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sábado, 30 de marzo de 2019

LUIS CARLOS GARCÍA DE FIGUEROLA, la geología española desde una visión mañega

Hace unos años cuando me propuse celebrar el primer congreso de investigadores y escritores de Sierra de Gata se volvió en mí una auténtica obsesión contar con la presencia del más importante de los historiadores y arqueólogos con el que contamos en nuestra Comarca, Miguel García-Figuerola Paniagua. Sin embargo y a pesar de todos mis intentos me fue imposible contactar con él. Es una pequeña espina que tengo clavada el no haber podido conocer y hablar con tan ilustre personaje serragatino, cuyos libros tienen un lugar preferente en mi biblioteca de Sierra de Gata. 
Pero quiso el destino, y alguien anónimo, que llegasen a mis manos un conjunto de publicaciones bastante antiguas que me descubrieron que en la familia García-Figuerola había otro miembro de especial relevancia, Dº Luis Carlos García de Figuerola. Mi ignorancia se puso una vez más de manifiesto en buena parte por la falta de divulgación que nuestras administraciones públicas hacen de los trabajos y de los personajes de nuestra Tierra, que en numerosas ocasiones son condenados al ostracismo más ignominioso.


Dº Luis Carlos García de Figuerola

Luis Carlos García de Figuerola nace en San Martín de Trevejo (Cáceres) en el año 1922. Cursa sus estudios superiores en la Universidad Complutense de Madrid, donde se licencia en Ciencias Naturales en 1951. Desarrolla su actividad docente en la Universidad Complutense de Madrid como profesor adjunto de Petrología, posteriormente se une al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, trabaja como colaborador en la Junta de Energía Nuclear y como Catedrático de Petrología en las Universidades de Oviedo y Salamanca. L.C. García de Figuerola cuenta con un extenso currículum donde destaca el gran número de tesis dirigidas dentro del territorio extremeño así como proyectos de investigación. Entre ellos destacan: “Análisis y cálculos petroquímicos de los diques de la parte occidental de la provincia de Cáceres” (1973), de Venancio Urién Lozano. “Análisis y cálculos petroquímicos del gran dique básico de Plasencia-Alentejo” (11974) de Elena Villanueva Blanco. “Estudio petrológico del batolito de Cabeza de Araya (Cáceres)” (1971) de Guillermo Corretgé Castañón. “Contribución al conocimiento del complejo esquisto-grauwáquico en el sector occidental del Sistema Central Español (Las Hurdes y Sierra. de Gata)” (1982) de Mª Dolores Rodríguez Alonso. “Petrología y estructura del basamento en el área de Mérida (Extremadura)” (1987) de Juan Carlos Gonzalo Corral. Entre sus publicaciones se citan las referidas a Extremadura como son: “Nota sobre el volcán del Gasco (Las Hurdes, Cáceres)” (1953). “El dique diabásico del Norte de Extremadura” (1963), “Datos Petrológicos de la Srra. de Gata (Cáceres)” (1966), “Rasgos Geológicos de la región comprendida entre el Sinclinal de Cañaveral y la Srra. de San Pedro (Cáceres)” (1971), “El dique Alentejo-Plasencia y los haces de diques básicos de Extremadura Central: estudio comparativo” (1974).



Agradezco enormemente aquella donación de tan extraordinarias publicaciones de este excepcional geólogo serragatino; como otra que me hizo en su momento otra persona anónima de varios libros escritos por nuestro excepcional historiador Dº Gervasio Velo Nieto. Esas donaciones de todo tipo de material que muchas veces mis vecinos de Sierra de Gata me hacen llegar es un profundo reconocimiento a mi persona y la labor que llevo años realizando sobre la historia y tradiciones de nuestra Comarca. 
Simplemente Gracias a Todos.

domingo, 23 de diciembre de 2018

DOMINGO FRADES GASPAR, un falante mañego

Domingo Frades Gaspar es uno de esos personajes sin los que no se puede entender Sierra de Gata. Desde su posición de funcionario del Ministerio de Extensión Agraria ha trabajado intensamente por dar a conocer nuestra Comarca y por sacar a la luz la lengua hablada en las localidades del Val de Xálima. Su periplo lingüístico por el mañego, el lagarteiru y el valverdeiru le ha llevado a ostentar un puesto en la Real Academia de la Lengua Gallega desde 2004. 



