Santiago Gómez Sánchez (Santa Cruz de
Paniagua) y Lorenzo Iglesias González (éste de Montehermoso). Todos ellos
proporcionaron alimentos e información a los guerrilleros, siendo el enlace
general de los guerrilleros Desiderio Iglesias; quien murió con los
guerrilleros en agosto de 1946 en Pozuelo de Zarzón. El objetivo que tenían
todos ellos era desarmar a los somatenistas de Santa Cruz de Paniagua y dar un
atraco al alcalde de la villa, según la información que tenían las autoridades
militares.
A continuación, y gracias a la delación
de Feliciano Muñoz Basilio, Aviso, se
capturó a una extensa red de colaboradores y enlaces que habían colaborado con El Francés.
El 30 de agosto de 1946 se continuaba
con la detención de los enlaces vinculados con el Francés, entre ellos se encontraban: Serapio Ramos Jara vecino de
Casatejada; Juan Orellana Jara de Bohonal de Ibor; Julián Talaván Hornero, Pacha, de Cabezabellosa y vecino de
Serrejón; Florentino Lucas Martín, Diablo,
de Alaraz y vecino de Serrejón; Luciano Elvira Rebollo, Pata-Lisa, vecino de Serrejón. Lo curioso de este grupo de enlaces
de guerrilleros es que las autoridades militares destacaban que todos ellos
eran de buena posición económica y entre ellos se encontraba hasta un concejal
de ayuntamiento que participaba en batidas contra los guerrilleros; aunque
luego les apoyaba. Llegándoles, todos ellos, a suministrar hasta explosivos de
las minas.
En las mismas fechas también se detuvo
a Daniel Sánchez Gil; quien refugió en su casa a Amancio Nieto Calero El Abuelo, que debido a que estaba
enfermo tuvo que abandonar la partida y desde entonces habían frecuentado su
casa los jefes guerrilleros: El Francés,
Carlos, Santiago, Durruti, Nebro y otros a los que aprovisionaba e
informaba; además de hablar con él de temas comunistas. También se apresó a
Juan Antonio Sánchez Vicente, quien conocía los manejos de su padre y que por
mandato del Francés se trasladó en
taxi hasta el pueblo de Zarza de Granadilla para entregar una carta al enlace
Juan Luis Cambero.
Por esas fechas se capturó a varios
enlaces que colaboraban con la partida de Calandrio;
lo interesante de estas detenciones es
que se destacaba la presencia entre ellos de las siguientes mujeres: Jacinta
Rey Paredes, conocida entre los guerrilleros por el apodo de La Gorda; Orencia Cano Montero, quien
tenía relaciones amorosas con uno conocido por Rebolledo; María Mohedar Palomo, de Jaraicejo, quien en su chozo
amparó a los guerrilleros. Otro de los detenidos fue Ciriaco Bernal Franco, de Hinojal
y vecino de Jaraicejo, quien junto a su patrón apoyaba a los guerrilleros.
El 2 de septiembre se encarceló a una
amplia red de colaboradores y enlaces de la partida de Calandrio, entre los detenidos se encontraba Zoilo Porras Gil de
Jaraicejo y vecino de Madrid; quien había sido expulsado del ejército por
auxilio a la rebelión y el cual había comprado unos prismáticos a petición de
su hermano para dárselos a los guerrilleros. Además les envió propaganda desde
Madrid para que su hermano se la entregase a éstos.
En esa misma fecha se prendió a un
grupo de enlaces de los guerrilleros, todos ellos vecinos de Coria, que
suministraban noticias sobre la posición económica de varios vecinos de esa
ciudad y de Casillas de Coria; además de proveerles de víveres, ropas, alojamiento
y de jurarles lealtad; estos eran: Félix Iglesias Castaño, Mal-Hijo, y Benigno Martín López natural de Garganta de la Olla. Recibieron
propaganda roja contraria al régimen, siendo Félix el que arrojó en esta
localidad, en el mes de febrero, dicha propaganda. Dieron información sobre
Hermenegildo Terrón, Tomé Uriarti, Antonio García, Manuel Álvarez; además de
dar información económica de ellos dijeron el sitio y la hora más conveniente
para el secuestro. Suministraron víveres y dieron cobijo a un guerrillero que
ocultaron en la casa de Benigno, el cual tenía un pie lesionado. Recibieron
dinero del guerrillero apodado Grillo,
de la guerrilla de Compadre, por ese
motivo se le ocupó a Benigno Martín López 400 pesetas. Félix también recibió en
otra ocasión de Grillo 125 pesetas.
