domingo, 15 de diciembre de 2019

LA CARTA EUROPEA DE LAS LENGUAS REGIONALES RECONOCE LA EXISTENCIA DEL EXTREMEÑO




Por fin la Unión Europea, y más concrétamente La Carta Europea de las Lenguas Regionales, ha reconocido la existencia de la Lengua Extremeña como algo inherente al Pueblo Extremeño. En el siguiente enlace se puede leer íntegramente el informe de la Unión Europea sobre el Extremeño.


Desgraciadamente esa lengua, que cuando Yo era pequeño se podía escuchar hablar fluidamente por todos los pueblos y rincones de Sierra de Gata, ha ido desapareciendo paulatinamente; imponiéndose el castellano como lengua vehicular entre las sociedades de nuestros pueblos. Entre las causas de esa derrota lingüística se encuentran múltiples factores, pero quizás los que más han ayudado a la desaparición de la Lengua Extremeña en nuestra Comarca se pueden resumir en los siguientes:
-Altas tasas de emigración hacia otras Comunidades Autónomas
-Una élite intelectual Extremeña que ha despreciado la Lengua Extremeña
-Desinterés de las Administraciones Públicas Extremeñas por el Extremeño
-Ausencia de medios de comunicación en extremeño
-El fenómeno de la Aculturación en el seno de la Sociedad Extremeña y en la emigrada
-Un sistema educativo, el extremeño, que ha penalizado todo lo referente a la Lengua Extremeña
-La falta de conciencia y la indolencia de la sociedad extremeña en la defensa de su patrimonio lingüístico

Uno de los motivos por los que escribí mi primer libro sobre Acebo fue para evidenciar que la tierra de mis antepasados tenía una historia riquísima, entre la que había que destacar la lengua que Yo había escuchado hablar a mis familiares y amigos durante años y que incluso cuando Yo era pequeño también hablaba y por la que en aquel Madrid de la década de los setenta era calificado por mis compañeros de clase de paleto. Un paleto que hablaba una lengua centenaria y en muchos casos más culta que la que me enseñaban en ese colegio castellanizante y homogeneizador.
Recuerdo como mi madre tenía que ir al colegio a hablar con los profesores de lengua castellana para que tuvieran en consideración que nosotros veníamos de una una zona de España en la que no hablamos bien "El Español" y que por eso se nos daba tan mal esa asignatura. Nadie le había explicado a mi pobre madre que lo que se hablaba en casa y en el pueblo del que procedían de Extremadura no era "El Español" sino El Extremeño que habían hablado todos nuestros antepasados y que habíamos heredado de la cultura lingüística Asturleonesa.
Yo y mis hermanos tuvimos que pasar por esa travesía del desierto hasta que hemos sido adultos y hemos descubierto por nuestra cuenta que aquella lengua por la que éramos calificados de paletos era una de las muchas lenguas que se hablaban en la Península Ibérica y que tenía tanta antigüedad como el Castellano. No quiero ni pensar cuántos fracasos escolares ha habido en Extremadura y en el seno de los hijos de los emigrantes extremeños que no fueron capaces de superar la barrera lingüística que se encontraron en aquellas comunidades autónomas donde recalaron.
Vienen a mi cabeza, en un día como hoy, libros que me han dejado una profunda huella, en los que se denunciaba la situación de Extremadura y de los extremeños emigrados y como eran marcados por sus costumbres y por su habla.

Cacereño (Raúl Guerra Garrido)

Extremadura Saqueada (Ruedo Ibérico)

sábado, 23 de noviembre de 2019

UN PÍCARO ACEBANO

-¡Amos, dati prisa que es pa hoy! le gritaba el pairi al hijo desdi lo altu del tejao.

El dagal iba to lo rápido que poia el probitu; pero pa sus treci añus esi trabaju de reparar los tejaos del pruebru era muchu pa él. Sin embargu su pairi no poia jacerlu solu y tampocu poia contratar a un obreru, el negocio no daba pa tantu.
Mientras cargaba y cargaba las tejas en una caja que su pairi subía al tejao con una garrucha, el probitu dagal renegaba de esi trabaju tan esclavo que le había dao el destinu.