sábado, 5 de marzo de 2016

DIEGO DE SANTIAGO, EL ALQUIMISTA MAÑEGO




Diego de Santiago nació a mediados del siglo XVI en San Martín de Trevejo. Con el tiempo se convirtió en una figura destacada del paracelsismo en España.
                Trabajó en San Martín de Trevejo, Zamora, el Escorial y Sevilla; ciudad esta última donde desarrolló la mayor parte de sus obras.
                Escribió un folleto sobre consejos prácticos para combatir la peste, Preservativos contra la Peste, publicado en Sevilla en 1599; sin embargo su obra cumbre fue: Arte Separatoria, publicada en Sevilla en 1598. El título completo de la obra era: Arte Separatoria y modo de apartar todos los licores que se sacan por vía de Destilación: para que las medicinas obren con mayor virtud y presteza. En la Obra se autocalifica como destilador de su Majestad.
                En el laboratorio del Escorial destacó junto con el destilador Ricardo Stanhurst. Puesto científico que detentaban ambos en la Casa Real de Felipe II.
                Su obra está plenamente influida por Paracelso y ataca de forma continuada los argumentos de la autoridad científica y los métodos de investigación empleados hasta la fecha. Diego de Santiago escribe en un lenguaje vulgar, no en latín como mandaban los cánones científicos de la época. Además es un experimentalista y es uno de los primeros científicos modernos que surgen en España. Con el tiempo se convirtió en una figura clave en la intersección entre el paracelsismo y la alquimia. Su libro Arte Separatoria es el libro más destacado en materia química del siglo XVI.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

XALIMEGU



En las últimas décadas ha surgido una intensa polémica sobre la lengua que se habla desde hace siglos en los tres pueblos situados al otro lado de Jálama más próximos a la frontera portuguesa. Para unos es una lengua arcaica con fuerte influencia portuguesa e injertos de la lengua leonesa y el castellano antiguo; para otros es una lengua evolucionada de un primitivo gallego que trajeron a estas tierras emigrantes venidos del antiguo reino galaico y que repoblaron este valle con la consolidación de la Reconquista cristiana.
Yo tengo amigos y conocidos en ambos bandos; por un lado se encuentran José Luis Martín Galindo  y Antonio Corrdera y por el otro Xoxé Henrique Costas y Domingo Frades. Por más que he intentado hacer un esfuerzo para entender las razones de unos y otros sigo sin aclararme, y me temo que como a mí les está pasando a la mayor parte de los que estudiamos la Comarca, por no hablar de aquellos vecinos alejados de estas lidias.
La última polémica ha surgido entorno a una denominación que se está intentado imponer desde determinados sectores para buscar un nombre común al mañego, al lagarteiro y al valverdeiro y que han decidido que sea XALIMEGU. 
En el mes de septiembre mi amigo Gustavo me llevó a cenar a Casa Laura en Valverde del Fresno. Este local había ganado de nuevo el premio a la tapa de Sierra de Gata y tuvieron la gentileza de abrir sus puertas en exclusiva para nosotros; ya que al día siguiente se iban de vacaciones. Mientras cenábamos el dueño departió con nosotros y nos enseñó la primera carta de restaurante escrita en valverdeiru, pero además nos obsequió con un tarro de mermelada de moras casera elaborada por ellos. Me fijé en la etiqueta y al leerla me surgió la duda sobre el nombre de la marca que habían adoptado; al pedirle que me aclarase si ese nombre de la marca se refería a la última tendencia para denominar a la lengua de esos tres pueblos de Sierra de Gata, el gerente de Casa Laura me aclaró que XALIMEGU era un acrónimo inventado por ellos que significaba Xálima, mermelada, groumet. Me quedé sin palabras sinceramente, el nivel de esperpento al que se está llegando sobre este tema parece no tener fin. 
En todo este tiempo que llevo visitando Sierra de Gata he tenido una suerte y una desgracia. La fortuna fue cuando en una excursión que realicé cuando tenía dieciséis años, junto a unos amigos al pueblo de San Martín de Trevejo para visitar a unos liges que nos habíamos echado, pude escuchar por primera hablar en Mañego; una lengua que me maravilló por su dulzura y su templanza, muy alejada de la sonoridad altanera de la lengua del pueblo de mis antepasados.
La desgracia la he vivido en los últimos años cuando he contemplado impotente como desparecía la lengua leonesa en Acebo y en otros municipios serranos de los alrededores; la emigración, la influencia de los medios de comunicación castellanos, la aculturación, la influencia de una escuela castellanohablante, el desprecio de esa lengua por la clase social adinerada y por la intelligentsia local, así como unas vías de comunicación que han abierto la Comarca al mundo es lo que ha acabado con esta lengua centenaria en tierras extremeñas.