El 13 de septiembre se detuvo en
Millanes de la Mata a José Jiménez Alonso, Divino,
quien había pertenecido a la partida del Francés;
se había marchado a la guerrilla en junio de 1945, reintegrándose en su
domicilio y ocultándose en el mismo hasta diciembre de 1945, fecha en la que se
unió a los guerrilleros Mora, Durruti y Sartenero. Permaneció con la partida de Gacho hasta que éste fue muerto en marzo; al dispersarse la partida
se ocultó de nuevo en su domicilio hasta que fue descubierto. Se confesó autor
del sabotaje de la central eléctrica de Belvis de Monroy y del secuestro en el
término de Serradilla del molinero de Gargüera.
El 5 de octubre se localizó a los
guerrilleros Virgilio Jiménez Colijo, Montes;
Nemesio Parras Ropero, El X; Abundio
Arribas Prieto, Gitano. Todos ellos
eran componentes de la partida del Francés;
los cuales se encontraban ocultos en la parte alta de un pajar anejo a la casa
de los padres de Montes, en MiIllanes
de Mata.
El 25 de noviembre de 1946 se informó
de la muerte y captura del guerrillero Periñán
o Carrasco; quien en Jarilla asesinó, junto a su partida, al secretario del
ayuntamiento de Caminomorisco y desde entonces las autoridades estaban
persiguiendo a esa partida mandada por este guerrillero; cuyo nombre era Benito
Paredes García, de 26 años, de profesión barbero y natural de Aldeanueva de San
Bartolomé (Toledo). Esa partida fue localizada gracias a la delación de un
confidente en una dehesa de Malpartida de Plasencia, conocida por el nombre de
Mingazo. Allí la guardia civil dio muerte al jefe de la partida, cuyo cadáver
fue abandonado por sus compañeros, allí también fue localizado el armamento
sustraído en Jarilla al somatén de esa población.
1947 comenzaba igualmente con
detenciones de guerrilleros y la muerte de éstos. En enero de este año cayó
abatido Teodoro Igual Paniagua, jefe de una partida y conocido por el apodo de Bravo. En febrero se ejecutaba en la
finca Las Palomas a Manuel Méndez Jaramaco, Manolín
y a Victoriano Jiménez Alonso, Boni,
quienes se encontraban bajo la dirección de Fabián
o Luis. Boni había pertenecido a
la partida del Francés. En ese mes se
capturó también a Dionisio Castillas Batuecas, Extremadura, vecino del Jerte, por suministrar alimentos e información
a los guerrilleros desde octubre de 1945; a Julio Villa de la Calle, quien
distribuía por Navaconejo ejemplares de El
Guerrillero; a Justo Jiménez González, Campos,
vecino de Baños de Montemayor e importante enlace de los guerrilleros, el cual
suministraba armas, información y alimentos; reuniéndose en varias ocasiones en
Madrid con Fabián.
En marzo se daba muerte en la finca de
Valdesauce a José Pérez Jiménez, Nene,
de la partida de Fabián; quien actuaba
en la Sierra de San Pedro y era natural de Madrid, de donde había huido. A pesar
de los duros golpes que los guerrilleros llevaban recibiendo desde hacía tiempo
todavía les quedaban fuerzas para realizar algún atraco que otro; así en marzo
de este año asaltaban una finca en Villas del Pedroso. También la guardia civil
daba muerte en este mes a Severino García Enrique, Sobrino o Miguel, en un enfrentamiento en la finca La Grana, en el
término de Cáceres; quien se había internado en la sierra en noviembre de 1945,
e integrado en la partida del Francés;
junto a él cayó Narciso Sánchez Izquierdo Chaval
y Montero, natural de Cabezabellosa y
perteneciente también a la partida del Francés
a la que se unió en noviembre de 1945. Además en esta acción caía Agustín
Fraile Ballesteros, Santiago o Padilla, maestro de Peraleda de la Mata
quien se marchó a la sierra en septiembre de 1945 y que se convirtió en
delegado de propaganda del Francés;
llegó a ser jefe de los guerrilleros en algunas ocasiones en la provincia por
su cultura; fue uno de los que asesinó a los falangistas en Jarilla. Con la
muerte de este último la organización de Fabián
sufrió un duro golpe. Todos ellos actuaban por la Sierra de San Pedro; los
muertos fueron enterrados en Aliseda.