-¡Echami ahora La Perfecta ! le indicó su pairi desde la cubierta.



El dagal rebuscó entri las tejas y asió una de ellas a la cual el pairi le había hecho un bujero en la metá que luegu había rellenau con barru del mismu color. La pusu en la caja con el restu de las tejas y su pairi las subió hasta el tejao con la garrucha.
Una vez arriba colocó a La Perfecta entre el restu de las tejas y pasaos los días, pairi e hiju, terminarun la reparación de otru tejao en El Azevo.
De esta manera el pairi se aseguraba trabaju cada dos o tres añus; ya que la lluvia mohina que caía habtualmenti en el puebru iba disolviendo el barru y la gotera golvía a aparecer al cabo de los añus, pero en otru lao del tejao.


Hasta que pasao el tiempu el dagal en una indiscreción se lo relató a las sus amistades de juego y el puebru terminó enterándosi de las artimañas de su pairi y los dos se quearon sin trabaju. Cosa de la que siempri se alegró el dagal, porqui esi oficiu de reparar tejaos era un oficiu mu esclavu y peligrosu según opinaba él.


Reseña: este microrelato, narrado en el extremeño que se hablaba en los pueblos de Sierra de Gata, me lo contó un conocido acebano que reside en Bilbao; en una de las habituales sesiones de vinos de los domingos de invierno que se dan por los bares de Acebo. 
  

lunes, 18 de noviembre de 2019

MIKE TYSON COMBATE CONTRA HOLYFIELD EN LA TELEVISIÓN DE ACEBO

La noche prometía, eran muchos los vecinos de Acebo que se habían reunido en uno de los bares de Acebo para ver el combate de boxeo entre Mike Tyson y Holyfield. 
El local parecía un fumadero clandestino de Nueva York en los que comenzó su carrera pugilística uno de los boxeadores más controvertidos de la historia.
En uno de los asaltos Mike Tyson le soltó un tremendo derechazo a Holyfield que el cámara de televisión recogió en un primer plano televisivo. Una de las espectadoras del bar al ver tan soberano golpe no pudo por menos que expresar de manera histriónica el siguiente comentario:

                                -¡Atií! ¡Pu si lleva un  tatuaji de Mau en el brazo!



A lo que una amiga que se encontraba con ella en el bar viendo el enfrentamiento entre aquellos dos amos del cuadrilátero le replicó lo siguiente:

                               -¡Hay que jodersi lo famosa que se ha hecho esa cerveza!

La anécdota no pasó desapercibida para el resto de los parroquianos que se encontraban alrededor de ellas en el bar viendo ese combate de boxeo mítico; los cuales de inmediato inundaron el local con una estruendosa carcajada que todavía se escucha en la lejanía de la cima de Jálama.



Este pasaje de la tradición oral acebana, contado en parte en extremeño, quedará para los anales de la historia del anecdotario acebano; ya que aún hoy en día son muchos los que lo recuerdan.  Entre ellos la dueña del local en el que sucedió y que de vez en cuando tiene el gracejo de recordármelo después de varias cervezas consumidas en su establecimiento.

domingo, 27 de octubre de 2019

EL ENCUENTRO, dos acebanos ante Francisco Franco

Emeterio y Jesús llevaban una hora andando bajo un sol abrasador; era el mes de julio, el día  de Santiago para ser más exactos, patrón de la Nueva España. Ambos venían desde la población del El Pardo con los víveres necesarios para pasar la semana en la concesión minera de estaño que explotaban, con el permiso de Patrimonio Nacional, por encima del villorrio de Mingorrubio.
La pista forestal se les estaba haciendo eterna, cargados con dos sacos a sus espaldas curtidas por el inclemente sol de un verano castigador, sus pasos se volvían cada vez más lentos. Cuando se encontraban en lo alto de un teso el ruido de un motor les alertó de la proximidad de algún vehículo, que con un poco de suerte les podría acercar unos cuantos kilómetros a su destino y así evitarles la penuria de tener que seguir a pie.


