En las últimas décadas ha surgido una intensa polémica sobre la lengua que se habla desde hace siglos en los tres pueblos situados al otro lado de Jálama más próximos a la frontera portuguesa. Para unos es una lengua arcaica con fuerte influencia portuguesa e injertos de la lengua leonesa y el castellano antiguo; para otros es una lengua evolucionada de un primitivo gallego que trajeron a estas tierras emigrantes venidos del antiguo reino galaico y que repoblaron este valle con la consolidación de la Reconquista cristiana.
Yo tengo amigos y conocidos en ambos bandos; por un lado se encuentran José Luis Martín Galindo y Antonio Corrdera y por el otro Xoxé Henrique Costas y Domingo Frades. Por más que he intentado hacer un esfuerzo para entender las razones de unos y otros sigo sin aclararme, y me temo que como a mí les está pasando a la mayor parte de los que estudiamos la Comarca, por no hablar de aquellos vecinos alejados de estas lidias.
La última polémica ha surgido entorno a una denominación que se está intentado imponer desde determinados sectores para buscar un nombre común al mañego, al lagarteiro y al valverdeiro y que han decidido que sea XALIMEGU.
En el mes de septiembre mi amigo Gustavo me llevó a cenar a Casa Laura en Valverde del Fresno. Este local había ganado de nuevo el premio a la tapa de Sierra de Gata y tuvieron la gentileza de abrir sus puertas en exclusiva para nosotros; ya que al día siguiente se iban de vacaciones. Mientras cenábamos el dueño departió con nosotros y nos enseñó la primera carta de restaurante escrita en valverdeiru, pero además nos obsequió con un tarro de mermelada de moras casera elaborada por ellos. Me fijé en la etiqueta y al leerla me surgió la duda sobre el nombre de la marca que habían adoptado; al pedirle que me aclarase si ese nombre de la marca se refería a la última tendencia para denominar a la lengua de esos tres pueblos de Sierra de Gata, el gerente de Casa Laura me aclaró que XALIMEGU era un acrónimo inventado por ellos que significaba Xálima, mermelada, groumet. Me quedé sin palabras sinceramente, el nivel de esperpento al que se está llegando sobre este tema parece no tener fin.
En todo este tiempo que llevo visitando Sierra de Gata he tenido una suerte y una desgracia. La fortuna fue cuando en una excursión que realicé cuando tenía dieciséis años, junto a unos amigos al pueblo de San Martín de Trevejo para visitar a unos liges que nos habíamos echado, pude escuchar por primera hablar en Mañego; una lengua que me maravilló por su dulzura y su templanza, muy alejada de la sonoridad altanera de la lengua del pueblo de mis antepasados.
La desgracia la he vivido en los últimos años cuando he contemplado impotente como desparecía la lengua leonesa en Acebo y en otros municipios serranos de los alrededores; la emigración, la influencia de los medios de comunicación castellanos, la aculturación, la influencia de una escuela castellanohablante, el desprecio de esa lengua por la clase social adinerada y por la intelligentsia local, así como unas vías de comunicación que han abierto la Comarca al mundo es lo que ha acabado con esta lengua centenaria en tierras extremeñas.
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