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miércoles, 19 de abril de 2017

El MALVAO, LA MALENA, LA SIERRA DE LAS PILAS, LA SIERRA DE LA BOLLA, SIERRA DE DIOS PADRE; refugio de los maquis de Sierra de Gata

El Malvao o La Malena toma su nombre de un pequeño río que discurre por entre las cordilleras montañosas de la Sierra de Villasrubias y la del Fortín, en la zona norte de Descargamaría y limítrofe con la vecina Salamanca.
Ese rincón altoextremeño que va desde la Sierra de las Pilas y se une con la Sierra de la Bolla, La Sierra de Dios Padre y la de los Ángeles se convirtió en el refugio de los maquis que actuaban bajo el mando de Pedro José Marquino Monje, el Francés; encuadrados en la 12ª División de la 1ª Agrupación Guerrillera del Ejército Extremadura-Centro.



La partida del guerrillero parrillero Celestino Martín Pérez, COMPADRE, encuadrada en la División mencionada anteriormente, eligió este territorio extremeño, próximo a Salamanca y limítrofe con las Hurdes, como su zona de acción. Este ex-sargento del ejército, oriundo de Descargamaría, consiguió mantener en jaque a las fuerzas militares franquistas durante el periodo 1945-1946.
Durante esa etapa organizó una extensa red de enlaces que fueron captados por él en los pueblos de Descargamaría, Robledillo de Gata, Villanueva de la Sierra, Torrecilla de los Ángeles, Cadalso de Gata, Santa Cruz de Paniagua, Pozuelo de Zarzón, Villasrubias y Peñaparda. 
Participó el 3 de septiembre de 1945 en el asalto del pueblo de Santibáñez el Alto al frente de 14 guerrilleros y del que se llevaron un botín cuantioso, además de en infinidad de sucesos tanto en la provincia de Cáceres como en las de Ávila y Salamanca; hasta que cayó abatido en la estribación montañosa de la Sierra de Castillejos y de Dios Padre, en el Canchal de Ramón; junto a los guerrilleros: Justo Vega Miguel "Secreto", Pedro Pérez Álvarez, "Cantare o Grilo", Desiderio Iglesias Puertas "Amable", Jacinto Riolobos Martín "Peine" y Silverio Plaza Rodríguez "Dispuesto".  
La deserción el 17 de junio de 1945 del guerrillero Enrique Álvarez Castro, El Lobo, permitió a las fuerzas de seguridad franquistas la detención de infinidad de enlaces que servían de apoyo a la partida de COMPADRE; entre ellos se encontraban: Gregorio Mora Cepa, Gerardo Hernández Martín, Justiniano Rodríguez Delgado, Vicente Gómez Martín, Gerardo Rodríguez Rodríguez, Toribio Vega Delgado, Gerardo Calvo Mateo, Macario Roldán Hernández, Emilio Canillas Barroso, Leocadio Salicio Torollo, Constancio Delgado Delgado, Nemesio Sañudo y Pablo Gómez García  (todos ellos vecinos de Descargamaría); Regino Calvarro Hernández, Francisco Torres Collado y Marcelino Rodríguez Montero (de Robledillo de Gata); Joaquín Pacheco Marcos, Elisa Pacheco Alonso, Alfonso Pacheco Alonso, Lorenzo Rodríguez Blanco, Félix Calvo Calvo, Ambrosio Domínguez Jiménez, David Calvo Manso y Ladislao Briosca Acosta (de Cadalso de Gata); Emilio Galán Hernández, María Amado Martín, Raimundo Amado Martín, Fernando Collado Barbero, Cipriano Collado Barbero, Marcelo Collado Martín y Juan Martín Chancas (de Peñaparda, Salamanca). 
El Partido Comunista de España, o de Unión Nacional como era denominado por las fuerzas gubernamentales franquistas, consiguió implementar en esta zona altoextremeña una guerrilla que trajo de cabeza a la guardia civil, al ejército y a los miembros de Falange; ya que la perfecta organización que consiguieron desarrollar El Francés y Compadre le permitió anotarse a esta fuerza política antifranquista numerosos éxitos que fueron utilizados como propaganda dentro y fuera de España.

lunes, 14 de noviembre de 2016

¡QUÉ VIENIN LOS MAQUIS!




