La sociedad serragatina se ha manifestado y sigue haciéndolo desde que se anunciaron los distintos proyectos mineros en contra de éstos. Muchas décadas han transcurrido desde aquellas rudimentarias explotaciones mineras de principios del siglo XX de las cuales aún quedan profundas cicatrices en el paisaje de Sierra de Gata; explotaciones mineras que fueron fruto de una época de guerras y de grandes necesidades y que esperemos no vuelvan a darse.
Con el paso del tiempo mucho ha ido cambiando la comarca y hoy en día sus pueblos y sus gentes luchan contra la despoblación ofreciendo al visitante un entorno medioambiental único y de gran valor que unos intereses espurios están dispuestos a dilapidar, basándose en unos supuestos principios pervertidos de un ecologismo de despacho fraguados en la denominada Agenda 2030 con la que muchos pretenden hacer unos negocios que les enriquezcan más de lo que lo son actualmente.
El Litio parece ser que es la riqueza a administrar. Ese mineral que el ecologismo de despacho necesita para que la industria automovilística europea y española siga funcionando y pueda competir con la china y para que los llamados C.E.O. y todos esos directivos del mundo del automóvil puedan seguir disfrutando de sus prebendas y comprando a políticos casposos que buscan una salida rentable del mundo de la política el día que la dejen o los echen.
Al igual que ha sucedido en otras etapas de la historia de Extremadura y en diferentes sectores de su estructura económica nos encontramos con un servilismo de sus representantes públicos que favorece la visión colonial que el estado español tiene de Extremadura y de sus recursos naturales; ya que para el resto de España Extremadura no tiene más valor que la de ser una fuente inagotable de recursos que pueden ser esquilmados sin ninguna compensación a cambio.
La lucha se prevé larga y amarga pero no nos queda más remedio que dar la batalla, porque la única guerra que se pierde es la que no se pelea. Pero también porque se lo debemos a nuestros antepasados que tanto lucharon por su tierra; a nuestros descendientes a los que les hemos inculcado unos principios entre los que se encuentran la defensa de su tierra, como ya hizo nuestro antepasado Viriato contra aquellos depredadores romanos que arribaron a la Lusitania para esquilmar sus recursos; pero también nos lo debemos a nosotros mismos, porque jamás nos perdonaríamos que unos delincuentes de guante blanco y negro nos usurpasen de nuevo nuestros bienes y destruyesen nuestro patrimonio.
MUESTRAS DE LA OPOSICIÓN CIVIL
DE LA SOCIEDAD ACEBANA
A LOS PROYECTOS MINEROS
EN SIERRA DE GATA
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