A primeros de abril se produjo en Las
Tablas, en Alía, un duro enfrentamiento entre la guardia civil y los guerrilleros;
dando muerte a Diego Montealegre Paredes, Soli,
quien pertenecía a la partida de Calandrio.
En ese mes los guerrilleros volvían a dar muestras de su actividad cuando
asaltaron la finca Zamarrilla llevándose 17.000 pesetas y alimentos, todos
ellos pertenecían a la partida de Fabián.
También se presentaban en este mes en la majada El Boquerón llevándose
alimentos y otras cosas; estos guerrilleros eran los restos que quedaban de la
partida de Calandrio; la misma
partida asaltaba en mayo la finca Valderroyosa del Monte en Trujillo llevándose
de nuevo alimentos.
En junio se detuvo en Madrid al jefe principal
de la partida de guerrilleros Julio Navas Alonso, Fabián o Luis; tras esa detención se localizó una caseta en
Holguera donde había depositadas armas que habían sido sustraídas al somatén en
el pueblo de Jarilla.
En Julio se encontró cierta
documentación guerrillera en otra casa deshabitada en Holguera, entre ellas había ejemplares de
Mundo Obrero y Juventud así como mapas de ferrocarriles.
En agosto raptaban al secretario del
ayuntamiento de Huélaga, Julián Retortillo Pérez, los que lo perpetraron eran
los últimos restos de la partida Fabián.
La guardia civil de Moraleja, avisada por los vecinos de Huélaga, peinó el
pantano del Borbollón y una dehesa en Calzadilla; así como la dehesa del Fresno,
en los términos de Villasbuenas y Santibáñez el Alto, sin localizar a nadie. Las
fuerzas de seguridad consideraban que eran los restos de la partida de Fabián, descartando que perteneciesen a
la de Calandrio.
Los integrantes de esa partida de Fabián daban otro golpe en Portezuelo al
atracar a un molinero llevándose 50.000 pesetas y varias escopetas; esos
guerrilleros se habían integrado en la partida de Durruti, los cuales iban acompañados por Pinto o Enrique, Relojero
o Valle y Girodias, quienes se pensaba habían cometido el atraco de Huélaga.
Poco a poco arrinconados por las
fuerzas del nuevo orden estos últimos guerrilleros planificarían su huida de
España a través de Portugal o por Francia. Para ello utilizarían su única vía
de escape más factible que no era otra que la Sierra de Gata; refugiándose
durante un largo periodo en la población salmantina de Navasfrías[60]. Tras
varias gestiones, consiguieron unos salvoconductos falsos con los que el 1 de
diciembre viajaron en tren a San Sebastián, localidad en la que contactaron con
un militante socialista, natural de Navasfrías, que en la noche del 4 al 5 de
diciembre de 1948 les pasó en un barco a la localidad de San Juan de Luz[61]. De esta manera finalizaría, casi en su
totalidad, en el año 1948 la actividad del maquis en la provincia de Cáceres.
La actividad del maquis en Sierra
de Gata gira fundamentalmente alrededor de la figura de Celestino Martín Pérez,
Compadre. Su afiliación al citado
movimiento guerrillero permanece un tanto difusa, no obstante de alguna de sus
declaraciones parece ser que se desprende que estaba harto de pasar hambre. El aspecto económico, las promesas
que le hicieron de desempeñar diversos cargos relevantes, el componente
ideológico y un exceso de optimismo incrementado por los acontecimientos
internacionales; parece ser que tuvieron también un peso importante a la hora
de unirse a ellos.
