miércoles, 12 de agosto de 2020

UN PASEO FOTOGRÁFICO POR ROBLEDILLO DE GATA

La pizarra tiene su quintaesencia en Robledillo de Gata. Rodeado de montañas y de una vegetación privilegiada, Robledillo de Gata es un apéndice más de un paisaje milenario; ya que está perfectamente integrado en el medio. Algunos pueblos ya supieron ver en sus tiempos el potencial de estas tierras, no en vano en su territorio se ha encontrado un ídolo prerromano, un ara romana y cuenta con una pequeña calzada construida en tiempos de la imperial Roma.




Hasta los franciscanos arribados de una América conquistada y colonizada por extremeños decidieron levantar uno de sus edificios de referencia en esta población, y para dejar constancia de su paso por el Nuevo Mundo decoraron la fachada de su edificio con las representaciones aprendidas de los pueblos precolombinos.





















Como sucede con otros pueblos de Sierra de Gata no se puede ir uno de Robledillo sin visitar su magnífica parroquia. Con un soportal pentagonal y un suelo de decoración vegetal, creado a partir de las pizarras del entorno, el interior del templo es de los mejor conservados de la Comarca y atesora algunas obras de especial interés, que nuestro catedrático Florencio Javier García-Mogollón describe perfectamente en su libro "Viaje Artístico por los Pueblos de Sierra de Gata"




El Molino del Medio de mi amigo Julio Rodríguez Calvarro es un alarde de la restauración industrial en estas tierras. Su labor didáctica es fundamental en unos tiempos en los que las tradiciones y lo que los británicos conocen por el "Know-How" han desaparecido de una manera alarmante en todas nuestra poblaciones.






Entre callejones, pasadizos y balconadas transcurre el tiempo en un Robledillo de Gata que invita a la meditación y a la reflexión en un mundo que nos recuerda, de vez en cuando, nuestra fragilidad como seres vivos de un planeta al que hemos traicionado.








UN PASEO FOTOGRÁFICO POR TREVEJO

El espacio tiempo se detuvo hace muchos lustros en Trevejo. Esta pequeña aldea atesora mil y una historias de la transierra extremeña. Desde lo alto de su cima se puede desenmarañar un paisaje milenario que ha cambiado en función de las necesidades de sus gentes y de los intereses de aquí y allá.





Anclado sobre rocas pétreas permanecen los restos de una de las fortalezas más disputadas del norte de Cáceres. Desde tiempos inmemoriales vio pasar a todo tipo de gentes por su recinto; árabes, templarios, leoneses y un largo etc; la conquitaron, la reconquistaron y la reformaron cientos de veces hasta que la pérdida de su valor estratégico la hizo caer en el olvido y la desidia.





La necrópolis medieval que se conserva a los pies del castillo nos habla de un pasado y unas gentes que labraron el terreno con tal extenuación que dieron forma humana a las rocas graníticas en las que quisieron ser enterrados para así dejar constancia de su presencia y esfuerzo.




La pequeña parroquia de Trevejo, en otros tiempos edificio sacramental de referencia entre los pueblos y aldeas recién repoblados por el ansia conquistador del reino leonés, conserva una de las torres espadañas más características de la provincia de Cáceres.  



A veces el estancamiento en el tiempo favorece la conservación de las esencias con las que una población fue creada en sus orígenes. Eso puede que le haya sucedido a Trevejo; ya que el modernismo mal entendido que ha dilapidado buena parte de nuestra arquitectura serrana jamás ha tenido aceptación en esta aldea, que espera la llegada del invierno para desaparecer de nuevo entre la espesura de las nieblas serragatinas.








lunes, 10 de agosto de 2020

UN PASEO FOTOGRÁFICO POR VILLASBUENAS DE GATA

Hace ya varías décadas que corrí mis últimas vaquillas en Sierra de Gata en la localidad de Villasbuenas de Gata. Esos vecinos sabían festejar las becerradas como se habían hecho toda la vida en los pueblos de la Sierra; sabían convertirlas en un pequeño encierro por sus calles y plazas en las que los morlacos desafiaban a jóvenes y adultos a un lance quijotesco. 

Pero Villasbuenas es algo más que sus vaquillas, es una población que conserva un pasado histórico monumental que precisamente no se ciñe a su parroquia como sucede en otros municipios de la Comarca.



Villasbuenas tiene uno de los pasados más ancestrales de Sierra de Gata como así lo demuestra el poblado vetón del Castillejo. En él se halló una de las muchas aras romanas que se han descubierto en la comarca; aunque el poblado es bastante anterior, probablemente del Calcolítico o de la Edad del Bronce  y posteriormente rehutilizado por las tribus que lucharon contra Roma.




La Casa de la Mujer Panzuda sin duda es el centro de atracción de toda la villa. Perfectamente restaurada por Isabel, la arquitecta de la Mancomunidad, sigue guardando el enigma de por qué y por quién fue construida. Existen versiones de todo tipo desde que fue un prostíbulo hasta un hospital franciscano para pobres.






Casas solariegas blasonadas de escudos nobiliarios destacan en unas calles adormecidas por el tiempo.




La paz, la naturaleza y los remedios curativos domésticos son la esencia por los que es conocida Villasbuenas en toda la Comarca y en parte del mundo. Todo ello se concentra en el Baño de Cochina. Situado a las afueras de Villasbuenas, este espacio de salud curativo tiene un origen un tanto rocambolesco que le hizo tener un nombre entre balnearios y lugares dde aguas medicinales penínsulares.





La arquitectura funeraria en la provincia de Cáceres queda eqlipsada por uno de los monumentos funerarios más impresionantes que he conseguido ver en toda esta provincia extremeña, el Mausoleo de los Godínez de Paz. Ningún otro lo iguala en belleza y grandiosidad, y ello a pesar del abandono que sufre.