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viernes, 13 de noviembre de 2020

DEL CUARTELILLO AL CALABOZO


    
 

        Venancio andaba de aquí por allá en una de las habitaciones de la casa, cuando entró su esposa estaba todo revuelto.

        -¿Se pué saber qué es lo que buscas?- le preguntó la esposa.

        -Pue que no sé ondi cojonis he puestu el carné de identidad. -Le respondió Venancio.

        -Si es qui no tienis cabeza, claro como tó lo dejas manga por hombro, pues luegu no sabis ondi ponis las cosas- Le recriminó Aurora.

           -Bueno ya aparecerá si quier y si no que le den por culu. -Contestó muy enfadado Venancio.

        Cogiendo la zamarra y la cayá salió por la puerta de casa dando fuertes taconazos por cada peldaño de la escalera que pisaba camino de la tená donde guardaba las borregas.

       El final del día llegó y Venancio apareció de nuevo en casa después de una jornada laboral a la intemperie por los campos de Sierra de Gata para que sus ovejas pastasen la mejor hierba posible. En cuanto se sentó a la mesa Aurora se dirigió a él con un tono imperativo.

       -Ya pues buscar el dichosu cané de identida porqui lo necesita el dagal pa presentarlo en la escuela pa no sé qué asuntu.

         -¡Hay que jodersi con el putu carné! mañana iré al cuartelillu de la guardia civil a ver si me puen jacer unu nuevu.- Respondió Venancio harto de la situación

         Llegada la mañana, a primera hora, se montó en el coche de su amigo Tomás y se dirigieron al cuartelillo de la guardia civil de Hoyos.

             -Buenus días agenti- Saludó Venancio al guardia civil de la puerta.

            -Buenos días-Le respondió el agente de la ley.

          Venancio entró dentro del cuartel y pasó a una estancia en la que se encontraba el responsable del acuartelamiento y otro agente que hacía las funciones de administrativo.

            -Buenos días ¿Qué necesita?- Le preguntó el oficial al mando.

          -Pues verá agenti es qui he extraviaú el carné de identidá y necesitu jacermi unu nuevu porqui el dagal necesita presentarlu en la escuela pa nosé qui asuntu.-Respondió Venancio al oficial.

            -Bien, empecemos pues. Nombre, apellidos, dirección etc....

            -Venancio Sánchez Iglesias, calli.........

        Sin dejarle terminar de proporcionarle los datos que el teniente de la guardia civil le había solicitado a Venancio, éste le respondió con tono marcial.

            -Pues va a ser que le voy a tener que detener.

       Venancio se quedó perplejo mientras pensaba que era una broma que le estaba gastando el oficial; pero lo cierto es que sobre él pesaba una denuncia de un vecino del pueblo de la que no tenía conocimiento de su existencia. Aquella noche y varios días más Venancio durmió en el calabozo del cuartel aunque cuando salió libre lo hizo con el carnet de identidad en vigor.


Relato basado en la experiencia que un amigo y conocido vivió hace años y que a modo de chascarrillo tuvo a bien contarme en la terraza de uno de los bares de Acebo entre quintos de Mahou y chupitos de aguardiente.

Autor: CHUCHI del Azevo

Noviembre de 2020