Más
llamativo si llega el caso es la colaboración de supuestos enlaces y
contrabandistas con estas partidas de guerrilleros a los que tan sólo les
motivaba el dinero; obviando por supuesto, o relegando a un segundo plano, el
riesgo que entrañaba colaborar con el maquis. De hecho como se ha visto en
alguno de los informes ciertos colaboradores eran gentes ideológicamente
afectas a los sublevados, e incluso pertenecían a las plantillas de los
consistorios nombrados por las fuerzas franquistas. Sin duda la rentabilidad
que obtenían por los servicios que les prestaban era suficiente motivo para
colaborar con ellos. Esa falta de compromiso ideológico, ya que primaba el
económico, motivó en algunos de ellos la deserción y posterior colaboración con
las autoridades militares del nuevo régimen.
Por
otro lado los grupos de personas que actuaron en Sierra de Gata vinculados al
maquis fueron incapaces de reconstruir las antiguas estructuras de los partidos
izquierdistas, que los grupos de sublevados se habían encargado de hacer
desaparecer. Más bien la actividad del maquis en las poblaciones de la parte
septentrional de Sierra de Gata se debió básicamente al carácter nativo de
algunos de sus miembros, en especial de Celestino Martín Pérez, así como a la
amplia red de colaboradores que mantenían con él vínculos familiares y de
amistad. La falta de porosidad de la frontera portuguesa que les permitiese la
entrada y salida de personas, mercancías y armas; así como la brutal represión
llevada a cabo en las poblaciones más meridionales de Sierra de Gata en los
primeros meses de la Guerra Civil que atemorizó a la población civil, les hizo
descartar esa zona como asentamiento permanente para sus acciones.
La
actuación guerrillera del maquis en Sierra de Gata tiene dos fases también
claramente delimitadas. Una inicial que iría desde principios de 1946 hasta la
muerte del Francés y el exterminio de
la partida de Compadre. Y una segunda,
que va desde el último cuatrimestre de 1946 hasta finales de 1948, en la que
las autoridades militares implementan el uso de contrapartidas y el cerco
militar total a los restos de los integrantes del maquis y sus enlaces.
Finalizando la misma con la total desaparición de la actividad guerrillera en
la comarca de Sierra de Gata en 1948.
FUENTES DOCUMENTALES:
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Archivo Histórico Provincial de Cáceres.
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Vila Izquierdo, Justo: Extremadura: la guerra civil. Badajoz, Universitas Editorial,
Biblioteca Popular Extremeña, 1984.
Trabajo
realizado por:
Jesús Carlos Rodríguez Arroyo
Socio del G.E.H.C.Ex
[1]
Marcelino Guerra Hontiveros: Apuntes
Históricos acerca de la Villa de Gata. Salamanca, Establecimientos tipográficos de Oliva, 1897. P. 86.
[2]
Ibid. P.90.
[3]
Fernando Flores del Manzano: El
Bandolerismo en Extremadura. Badajoz, Biblioteca Popular Extremeña,
Universitas Editorial, 1992. P. 25.
[4]
Juan Pedro Recio Cuesta: Entre la
anécdota y el olvido, la primera guerra carlista en Extremadura (1833-1840).
Madrid, Editorial Actas S.L. Colección Luis Hernando de Larramendi, 2015.
P.227.
[5]
Domingo Domené Sánchez: Historia de
hombres y pueblos de Sierra de Gata. Sevilla, Edt. Lulu 2006. Pp.189 y 194.
[6]
Fernando Flores del Manzano: “Los Muchachos de Santibáñez y otras cuadrillas de
facinerosos en la Extremadura Contemporánea”. Revista Alcántara, 28(1993), pp.
7-38.
[7]
Julián Chaves Palacios: Huidos y Maquis.
La Actividad Guerrillera en la Provincia de Cáceres (1936-1950). Cáceres,
Editorial Cultural el Brocense, 1994. P. 103.
[8]
Andrés Sorel: La Guerrilla
Antifranquista, la historia del maquis contada por sus protagonistas.