Emeterio y Jesús decidieron campar los sacon con los víveres en el suelo y en el instante en el que divisaron al primer Land Rover Jesús se posicionó en medio del camino y con el brazo en alto comenzó a hacerle señales para que parase. Emeterio mientras tanto observaba la llegada de los todoterreno y los gestos de su hermano, hasta que en un momento dado se percató de que aquellos que venían en esos land Rovers eran personajes importantes.
Se abalanzó sobre su hermano y de un empujón lo sacó de la carretera.

Emeterio- ¿Qué jacis? ¿Estas farto?
Jesús-¿Pero que cojonis pasa, Emeterio?

En ese mismo instante pasó el primer todoterreno con un militar al mando de una ametralladora MG que se les quedó mirando fijamente. A continuación pasó el segundo vehículo a toda velocidad y Emeterio, blanco como la cera, le espetó a su hermano - ¡Qué es Franco con el ñeto, Ostias!
Jesús se quedó mudo; no sabía qué hacer, ni qué decir. Los sudores les corrían a ambos por todo el cuerpo, mientras un escalofrío les paralizó.
El último de los Land Rover paró en seco frente a ellos; de él descendieron dos militares fornidos y de unos dos metros con caras de pocos amigos.

Militar- ¿Quienes sois vosotros?, ¿Qué hacéis aquí?
Jesús- Miri Usted, nosotrus somus mineros, del puebru del Azevo, de Cazris 
y estamus trabajandu en una mina de Mingorrubio
Militar- ¡A ver, venir aquí los dos!

El militar los obligó a ponerse detrás de unas espesa vegetación de jaras mientras él llamaba desde su vehículo a la central de Patrimonio Nacional para confirmar lo que aquellos dos individuos le habían relatado. 


Tanto Emeterio como Jesús permanecían inmóviles en el lugar que aquel escolta de Franco les había indicado. Emeterio miró a su hermano y le dijo- ¡Aquí nos comín hoy los buitris, Jesús!
Al poco rato el militar regresó hacia ellos y con un tono de voz seco les ordenó -Podéis seguir adelante, me han confirmado que efectivamente sois mineros que trabajáis en donde me habéis dicho; pero que sea la última vez que os veo por aquí y menos intentando echarle el alto al coche del Generalísimo-

Emeterio y Jesús- ¡Gracias, Señor no golverá a pasar!, no sabíamus que juesi el Generalísimu.

Los escoltas se montaron en el todoterreno y partieron a toda velocidad, al tiempo que Emeterio  y Jesús cogían los sacos con los víveres y corrían como almas que llevaba el diablo por entre la espesura del Monte del Pardo; no sin que antes Emeterio soltase una gran carcajada y le dijese a su hermano: 

¡ Y los comunistas intentadu jacerli una emboscá too los días a Franco para matarlu y nosotrus casi lo matamus de un sustu! 


* NOTA: Esta historia, aunque narrada de una forma sencilla, es totalmente verídica y fue vivida por dos vecinos de la localidad extremeña de Acebo que trabajaban en una explotación de estaño en los Montes del Pardo de Madrid.



domingo, 6 de octubre de 2019

CAÑAMÓN, un relato acebano escrito en extremeño

Se encontraba la señoa Nastasia jaciéndoli la comía al su mario Tanasio, el cual se hallaba laborandu el campu de la su familia, cuandu el dagal de ambus le insistiò a su mairi que le dejasi acarrear la comía a su pairi.
La Nastasia no estaba ella mu convencía, tenía muchus devaneus en la mollera, no le gustaba que al su dagal le puiesi pasar algu; ya que era mu caniju y cualquier cosa poía sucederli en el campu. Al final accedió y le diju a Cañamón que poía llevarli la merienda a su pairi.
Cañamón enganchó el morral con los alimentus encantao y salió trancandu la puerta de la casa ruidosamenti, mientras silbaba una melodía aprendía del su agüelo. 
Cuandu iba tarareandu la canción por el campu, justu cuandu cruzaba por el prau del tío Catalinu, el buey de los Chamuscaos lo engulló a la vez que pastaba la hierba fresca regá con el rocíu del alba.




