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martes, 29 de junio de 2021

SIERRA DE GATA ONÍRICA (HISTORIAS, LEYENDAS Y ANÉCDOTAS)

Después de algún tiempo en el que he reflexionado sobre todo lo que ha acontecido en estos dos últimos años de pandemia y en el que algunos de mis familiares más cercanos me han abandonado, definitivamente he conseguido darle forma a un libro que jamás me había planteado escribir.


Este libro es una recopilación de los microrrelatos que escribí en el año 2012 para cierto periódico comarcal de Sierra de Gata y otros muchos más que he ido subiendo durante años a este humilde blog para deleite de mis seguidores. Todos ellos han sido completados con un número indeterminado de nuevos microrelatos novelados o novelas microrrelatadas que se han fraguado en mi imaginario y que ha bebido de unos hechos históricos que permanecen dispersos por numerosas obras literarias de temática local de Sierra de Gata.
Con este trabajo he pretendido relatar de una forma amena y diferente la historia de Sierra de Gata y sus gentes; alejado todo ello de un rigor academicista y que sin embargo sea ameno y comprensible para los lectores. En definitiva he buscado una forma de explicar la historia de Sierra de Gata que sea lo más atractiva para el público en general y que sirva para enriquecer y poner en valor nuestra historia y nuestra cultura. 


viernes, 13 de noviembre de 2020

DEL CUARTELILLO AL CALABOZO


    
 

        Venancio andaba de aquí por allá en una de las habitaciones de la casa, cuando entró su esposa estaba todo revuelto.

        -¿Se pué saber qué es lo que buscas?- le preguntó la esposa.

        -Pue que no sé ondi cojonis he puestu el carné de identidad. -Le respondió Venancio.

        -Si es qui no tienis cabeza, claro como tó lo dejas manga por hombro, pues luegu no sabis ondi ponis las cosas- Le recriminó Aurora.

           -Bueno ya aparecerá si quier y si no que le den por culu. -Contestó muy enfadado Venancio.

        Cogiendo la zamarra y la cayá salió por la puerta de casa dando fuertes taconazos por cada peldaño de la escalera que pisaba camino de la tená donde guardaba las borregas.

       El final del día llegó y Venancio apareció de nuevo en casa después de una jornada laboral a la intemperie por los campos de Sierra de Gata para que sus ovejas pastasen la mejor hierba posible. En cuanto se sentó a la mesa Aurora se dirigió a él con un tono imperativo.

       -Ya pues buscar el dichosu cané de identida porqui lo necesita el dagal pa presentarlo en la escuela pa no sé qué asuntu.

         -¡Hay que jodersi con el putu carné! mañana iré al cuartelillu de la guardia civil a ver si me puen jacer unu nuevu.- Respondió Venancio harto de la situación

         Llegada la mañana, a primera hora, se montó en el coche de su amigo Tomás y se dirigieron al cuartelillo de la guardia civil de Hoyos.

             -Buenus días agenti- Saludó Venancio al guardia civil de la puerta.

            -Buenos días-Le respondió el agente de la ley.

          Venancio entró dentro del cuartel y pasó a una estancia en la que se encontraba el responsable del acuartelamiento y otro agente que hacía las funciones de administrativo.

            -Buenos días ¿Qué necesita?- Le preguntó el oficial al mando.

          -Pues verá agenti es qui he extraviaú el carné de identidá y necesitu jacermi unu nuevu porqui el dagal necesita presentarlu en la escuela pa nosé qui asuntu.-Respondió Venancio al oficial.

            -Bien, empecemos pues. Nombre, apellidos, dirección etc....

            -Venancio Sánchez Iglesias, calli.........

        Sin dejarle terminar de proporcionarle los datos que el teniente de la guardia civil le había solicitado a Venancio, éste le respondió con tono marcial.

            -Pues va a ser que le voy a tener que detener.

       Venancio se quedó perplejo mientras pensaba que era una broma que le estaba gastando el oficial; pero lo cierto es que sobre él pesaba una denuncia de un vecino del pueblo de la que no tenía conocimiento de su existencia. Aquella noche y varios días más Venancio durmió en el calabozo del cuartel aunque cuando salió libre lo hizo con el carnet de identidad en vigor.


Relato basado en la experiencia que un amigo y conocido vivió hace años y que a modo de chascarrillo tuvo a bien contarme en la terraza de uno de los bares de Acebo entre quintos de Mahou y chupitos de aguardiente.

Autor: CHUCHI del Azevo

Noviembre de 2020     

domingo, 8 de noviembre de 2020

EN LA CONSULTA DEL OFTALMÓLOGO



María había pedido cita para llevar a su madre al oftalmólogo; ya que no paraba de quejarse de que cada vez veía peor y María temía que en cualquier instante pudiese sufrir un percance por la falta de visibilidad.

Ambas se encaminaron por la calle Arenal de Madrid hasta que llegaron a un edificio cercano a la Iglesia de San Ginés. A la altura de esta iglesia emblemática de Madrid la madre de María, la tía Restituta, del dijo a su hija:

        -Hija, comu esti jombri me curi le pongo el cirio más grandi que encuentri al primer santu vea en esta ingresia.