Tafalla, Editorial Txalaparta, 2002. P.105.
[9]
Archivo Histórico del P.C.E. Movimiento Guerrillero, Reseña General del
Problema del Bandolerismo en España después de la Guerra de Liberación caja
105/3-2.
[10] Ibidem
[11]
Fotografía cedida por Aurora Campa Cid. Aurora Álvarez de Sotomayor
[12] Jesús
C. Rodríguez Arroyo. Nicasio Álvarez de
Sotomayor, auge y ocaso de un anarcosindicalista, 1899-1936. Sarrión (Teruel) Muñoz Moya Editores, 2015.
P.198
[13]
Expediente Consejo de guerra contra José Becerra Benito. A.H.M.D., Fondo
Madrid, Sumario 1888, año 1941, Caja 1552, nº6.
[14]
Jesús C. Rodríguez Arroyo, Nicasio
Álvarez de Sotomayor…….p.198.
[15]
Expediente Consejo de guerra contra Emilio Cubera Zamarreño y Marcelino Crespo
Marín. A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 249, Legajo 7868.
[16]Jesús
C. Rodríguez Arroyo. Movimiento Obrero y
Represión Fascista en Sierra de Gata 1931-1936. Brenes, Muñoz Moya
Editores, 2010. P. 104
[17]
Expediente Consejo de Guerra contra Dionisio Zaba López y varios más. A. H. M. D. Fondo Madrid, Sumario 322, legajo
2809.
[18]
Expediente Consejo de Guerra contra Teodosio Salcedo Marín. A.H.M.D. Fondo
Madrid, Sumario 244, Legajo 2109, caja 2643, año 1936.
[19]
Actas de Cahiers du P.R.O.H.E.M.I.O. nº 9, volumen I, año 2007. Pág. 159.
[20] Mundo Gráfico. 24 de junio 1931. P.13.
Hemeroteca Biblioteca Nacional de España.
[21]
Expediente Consejo de Guerra contra Jacinto González Carpintero y varios más.
A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 376, año 1937, caja 45º nº 8.
[22]
Expediente Consejo de Guerra contra Jesús Corbín Ordanza. A.H.M.D. Fondo
Madrid, Legajo 3101, Caja 3701, s/n, año 1936.
[23]
Unión y Trabajo, Cáceres, 27 de enero de 1934. Hemeroteca Municipal de
Madrid.
[24]
Expediente Consejo de Guerra contra Pedro Rivero Ramos. A.H.M.D. Fondo Madrid,
Sumario 39, Legajo 3044, Caja 3644, año 1936.
[25]
Expediente contra Pedro Rivero Ramos. Centro Documental de la Memoria
Histórica. Legajo 75/00017.
[26]
Expediente Consejo de Guerra contra Germán Domínguez González y varios más.
A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 231, Legajo 1990.
[27]
Expediente Consejo de Guerra contra Emilio Cubera Zamarreño y varios más.
A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 249, Legajo 7868.
[28]
Félix Sierra e Iñaki Alforja: Fuerte de
San Cristóbal 1938, Pamplona, edt. Pamiela 2ª edición, 2006, p. 220.
[29]
Fotografía cedida por José Luis Martín Galindo.
[30]
Exp. Consejo de Guerra contra Ceferino Blasco Ladero y varios más. A.H.M.D.
Fondo Madrid, Sumario 759, Legajo 4763.
[31]
Diario Extremadura, Cáceres, 3 de de septiembre de 1936. Hemeroteca
Municipal de Madrid.
[32]
Jesús C. Rodríguez Arroyo. “La Retaguardia Franquista en Sierra de Gata (La
actuación de las Milicias Nacionales, Requetés y Falange)”. Coloquios
Históricos de Extremadura, Trujillo, 2011. Pp. 499 y 500. Recuperado de
Internet http://www.chdetrujillo.com/la-retaguardia-franquista-en-sierra-de-gata-la-actuacion-de-las-milicias-nacionales-requetes-y-falange/
[33] Archivo
Histórico Militar de Ávila. Sección Milicias Nacionales, Falange y Requetés
Extremadura.
