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domingo, 8 de noviembre de 2020

EN LA CONSULTA DEL OFTALMÓLOGO



María había pedido cita para llevar a su madre al oftalmólogo; ya que no paraba de quejarse de que cada vez veía peor y María temía que en cualquier instante pudiese sufrir un percance por la falta de visibilidad.

Ambas se encaminaron por la calle Arenal de Madrid hasta que llegaron a un edificio cercano a la Iglesia de San Ginés. A la altura de esta iglesia emblemática de Madrid la madre de María, la tía Restituta, del dijo a su hija:

        -Hija, comu esti jombri me curi le pongo el cirio más grandi que encuentri al primer santu vea en esta ingresia.

        -¡Amos madri no sea usted tan pesimista! -le contesto María en un fuerte arrebato.  

Después de un rato en la sala de espera, la secretaria del especilista las hizo entrar en el despacho del oftalmólogo.

        -Bueno, expliquénme qué es lo que les sucede.-Les inquirió el oculista.

        -Pues miri señor médico hemos venio porqui mi madri tien probremas de visión. -Respondio María al médico.

        -¿Y qué es lo que le ocurre exactamente señora?-Le preguntó el médico directamente a la Tía  Restituta.

        -Pues verá Usted Señor médico yo es qui tengo un dolor de bollagas qui me tieni comía la moral porqui es qui no pueo jacer ná.-Contestó La tía Restituta al oftalmólogo.

El médico se quedó perplejo, hasta el momento había ido entendiendo lo que ambas mujeres le iban diciendo, pero ese término de bollagas para él era totalmente nuevo y no era capaz de entenderlo.

        -¿Bollagas?.-Preguntó el médico con voz sorprendida.

        -Mi madri quier decir ojos. -Respondió rápidamente María.

La duda estaba aclarada y de esa manera el oftalmólogo pudo realizar el diagnóstico correctamente y enviar a la tía Restituta al especialista para que le operase de unas simples catarátas.


Esta historia me la contaron hace ya bastantes años cuando los serragatinos estaban casi recién llegados a un Madrid que comenzaba a crecer en tamaño a expensas de las localidade del interior de España.


Autor: CHUCHI del Azevo

Noviembre de 2020



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miércoles, 1 de enero de 2020

SERRAGATINOS EN LOS CENTROS COMERCIALES DE MADRID


Corrían los años ochenta cuando llegó una nueva oleada de serragatinos a la provincia de Madrid atraídos por el trabajo en la construcción de un empresario de la Comarca que buscaba nuevas oportunidades para su negocio.
En uno de esos descanso de fin de semana un grupo de ellos decidió acercarse a uno de los centros comerciales que acababan de abrir por Colmenar Viejo. Una vez en ese templo del capitalismo cada uno se desperdigó por los diferentes pasillos deslumbrados por la multitud de objetos que se almacenaban en baldas y estanterías. Después de dos largas horas comenzaron a reunirse en una de las salidas del centro comercial para volver a su lugar de alojamiento. 




          O .¡Cagondiola, mira que jay cosas aquí!-le decía uno de los obreros al hijo del dueño de la                  empresa.
          T-¡Tooó, pu claru! es que estu es el futuru, es comu en América, ¿No lo has vistu en las                          películas?

Al poco ya se encontraban todos en la puerta del  centro comercial menos uno de ellos.

          T-Venga tos pal cochi que ya es tardi y mañana nos espera un día duru.
          O-Aguarda un minutu Toni que falta Zacarías.
         T-¿Ondi se ha metio ese gilipollas? venga que ca unu vaya por un lao a ver si lo                                    encontramus.

Después de veinte minutos de búsqueda infructuosa se volvieron a reunir en el mismo lugar.

          T- ¡Ná!, ni idea ondi se habrá metiu esti tiu.
          O- Lo peor es que se está haciendo tardi y ya verás mañana.
         T- Amos a buscar a alguien del comercio que sea capaz de echarnus una manu.

Todos se dirigieron al puesto de información y a la chica que se encontraba allí le pidieron ayuda.

        T- Buenas tardes señorita.
        E- Buenas tardes caballero, ¿En qué puedo ayudarles?
       T- Verá Usted es que hemos perdiu a un compañeru que venía con nosotrus y por más que lo              buscamus no semos capacis de encontrarlu entri tanta genti. ¿Nos poía ayudar?
       E- Bien, dígame el nombre y le llamo por megafonía.
       T- Él se llama Julio, pero tos nosotrus lo llamamus Zacarías y lo conocemus como Zaca el de               la Masa. Si Usted le avisa por el moti seguru que apareci.
       E- Bien, vamos allá. ¡Zaca el de la Masa!¡Zaca el de la Masa! sus amigos le esperan en                       información -se escuchaba en todo el centro comercial una y otra vez por megafonía ante                la  atenta mirada de los clientes que no entendía lo que ocurría.

Al rato aparecía "Zaca el de Masa" acompañado de un vigilante de seguridad por uno de los pasillos.
      
         T-¿Pero ondi te has metiu? llevamus la metá de la tardi buscandoti.
         Z-¡Tooó!¿Pues ondi me voy a meter? viendu los relojis, ¿Habéis vistu to los que tienin?
        T-Anda tira palanti que es pa darti de ostias y no parar hasta que llegasemus a casa. Gracias               señorita por su ayuda-Le dijo Tomi a la encargada de información del centro comercial.

Cuando iban saliendo por la puerta a Zacarías todavía le dio tiempo para hacer una brillante reflexión que despertó las risas de todos aquellos que le escuchaban.

         Z- Y mira que son listus los de esti comerciu que hasta sabían mi nombri y me han avisau                     por la radio que tienin porqui no me encontrabais.


