Un personaje anónimo, uno de esos muchos turistas que en los cálidos días de agosto aparecen por estas tierras, llevaba cerca de una hora observando maravillado los dos rostros de seres humanos que habían sido labrados en el recio granito de Sierra de Gata siglos atrás; y que desde la humilde fachada de una pequeña casa del barrio de la Torrita de Acebo se muestran desafiantes a los que las contemplan.
Francisco
tenía curiosidad por lo que ese inesperado visitante pudiese opinar de esas
caras, por lo que al final se animó y acercándose a él le inquirió:
-¿Son realmente enigmáticas,
verdad?
El
forastero giró levemente su cabeza, sin perder de vista los rostros graníticos,
y le respondió escuetamente:
-Enigmáticas y arcaicas.
-Ciertamente -respondió Francisco.
Hay quien afirma que en este lugar estuvo la morada de Viriato y que esas
cabezas tendrían un origen celta relacionado con dicho general
hispano-lusitano.
-Todo puede ser posible
–respondió el viajero- aunque eso sería robarle protagonismo a la población
portuguesa de Viseu; en donde dicen que vivió y luchó Viriato en uno de sus
múltiples enfrentamientos con las legiones romanas.
-No es esa mi intención –murmuró
Francisco entre dientes- aunque es posible que no sólo hubiese existido un
único Viriato; o que éste tuviese la capacidad de recorrer toda la serranía
norte de la actual Extremadura hasta la Sierra de la Estrella en Portugal. Teniendo
sus bases logísticas en las ciudades de Caurium, Aeminium e Interamnia que se
encontraban próximas a esta población; y puede que de vez en cuando viniese a
descansar a este bello pueblo que es hoy en día Acebo. En el fondo quien no se
consuela es porque no quiere, los portugueses tienen a su Viriato y nosotros al
nuestro.
-Bien, si eso le satisface, pues
perfecto- le respondió el turista. Quien molesto por la interrupción del
lugareño abandonó el lugar con la certeza de que durante una hora había
contemplado un retazo de la historia prerromana de Sierra de Gata.
CHUCHI del Azevo
Mayo de 2012