[34]
La Falange, Cáceres, 27 de diciembre de 1937. Biblioteca
Virtual de Prensa Histórica.
[35]
Ibid, 25 y 26 de septiembre de 1936.
[36]
Julián Chaves Palacios: Tragedia y
Represión en Navidad. Cáceres, Diputación de Cáceres, Editorial el
Brocense, 2008. P. 12
[37]
Ibid. p. 114
[38]
Justo Vila Izquierdo: La Guerrilla
Antifranquista en Extremadura. Badajoz, Universitas Editorial, 1986. P.
149.
[39]
Expediente Consejo de Guerra contra Gregorio Mora Cepa y varios más. A.H.M.D.
Fondo Madrid, Sumario 131547, legajo 6908.
[40]
Justo Vila Izquierdo: La Guerrilla
Antifranquista… Badajoz, Universitas Editorial, 1986. Pp.149-151.
[41]
Expediente Rebelión Militar contra Gerardo Rodríguez Rodríguez y varios más.
A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 275, legajo 6908.
[42]
Expediente Consejo de Guerra contra Gregorio Mora Cepa y varios más. A.H.M.D.
Fondo Madrid, Sumario 131547, legajo 6908.
[43]
Expediente Consejo de Guerra contra Primitivo Cáceres Gómez. A.H.M.D. Fondo
Madrid, Sumario 132735, Legajo 2831.
[44]
Expediente Consejo de guerra contra Constancio Delgado Delgado, Leocadio
Salicio Torrollo,Pablo Gómez García, Hilario Barroso Tineo, Regino Calvarro
Hernández, Joaquín Pacheco Marcos, Alfonso Pacheco Alonso, Elisa Pacheco
Alonso, Marcelino Rodríguez Montero. A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 134895,
legajo 7687.
[45]
Francisco Aguado Sánchez: El Maquis en
España su Historia. Madrid, Librería Editorial San Martín, 1975. P..458.
[46]Expediente
Consejo de Guerra contra Donato Basilio Díaz. A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario
137510, Legajo 71790.
[47] A. H.
P. CC. Sección Gobierno Civil, Orden Público.
[48]
Expediente Consejo de Guerra contra Constancio Delgado Delgado, Leocadio
Salicio Torrollo,Pablo Gómez García, Hilario Barroso Tineo, Regino Calvarro
Hernández, Joaquín Pacheco Marcos, Alfonso Pacheco Alonso, Elisa Pacheco
Alonso, Marcelino Rodríguez Montero. A.H.M.D. Fondo Madrid, Sumario 134895,
Legajo 7687.
[49]
Justo Vila Izquierdo: La guerrilla
Antifranquista... Badajoz, Universitas Editorial, 1986. P. 152.
[50] Archivo
Histórico Provincial del Cáceres. Gobierno Civil, legajo 482.
[51]
A.H.P.CC. Gobierno Civil, Orden Público.
[52] Justo
Vila Izquierdo: La guerrilla
antifranquista…, Badajoz, Universitas Editorial, 1986. Pp. 160-162.
[53]A.H.P.CC.
Gobierno Civil, Legajo 482.
[54]Revista Guardia Civil. Septiembre de
1946, nº 29, p. 61.
[55]
Servicio Histórico de la Guardia Civil. Memoria Histórica de la Comandancia de
Cáceres, año 1946.
[56]
A.H.P.CC. Gobierno Civil, Legajo 482.
[57] Ibidem.
[58]
Entrevistas con Pilar Martín Salicio y Rosa Salicio (nieta e hija de Leocadio
Salicio Torollo). 6 de abril de 2013.
[59]A.H.P.CC.
Gobierno Civil, legajo 482.
[60]
Julián Chaves Palacios: Guerrilla y
Franquismo, memoria viva del maquis Gerardo Antón (Pinto). Badajoz, Editora
Regional de Extremadura, 2005. Pp. 286-289.
[61]
Benito Díaz Díaz: Huidos y guerrilleros
antifranquistas en el centro de España 1939-1955, Madrid, Ávila, Ciudad Real,
Toledo, Cáceres y Badajoz. Toledo, Editorial Tilia, 2011. P. 439
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