Esta anécdota, como muchas otras, sucedió realmente entre un grupo de trabajadores de la Comarca de Sierra de Gata que trabajaban en la construcción en la zona de Manzanares el Real y Colmenar Viejo.


  






domingo, 15 de diciembre de 2019

LA CARTA EUROPEA DE LAS LENGUAS REGIONALES RECONOCE LA EXISTENCIA DEL EXTREMEÑO




Por fin la Unión Europea, y más concrétamente La Carta Europea de las Lenguas Regionales, ha reconocido la existencia de la Lengua Extremeña como algo inherente al Pueblo Extremeño. En el siguiente enlace se puede leer íntegramente el informe de la Unión Europea sobre el Extremeño.


Desgraciadamente esa lengua, que cuando Yo era pequeño se podía escuchar hablar fluidamente por todos los pueblos y rincones de Sierra de Gata, ha ido desapareciendo paulatinamente; imponiéndose el castellano como lengua vehicular entre las sociedades de nuestros pueblos. Entre las causas de esa derrota lingüística se encuentran múltiples factores, pero quizás los que más han ayudado a la desaparición de la Lengua Extremeña en nuestra Comarca se pueden resumir en los siguientes:
-Altas tasas de emigración hacia otras Comunidades Autónomas
-Una élite intelectual Extremeña que ha despreciado la Lengua Extremeña
-Desinterés de las Administraciones Públicas Extremeñas por el Extremeño
-Ausencia de medios de comunicación en extremeño
-El fenómeno de la Aculturación en el seno de la Sociedad Extremeña y en la emigrada
-Un sistema educativo, el extremeño, que ha penalizado todo lo referente a la Lengua Extremeña
-La falta de conciencia y la indolencia de la sociedad extremeña en la defensa de su patrimonio lingüístico

Uno de los motivos por los que escribí mi primer libro sobre Acebo fue para evidenciar que la tierra de mis antepasados tenía una historia riquísima, entre la que había que destacar la lengua que Yo había escuchado hablar a mis familiares y amigos durante años y que incluso cuando Yo era pequeño también hablaba y por la que en aquel Madrid de la década de los setenta era calificado por mis compañeros de clase de paleto. Un paleto que hablaba una lengua centenaria y en muchos casos más culta que la que me enseñaban en ese colegio castellanizante y homogeneizador.
Recuerdo como mi madre tenía que ir al colegio a hablar con los profesores de lengua castellana para que tuvieran en consideración que nosotros veníamos de una una zona de España en la que no hablamos bien "El Español" y que por eso se nos daba tan mal esa asignatura. Nadie le había explicado a mi pobre madre que lo que se hablaba en casa y en el pueblo del que procedían de Extremadura no era "El Español" sino El Extremeño que habían hablado todos nuestros antepasados y que habíamos heredado de la cultura lingüística Asturleonesa.
Yo y mis hermanos tuvimos que pasar por esa travesía del desierto hasta que hemos sido adultos y hemos descubierto por nuestra cuenta que aquella lengua por la que éramos calificados de paletos era una de las muchas lenguas que se hablaban en la Península Ibérica y que tenía tanta antigüedad como el Castellano. No quiero ni pensar cuántos fracasos escolares ha habido en Extremadura y en el seno de los hijos de los emigrantes extremeños que no fueron capaces de superar la barrera lingüística que se encontraron en aquellas comunidades autónomas donde recalaron.
Vienen a mi cabeza, en un día como hoy, libros que me han dejado una profunda huella, en los que se denunciaba la situación de Extremadura y de los extremeños emigrados y como eran marcados por sus costumbres y por su habla.

Cacereño (Raúl Guerra Garrido)

Extremadura Saqueada (Ruedo Ibérico)

sábado, 25 de junio de 2016

EL HABLA LEONESA EN SIERRA DE GATA

Desde el punto de vista lingüístico una parte de los municipios de Sierra de Gata fueron durante siglos una prolongación de la lengua leonesa. La llamada reconquista cristiana de estos territorios por parte del Reino de León favoreció el asentamiento de gentes venidas del norte de la península vinculadas con este reino cristiano, las cuales trajeron consigo un habla que perduró hasta el último tercio del siglo XX. Los medios de comunicación, la emigración, la mejora de las vías de comunicación y un profesorado foráneo han contribuido a su total desaparición en tan sólo dos décadas.
La lengua que estudiaron en su época personajes de la talla de Ramón Menéndez Pidal,  Leite de Vasconcelos, Oskar Fink. John Cummins, Wilhelm Bierhenke y más reciéntemente Ángel Iglesias Ovejero ha pasado a convertirse en otro elemento más de estudio de la antropología lingüística.
Gracias a los trabajos de estos especialistas podemos contar con un mapa lingüístico muy preciso de las poblaciones en las que se hablaba esta lengua; además de poseer dos buenos manuales en los que el profesor de la Universidad de Orleans, Ángel Iglesias Ovejero, detalla gramaticalmente las características de esta lengua leonesa en la comarca del Rebollar, es decir en la Sierra de Gata salmantina. En los últimos tiempos este profesor, que es uno de los mayores estudiosos y entendidos a nivel mundial del leonés en Sierra de Gata, ha publicado otro trabajo en el que recoge la tradición oral de estas tierras.





Frente a las insensateces que algunos organismos y algunos individuos, carentes de toda formación y solvencia, están proponiendo en los últimos tiempos sobre El Extremeño que se habla en Sierra de Gata, los cuales no dudan en dejar constancia por escrito en algunos medios de comunicación de las barbaridades de una lengua inventada que jamás se habló en nuestra comarca, me atrevo a traer a las páginas de este blog los tres trabajos de ese profesor, ya jubilado y amigo, que es D. Ángel Iglesias Ovejero.