Por la tardi la Nastasia jue al encuentru del su mariu y del su dagal; cuál jue la su sorpresa cuandu le preguntó al Tanasio por Cañamón y ésti le respondió que no sabía ná, que entovía estaba esperandu que el Cañamón o ella le trajesin las viandas, ya que estaba muertu de jambri.
La Nastasia casi se marea de la noticia, los sus devaneus se habían cumplíu, el su dagal se había perdiu.
Al mismo tiempu unu de los Chamuscos dio el avisu en el puebru que una una jauría de lobus le habían matau el su buey. Los vecinus se dividieron en dos grupus, unu se dirigió a buscar a Cañamón y el otru partió para darli caza a los lobus.


¡¡¡Cañamón!!!!, ¡¡¡Cañamón!!!- gritaban los vecinus del puebru por todos los vallis. Pero Cañamón seguía sin dar señalis de vida. De repenti en la lejanía se escucharun varios disparus, los otrus vecinus habían dao con los lobus y los habían abatiu.
Cuandu llegaron al puebru la desolación continuaba porque Cañamón seguía sin aparecer, su mairi lloraba desconsolada. Mientras tantu aquellus vecinus que habían matao a los lobus decidieron jacer unus tamboris con las tripas de las alimañas para así intentar localizar con el redobli de los mismus a Cañamón, por si se hubiesi queao dormiu en algún lugar del campu.
De nuevu emprendieron la búsqueda al sonido de los tamboris por vallis, praus y vereas:

¡¡¡Porroponpon, Porroponpon!!!
¡¡¡Porroponpon!!!

¡¡Aquí está Cañamón!!!




Una frágil voz se escuchaba salir del interior del tambor cada vez que se le jacía sonar a ésti. Los vecinus se decidieron a abrirlu y allí se encontraba el diminuto Cañamón que se había salvao milagrosamenti de haber siu alimentu de los güeyis y de los lobus.



Referencia: esta cuento escrito en una lengua popular desgraciadamente ya desaparecida, El Alto-Extremeño/Leonés de Sierra de Gata, era con el que nos entretenía en nuestra infancia a mis hermanos y a mí nuestro padre.  





viernes, 13 de septiembre de 2019

LA CUESTIÓN EXTREMEÑA; Bloque Extremeñista Revolucionario, sección Perales del Puerto


Este verano un antiguo miembro del Bloque Extremeñista Revolucionario (B.E.R.) de Perales del Puerto me proporcionó una copia de este manifiesto del Bloque publicado en 1985. Es un documento histórico, de gran valor; ya que en él se denunciaba la situación de marginalidad y de colonialismo económico y cultural a la que estaba sometida la Extremadura de esa época por parte del resto del Estado Español.
Lamentablemente, y después de haber leído detenidamente dicho manifiesto, uno puede comprobar que la situación lejos de mejorar ha ido a peor. 
Este documento hoy en día permanece completamente en vigor y tan sólo habría que actualizar algunos de los datos económicos que en aquella época se incluyeron para confirmar que desgraciadamente la situación de Extremadura ha empeorado y que lo que pronosticaba este partido se ha cumplido radicalmente. 























domingo, 8 de septiembre de 2019

ESTELA DE GUERRERO DE SAN MARTÍN DE TREVEJO

En el año 1982 Miguel G. de Figuerola, Mercedes Tejedor,  Pedro Salvado e Iñigo Bacas sacaron a la luz una estela de guerrero del tipo II, de las denominadas del suroeste peninsular, en la finca de San Martín de Trevejo conocida por el nombre de "Los Herraderos".  
La estela es de granito y en ella aparecen representados un escudo con escotadura, una lanza, una espada y lo que parece ser un espejo. Existe otro elemento que es imposible de definir ya que cuando se halló la estela fue borrado por la maquinaria agrícola que la extrajo.
Este tipo de estelas son características típicamente de Extremadura y de algunas zonas de Portugal y se suelen clasificar en plena Edad del Bronce Final.
Actualmente se encuentra expuesta en una de las calles aledañas a la plaza mayor de San Martín de Trevejo, en una vitrina de cristal adosada al muro de una vivienda. Dicha estela ha sido cambiada varias veces de situación y su conservación ha dejado algunas veces bastante que desear.