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sábado, 13 de abril de 2024

PREPARANDO AL CORDERO BENDITO PARA SU DÍA GRANDE

Un grupo de vecinos de Acebo son los encargados de preparar al Cordero Bendito para que presida su Día Grande.

En esta ocasión tuve la fortuna de poder fotografiarlos justo cuando le fijaban una de sus manos a la cruz que porta.  














sábado, 27 de junio de 2020

ERMITA DEL CORDERO BENDITO, Acebo

Es la única ermita que queda en pie en Acebo y aunque siempre fue la del Cristo, cuando se derribó la del Coredero, en el actual ambulatorio de la localidad, a ésta se la pasó a denominar la Ermita del Cordero Bendito.
Tiene planta rectangular alargada, con la sacristía al lado de la Epístola. La capilla mayor es toda de sillería y sobre ella se eleva un cimborrio octogonal que resguarda la cúpula. el resto de la contrucción es de mamposteria; aunque en las esquinas se usó, como en muchas otras ermitas, sillares de granito. A los lados tiene dos contrafuertes que soportan los empujes del arco principal. La puerta es un arco de medio punto, que queda cubierta por un tejaroz moderno sustentado sobre dos columnas apoyadas en dos basamentos pometeados de raíz hispanoflamencas, que proceden del antiguo soportal del ayuntamiento de Acebo.



Custodia esta ermita una imagen barroca de un  Nazareno, El Cordero Bendito. Talla deciochesca anónima de gran expresividad y realismo, por la que los acebanos profesan una profunda devoción.

Nos cuenta un amigo que según él pudo ver en el archivo histórico municipal de la localidad, hoy en día ya desaparecido, esta imagen tiene un origen curioso. Parece ser que en cierto siglo la ermita del Cordero se incendió y la imagen del Santo a cuya advocación se encontraba dedicada se perdió; por este motivo los representantes municipales le encargaron a unos vecinos la compra de una nueva talla que sustituyese a la desaparecida. Estos abnegados vecinos viajaron hasta un taller de imagineria de la ciudad de Valladolid donde entraron en tratos con el escultor de turno. Una vez manifestados los deseos de compra y su poder adquisitivo el citado escultor les dijo que no podía satisfacer sus deseos; pero cuando los dos acebanos se aventuraban a abandonar el taller, el artista les alcanzó a la salida del mismo y les propuso la compra de un Ecce Homo que conservaba desde hacía varios años en el almacén del taller. Los dos vecinos se dieron media vuelta y siguieron al artesano hasta el lugar en la que se conservaba la magnífica talla. Una vez allí el escultor les explicó que aquella talla había sido encargada por una Cofradía sevillana, pero que cuando fueron a recogerla no la quisieron porque el Cristo tenía, debido al color de la imagen,  un aspecto demasiado semita para ellos.
A los acebanos ese tema no les incomodó, pero ellos lo que querían era un Cristo que portase una cruz a hombros y no uno que estuviese atado a una columna. El artista les dijo que eso no sería problema, que viniesen en dos días a buscarlo que ese inconveniente quedaría resuelto.
El escultor le seccionó uno de los brazos y se lo colocó en la posición necesaria para sustentar un cruz. De esa forma el problema quedó resuelto y los acebanos se llevaron al Azevo una escultura que forma parte del ideario acebano desde que tengo uso de razón.