lunes, 9 de noviembre de 2020

DE CABALLEROS CIMARRONES Y BIZARROS EN LA CONQUISTA Y DEFENSA DE SIERRA DE GATA (II)

 


        Un personaje anónimo, uno de esos muchos turistas que en los cálidos días de agosto aparecen por estas tierras, llevaba cerca de una hora observando maravillado los dos rostros de seres humanos que habían sido labrados en el recio granito de Sierra de Gata siglos atrás; y que desde la humilde fachada de una pequeña casa del barrio de la Torrita de Acebo se muestran desafiantes a los que las contemplan.

                Francisco tenía curiosidad por lo que ese inesperado visitante pudiese opinar de esas caras, por lo que al final se animó y acercándose a él le inquirió:

-¿Son realmente enigmáticas, verdad?

                El forastero giró levemente su cabeza, sin perder de vista los rostros graníticos, y le respondió escuetamente:

-Enigmáticas y arcaicas.

-Ciertamente -respondió Francisco. Hay quien afirma que en este lugar estuvo la morada de Viriato y que esas cabezas tendrían un origen celta relacionado con dicho general hispano-lusitano.

-Todo puede ser posible –respondió el viajero- aunque eso sería robarle protagonismo a la población portuguesa de Viseu; en donde dicen que vivió y luchó Viriato en uno de sus múltiples enfrentamientos con las legiones romanas.

-No es esa mi intención –murmuró Francisco entre dientes- aunque es posible que no sólo hubiese existido un único Viriato; o que éste tuviese la capacidad de recorrer toda la serranía norte de la actual Extremadura hasta la Sierra de la Estrella en Portugal. Teniendo sus bases logísticas en las ciudades de Caurium, Aeminium e Interamnia que se encontraban próximas a esta población; y puede que de vez en cuando viniese a descansar a este bello pueblo que es hoy en día Acebo. En el fondo quien no se consuela es porque no quiere, los portugueses tienen a su Viriato y nosotros al nuestro.

-Bien, si eso le satisface, pues perfecto- le respondió el turista. Quien molesto por la interrupción del lugareño abandonó el lugar con la certeza de que durante una hora había contemplado un retazo de la historia prerromana de Sierra de Gata.  

CHUCHI del Azevo

Mayo de 2012

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