        -¡Amos madri no sea usted tan pesimista! -le contesto María en un fuerte arrebato.  

Después de un rato en la sala de espera, la secretaria del especilista las hizo entrar en el despacho del oftalmólogo.

        -Bueno, expliquénme qué es lo que les sucede.-Les inquirió el oculista.

        -Pues miri señor médico hemos venio porqui mi madri tien probremas de visión. -Respondio María al médico.

        -¿Y qué es lo que le ocurre exactamente señora?-Le preguntó el médico directamente a la Tía  Restituta.

        -Pues verá Usted Señor médico yo es qui tengo un dolor de bollagas qui me tieni comía la moral porqui es qui no pueo jacer ná.-Contestó La tía Restituta al oftalmólogo.

El médico se quedó perplejo, hasta el momento había ido entendiendo lo que ambas mujeres le iban diciendo, pero ese término de bollagas para él era totalmente nuevo y no era capaz de entenderlo.

        -¿Bollagas?.-Preguntó el médico con voz sorprendida.

        -Mi madri quier decir ojos. -Respondió rápidamente María.

La duda estaba aclarada y de esa manera el oftalmólogo pudo realizar el diagnóstico correctamente y enviar a la tía Restituta al especialista para que le operase de unas simples catarátas.


Esta historia me la contaron hace ya bastantes años cuando los serragatinos estaban casi recién llegados a un Madrid que comenzaba a crecer en tamaño a expensas de las localidade del interior de España.


Autor: CHUCHI del Azevo

Noviembre de 2020



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miércoles, 1 de enero de 2020

SERRAGATINOS EN LOS CENTROS COMERCIALES DE MADRID


Corrían los años ochenta cuando llegó una nueva oleada de serragatinos a la provincia de Madrid atraídos por el trabajo en la construcción de un empresario de la Comarca que buscaba nuevas oportunidades para su negocio.
En uno de esos descanso de fin de semana un grupo de ellos decidió acercarse a uno de los centros comerciales que acababan de abrir por Colmenar Viejo. Una vez en ese templo del capitalismo cada uno se desperdigó por los diferentes pasillos deslumbrados por la multitud de objetos que se almacenaban en baldas y estanterías. Después de dos largas horas comenzaron a reunirse en una de las salidas del centro comercial para volver a su lugar de alojamiento. 




          O .¡Cagondiola, mira que jay cosas aquí!-le decía uno de los obreros al hijo del dueño de la                  empresa.
          T-¡Tooó, pu claru! es que estu es el futuru, es comu en América, ¿No lo has vistu en las                          películas?

Al poco ya se encontraban todos en la puerta del  centro comercial menos uno de ellos.

          T-Venga tos pal cochi que ya es tardi y mañana nos espera un día duru.
          O-Aguarda un minutu Toni que falta Zacarías.
         T-¿Ondi se ha metio ese gilipollas? venga que ca unu vaya por un lao a ver si lo                                    encontramus.

Después de veinte minutos de búsqueda infructuosa se volvieron a reunir en el mismo lugar.

          T- ¡Ná!, ni idea ondi se habrá metiu esti tiu.
          O- Lo peor es que se está haciendo tardi y ya verás mañana.
         T- Amos a buscar a alguien del comercio que sea capaz de echarnus una manu.

Todos se dirigieron al puesto de información y a la chica que se encontraba allí le pidieron ayuda.

        T- Buenas tardes señorita.
        E- Buenas tardes caballero, ¿En qué puedo ayudarles?
       T- Verá Usted es que hemos perdiu a un compañeru que venía con nosotrus y por más que lo              buscamus no semos capacis de encontrarlu entri tanta genti. ¿Nos poía ayudar?
       E- Bien, dígame el nombre y le llamo por megafonía.
       T- Él se llama Julio, pero tos nosotrus lo llamamus Zacarías y lo conocemus como Zaca el de               la Masa. Si Usted le avisa por el moti seguru que apareci.
       E- Bien, vamos allá. ¡Zaca el de la Masa!¡Zaca el de la Masa! sus amigos le esperan en                       información -se escuchaba en todo el centro comercial una y otra vez por megafonía ante                la  atenta mirada de los clientes que no entendía lo que ocurría.

Al rato aparecía "Zaca el de Masa" acompañado de un vigilante de seguridad por uno de los pasillos.
      
         T-¿Pero ondi te has metiu? llevamus la metá de la tardi buscandoti.
         Z-¡Tooó!¿Pues ondi me voy a meter? viendu los relojis, ¿Habéis vistu to los que tienin?
        T-Anda tira palanti que es pa darti de ostias y no parar hasta que llegasemus a casa. Gracias               señorita por su ayuda-Le dijo Tomi a la encargada de información del centro comercial.

Cuando iban saliendo por la puerta a Zacarías todavía le dio tiempo para hacer una brillante reflexión que despertó las risas de todos aquellos que le escuchaban.

         Z- Y mira que son listus los de esti comerciu que hasta sabían mi nombri y me han avisau                     por la radio que tienin porqui no me encontrabais.


Esta anécdota, como muchas otras, sucedió realmente entre un grupo de trabajadores de la Comarca de Sierra de Gata que trabajaban en la construcción en la zona de Manzanares el Real y Colmenar Viejo.