                Jesús, su mujer, Ezequiela, y sus dos hijas estaban a punto de comenzar la cena, cuando de repente sonó el teléfono que estaba en la habitación contigua; el padre se levantó dejando en la mesa el plato recién puesto de sopa.
                Mientras Jesús atendía la llamada, Ezequiela y sus dos hijas fueron apurando la sopa. Era tarde y la madre no quería que se acostasen las niñas recién comidas.
                Al poco rato Jesús hacía acto de presencia en el salón, con un  leve movimiento de su cabeza le indicó a su mujer que le siguiese; ésta entendió que algo sucedía y que esa llamada nada tenía que ver con las habituales que solía atender su marido.
                Cuando ambos entraron en la habitación donde se encontraba el teléfono, y una vez que Jesús cerró la puerta, su mujer rápidamente le preguntó:
-¿Qué ocurre, Jesús?
-Bien, acaban de llamar del cuartel de la guardia civil de Hoyos para decirme que tome las medidas oportunas en la central eléctrica porque es probable que anden cerca un grupo de Maquis.
-¡Bendito sea Dios!, ¡cuándo se va a acabar todo esto!
-¡Lo primero cálmate! coge a las niñas e iros al dormitorio, cierra todas las puertas, todas las ventanas y apaga las luces. Yo me quedaré en esta habitación cerca de vosotras y del teléfono; en principio no tiene que pasar nada, me han dicho que vienen huyendo desde Santibáñez el Alto; parece ser que la otra noche entraron en el pueblo y retuvieron durante un buen rato al médico, al alcalde, al secretario y a un teniente del ejército, llevándose un botín de 59.000 pesetas, ropas y comestibles.
-¿Pero…? ¿Quiénes son esas gentes?
-Bueno, parece ser que dicen que es un grupo de republicanos a los que llaman “la Partida del Francés” y que están actuando por todo el norte de la provincia de Cáceres.
-¿Pero son peligrosos, Jesús?
-No sé…., pero si aparecen por aquí te ruego que guardes la calma. Si es cierto que se han llevado lo que me han dicho por teléfono no creo que se acerquen; no querrán ser vistos.
-¡Madrita mía!, ¡madrita mía!, ¡Señor…..!
                Ezequiela se echó las manos a la cabeza mientras unas lágrimas se deslizaban por sus mejillas; Jesús la abrazó fuertemente y le susurró al oído:
-No va a pasar nada, tranquilízate y ahora haz lo que te he dicho.
                La madre compungida abrió la puerta y se dirigió al comedor. Cuando entró, las dos niñas estaban jugueteando, las cogió lentamente por los brazos y se las llevó al dormitorio, cerró la puerta, la ventana y apagó las luces; según le había indicado su marido.
                Jesús se quedó sentado frente al teléfono; el tiempo fue transcurriendo sin que Él y Ezequiela pegaran ojo en toda la noche.
                Al fin llegó el alba y los maquis no hicieron acto de presencia; la calma se apoderó definitivamente de la casa-alojamiento de los trabajadores de la central eléctrica de la Cervigona; aunque a Ezequiela le duraría el susto bastante tiempo. Mientras tanto los últimos restos de la agrupación guerrillera del Francés, 1ª agrupación Centro-Extremadura, 12ª División, conseguirían encontrar una senda por la Cervigona para poder llegar a Navasfrías y así huir al extranjero.

Autor: CHUCHI del Azevo
2012

CONFESIONES DE UN MAQUIS DE SIERRA DE GATA



Elisardo Ferrera llevaba tres días en una celda inmunda de la prisión de Plasencia, situada ésta en la calle del Rey número ocho, cuando se le acercó para hablar con él un individuo misterioso que no había parado de observarle desde que llegó al presido.
-Hola, ¿qué tal?- le inquirió un sujeto taciturno y mal encarado.
-Pues te puedes imaginar -le respondió Elisardo, intrigado éste por la amabilidad de su compañero de presidio a quien todo el mundo, hasta los guardias, rehuía.
- Se dice que eres de Santibáñez el Alto, ¿Es cierto eso?
-¿Quién lo pregunta? -le respondió de nuevo el joven Elisardo.
-Un amigo -le susurró espontáneamente el maqui- quien conoce bien lo que últimamente ha pasado en tu pueblo.
-¿A qué te refieres?
-A algo que me gustaría que la historia el día de mañana narrase; ya que seguramente en tu lugar debería estar aquí otro paisano tuyo que parece ser que tiene buenas agarraeras entre los funcionarios del Ayuntamiento de tu pueblo.
-¡Eh…! ¿Qué insinúas? ¿Es que sabes quién me ha denunciado?
-No, pero tú estas aquí por querer dar de alta al partido comunista en tu pueblo y sin embargo el que facilitó la entrada hace varios meses de un grupo de maquis en Santibáñez el Alto está libre como el cuco.
-¿Cómo sabes tú que los maquis entraron en mi pueblo?
-Muy sencillo porque yo era uno de ellos.
-¡Qué me dices!
-Lo que oyes. Éramos un grupo de diez y el que nos facilitó la entrada es uno que luego se ha hecho la víctima; pero la realidad es que fue él el que nos dijo a qué casa teníamos que ir y a quién teníamos que secuestrar y pedirle  dinero por su rescate.
                Elisardo se quedó pensativo un buen rato no daba crédito a lo que le estaba contando aquel hombre enigmático que no tenía nada que perder pues dentro de unos días lo iban a fusilar. No quiso seguir preguntando y ni tan siquiera quiso seguir en compañía de aquella persona; quien una vez más le venía a confirmar aquel dicho tan famoso en Sierra de Gata: Quien tiene padrino se bautiza y el que no se queda moro.

Autor: CHUCHI del Azevo
2012